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OPINIÓN
Bonelli: Cristina avala a Guzmán y su postura dura con bonistas
MINING PRESS/ENERNEWS/Clarín
08/05/2020
Marcelo Bonelli
 

 

En Wall Street insisten en que el camino elegido por el ministro para renegociar la deuda sólo conduce al fracaso y puede llevar a una derrota a Alberto Fernández.

El ministro Martín Guzmán con la vicepresidenta Cristina Kirchner a su lado, durante el anuncio de la propuesta para renegociar la deuda.

Alberto Fernández escuchó los argumentos del ministro y fue categórico: “La fecha del viernes (por el 8 de mayo) se mantiene inalterable. Y no hay prórroga”. Martín Guzmán respiró aliviado. Ocurrió a comienzos de la semana, cuando Wall Street​ presionó fuerte para que Argentina prorrogue el vencimiento para negociar un nuevo plan de pago de la deuda externa.

La decisión endureció la negociación con Manhattan.

Los cuatro principales acreedores contragolpearon: dieron un portazo. Blackrock, Fidelity, Templenton y Ashmore comunicaron al banco asesor de Argentina, el Lazard Freres, que no iban a participar de ninguna nueva ronda de consulta. Acusaron al ministro Guzmán de actuar “de mala fe”. Avisaron que todos van a rechazar la propuesta de pago argentina y que será por lo tanto una derrota política para el país.

Los grandes bonistas intentan que este viernes sólo un puñado de acreedores acepte el plan de Argentina. El jueves a la noche insistían con que sólo avalarían ese programa como máximo un 35 % de los acreedores. Fue el martes, cuando el jefe del Palacio de Hacienda transmitió estas novedades al Presidente.

Guzmán replicó en la intimidad las acusaciones. Y acusó de “mala fe” a los acreedores. En sus manos tenía la contrapropuesta –la única hasta ahora– del Fondo Blackrock. Horas más tarde la difundió –y generó mucho ruido y malestar en Manhattan. “Esto es inadmisible. Quieren cobrar el 92 % de la deuda, cuando saben que es impagable”, exclamó. Y remató: “Sólo propone una inadmisible quita del 8 %”.

Guzmán siguió con sus confesiones. Le contó a Fernández que la propuesta fue elaborada por el staff ejecutivo de Blackrock, pero que no tuvo el aval de los dueños del mayor grupo inversor del mundo. El Presidente recibió sugerencias para postergar la fecha de este viernes. Hubo empresarios, banqueros y una propuesta que le acercaron dos ministros políticos de su Gabinete. Fernández lo evaluó con Guzmán y ambos rechazaron la idea.

“Presidente –dijo el ministro-, no hay motivos para estirar los plazos, ningún bonista hizo una propuesta superadora”.

La cuestión estuvo presente en la hermética reunión entre Cristina Kirchner y Fernández. La idea de una conducción bifronte le mete más ruido al ruido que hay en la economía.

La vicepresidenta alentó la dureza de la propuesta y la decisión de no estirar los plazos. Cristina dice que Guzmán es “propia tropa” y que comparte los obsoletos ideales del Instituto Patria. De ese centro político salieron versiones de que la vicepresidenta cuestionó al jefe del Banco Central. Voceros de Máximo Kirchner​ salieron a desmentirlo. Fernández dijo: “Todo falso. Absolutamente falso”.

Cristina también habló esta semana sobre su protegido Axel Kicillof​. Fue en otra reunión con intendentes: “Axel tiene que darse cuenta que es gobernador, no ministro de Economía”.

Al máximo nivel del Gobierno se esperan para este viernes horas complicadas. En la noche del jueves, el ministro Guzman informó que podría entrar una contrapropuesta de un grupo de bonistas. La hora, alrededor de las 16, cerca del cierre pactado con la SEC de las 18 horas.

Guzmán elaboró un paper en el cual proyecta una adhesión entre el 40 al 50 %. Una visión optimista y lejos del cataclismo que preanuncian en Wall Street.

Alberto Fernández, durante una teleconferencia con bancarios este jueves en la Quinta de Olivos.

De todos modos, la estrategia de la Casa Rosada ya estaría definida. Según averiguó Clarín, el plan sería el siguiente:

+No habrá ninguna prórroga al vencimiento de este viernes.

+Aunque la oferta tenga baja aceptación (menos del 30 %), no se estirará el plazo.

+Pero se abriría en forma inmediata una negociación con los fondos que rechazaron la oferta.

+Se buscaría un acuerdo y todo se enmarcaría en la llamada clausula RUFO.

Este artilugio legal –Rights Upon Future Offers– lo introdujo Roberto Lavagna en el canje del 2005. Permite lo siguiente: pagarles a todos los bonistas, las mejores condiciones pactadas y negociadas con bonistas después del cierre del canje. En otras palabras: de hecho, la Casa Rosada piensa en seguir negociando, hasta el 21 de mayo.

El jueves a la noche, en la Quinta de Olivos estaban entusiasmados por un informe de la Caja de Valores. Los tenedores locales habrían adherido en forma mayoritaria: más del 60 %.

Pero en Manhattan insisten en que el camino elegido por el ministro solo conduce al fracaso. Afirman que Guzmán está cometiendo errores “de amateurs” y puede llevar a una dura derrota política al Presidente.

En un paper que circula en Wall Street se dice que Guzmán es muy teórico y que no sabe cómo funcionan los bonistas.

El vocero de Blackrock difundió una teoría corrosiva: que Guzmán no cuenta toda la verdad y engaña al Presidente.

Ese trabajo que circula en Nueva York precisa que no inmutó a ningún banquero el apoyo de los intelectuales que lideró Joseph Stiglitz. Tampoco el aval que el Gobierno le pidió a la CGT, la UIA y AEA. Que fue una movida para consumo interno.

Este viernes a la noche  -o a más tardar el sábado– Alberto Fernández flexibilizará la cuarentena. La prioridad: áreas productivas y el comercio. También habrá permiso para salidas recreativas.

La apertura en el máximo nivel del Gobierno obedeció a un alarmante informe de Guzmán sobre la situación económica. Fue hace una semana, en la Quinta de Olivos. Solo lo escucharon el Presidente y Santiago Cafiero, Ginés González García y Wado de Pedro. El ministro tuvo dos argumentos concretos para que el Gobierno modifique la actitud conservadora.

Ese trabajo primero advierte sobre el impacto durísimo que la extensión de la cuarentena tendrá en el nivel de desempleo y de pobreza. Pero después transmite que se están agotando los instrumentos de salvataje fiscal que tiene el Estado. También afirma que la emisión monetaria no podrá ser eterna. En ese informe se decía: “La emisión eterna generará consecuencias gravísimas”. Por eso, en las últimas jornadas hubo –otra vez– un fuerte enfrentamiento entre Guzmán y el Banco Central.

El ministro utilizó como ariete a su jefe de asesores para culpar a Miguel Pesce de la suba del dólar. Gonzalo Guilardes –de él se trata- transmitió en círculos de poder que la política monetaria del BCRA era errática y generaba caída de plazos fijos y fuga al dólar. Guilardes –con visión ortodoxa– estuvo diciendo que el aumento indiscriminado de la liquidez hizo bajar las tasas y facilitó que el dinero se fuera al billete verde.

Pesce no se queda atrás: en el directorio del BCRA dice sin tapujos que la turbulencia cambiaria se debe a otra cosa: la mala negociación que hace Guzmán de la deuda externa.


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