ANTONIO CASTILLO *
La minería peruana es un claro ejemplo de que las políticas sectoriales son efectivas y tienen resultados concretos. En efecto, la minería genera el 10% del PBI, más del 60% de las exportaciones totales y cerca del 19% de los tributos. Asimismo, la producción peruana de minerales se coloca en línea a través de su gran potencial en el mediano y largo plazo.
Sin embargo, junto con este crecimiento, se requiere orientar las nuevas políticas sectoriales para que ayuden a convertir a la minería en una “industria minera”, a través de una mirada integradora, trabajando de la mano con otros sectores productivos.
En Rumbo a Perumin, planteamos al gobierno la necesidad de conformar una Mesa Ejecutiva de Proveedores a la Minería entre las compañías del sector minero, los proveedores y las instituciones del Estado, lo que permitirá diseñar políticas y acciones de fomento para el sector, lideradas por la industria minera.
Esta propuesta ha sido aceptada por el ministro de Economía, Pedro Francke, quien ha resaltado que una mesa de diálogo entre el MEF, la SNI, la SNMPE y otros actores específicos en la cadena, ayudaría a ver qué se necesita para ayudar a que la minería tenga un mayor efecto multiplicador en la economía.
Identificar oportunidades para la manufactura y otros sectores es algo que realizan la gran mayoría de países desarrollados y en proceso de serlo para crear redes que ayuden a las empresas a crecer y generar empleos. Asimismo, estas redes generan círculos virtuosos y promueven la innovación.
Por otro lado, urge la consolidación de clústeres de desarrollo minero en el norte del país (Áncash, Cajamarca y La Libertad), el centro (Junín, Lima y Pasco) y el sur (Arequipa, Moquegua, Tacna y Madre de Dios), con el que se haga un trabajo específico de planeamiento de las proveedurías entre los diversos sectores de la industria nacional.
Asimismo, consideramos importante establecer núcleos ejecutores privados donde participen las mineras grandes y medianas, para diseñar un plan de compras e inversiones futuras, de tal forma que la industria minera pueda planificar con tiempo y presentar sus propuestas con la debida antelación.
Por parte de Cofide, se requiere que la entidad brinde fideicomisos para financiar el proceso de innovación tecnológica, el desarrollo de prototipos y la investigación de la industria nacional, así también para apoyar a la pequeña y mediana minería a través de la adquisición de maquinarias y bienes hechos en el Perú.
Los proveedores mineros también necesitan medidas que los apoyen en su internacionalización, y que se generen una línea de crédito para los compradores extranjeros, sistema que ha sido aplicado exitosamente en país como Brasil y México.
Se requiere también la amplificación a nivel nacional de los programas de capacitación técnica especializada, según lo demandado por el sector minero.
Si bien algunos sectores como metalmecánica y alimentos están superando los niveles de producción prepandemia, muchos otros como textil, confecciones y calzado presentan aún graves problemas para recuperarse. Por ello es vital generar mecanismos de integración que permitan elevar la competitividad de los sectores productivos y crear empleos formales, sobre todo a nivel de la micro y pequeña empresa.
Estamos seguros que una industria minera que trabaje codo a codo con proveedores nacionales puede ayudar de manera importante la reactivación económica de nuestro país.
* Gerente del Instituto de Estudios Económicos y Sociales de la Sociedad Nacional de Industrias