Luego de un relevante esfuerzo que se prolongó durante un trienio, los conocimientos científicos y tecnológicos del equipo de 60 investigadores del Instituto Balseiro y del Centro Atómico de San Carlos de Bariloche, conducido por el físico Fabián Bonetto, han alcanzado un logro significativo: un nuevo procedimiento para enriquecer el uranio.

En 1983 se había alcanzado el mismo objetivo mediante difusión gaseosa; ahora, a través de la mediación del láser.

La nueva metodología posee ventajas indudables. Asegura, por una parte, un consumo menor de energía en el proceso de la producción y, a esa economía, se suma la eficacia que ofrece su empleo en las centrales de electricidad. Corresponde agregar que también favorece la producción de radioisótopos, de múltiples aplicaciones en el campo de la medicina.

Con este avance de alto nivel por la jerarquía de conocimientos que supone y la capacidad organizativa que demuestra, el país revela, una vez más, la calidad de los profesionales con que cuenta en esta área, y la existencia de recursos y equipamientos aptos para acceder al selecto grupo de naciones que operan en el campo nuclear, que son menos de una decena en el mundo.

Debe destacarse, además, que el país ha sido signatario del Tratado de Tlatelolco, firmado en México en 1967 por 14 países latinoamericanos, que se comprometieron a no fabricar ni usar armas nucleares. De ahí que el proceso de enriquecimiento del uranio, eje del logro destacado, tiene el límite que fija el uso pacífico: 19,7 por ciento. Por otra parte, la Argentina mantiene con Brasil una Agenda de Contabilidad y Control del Material Nuclear, que se encarga del monitoreo bilateral del empleo del uranio. La nueva tecnología, con la cual sólo se ha realizado una prueba básica llamada de concepto, se ha de producir en Pilcaniyen, y el uranio enriquecido se utilizará en las centrales de Atucha I y II y de Embalse.

Una noticia más, también reveladora de los avances del país en el campo de aplicación de esta dimensión de la energía, es la que se relaciona con la empresa estatal Invap y su capacidad de producción de elevada calidad científica y tecnológica, concretada en la venta de una planta nuclear a los Estados Unidos, que incluye un reactor diseñado para producir radioisótopos de molibdeno 99, para uso medicinal. Es oportuno agregar que el Invap ya exportó reactores de investigación a Australia, Egipto y Argelia..