Por Maximiliano Montenegro.
Si fuera por las declaraciones de los economistas de los principales dirigentes del país no cabe duda de que, una vez más, estamos condenados al éxito. Para los líderes opositores el sólo cambio de clima tras la salida del kirchnerismo del poder desatará una lluvia de dólares (inversores directas y financiamiento) sobre el país que suavizará los retoques (la palabra ajuste fue erradicada del diccionario político) necesarios para normalizar la economía: reducción de la inflación, eliminación del cepo, corrección del atraso cambiario, recorte de subsidios económicos y descongelamiento tarifario, freno a la emisión monetaria de pesos devaluados, etc, etc.
Para el Gobierno el futuro virtuoso del que hablan los candidatos a suceder a Cristina ya llegó en el presente: salarios con aumentos del 30%, inflación del 24% como dicen Kicillof y el Indec; sindicatos un poquito quejosos, pero boom del consumo, anuncios de fuertes inversiones, dólar estable para el modelo productivo de matriz diversificada y problemitas energéticos como consecuencia de tanto crecimiento ininterrumpido, entre otras delicias del discurso oficial.
Hablemos en serio. Se abren tres interrogantes clave para la economía 2015:
1¿Cuál será el motor del crecimiento para salir de la recesión?
Las exportaciones caerán este año 12% y no serán motor de nada. El derrumbe en 2015 será igual o mayor. Por el impacto pleno la baja del precio de la soja, la menor demanda de Brasil en especial de autos y por el golpe que el atraso cambiario asesta a la competividad de casi todas las manufacturas industriales y a las economías regionales.
La inversión se achicó 6% este año y difícilmente despegue el año próximo. Con cepo al dólar, cualquier escenario de boom de inversiones (en el sector petrolero, agropecuario, industrial o inmobiliario) es una fantasía. Y no hay chance de levantar el cepo con dólar barato sin una entrada masiva de dólares, que disuada una corrida para comprar dólares en liquidación a $ 8,50 o incluso un dólar más alto entre el actual oficial y el paralelo.
Sólo el consumo, que este año retrocedió 2%, podría arrastrar a la economía en 2015. Para ello los salarios y jubilaciones tendrían que ganarle a la inflación, y no al revés como ocurrió este año, provocando un ajuste hasta del consumo de alimentos. Esta será, sin duda, la apuesta del Gobierno para tratar de reanimar el nivel de actividad. Pero dado el recorte real de salarios y jubilaciones este año la recomposición de ingresos deberían ser rápida y sustancial para escapar al serrucho de la inflación sobre el poder adquisitivo.
El serrucho inflacionario implica que, ante cada aumento por caso de las jubilaciones dos veces al año el poder de compra restablecido por la mejora de haberes empiece inmediatamente a caer hasta llegar a un mínimo, el mes previo al nuevo aumento. El problema es que en 2014 aún con la mejora de marzo el poder adquisitivo de las jubilaciones quedó 8% debajo de septiembre de 2013, siguió descendiendo hasta ser un 18% menor en agosto, y tampoco logró salir a flote con la suba de septiembre. En diciembre de 2014 la jubilación real cerró, de nuevo, 12% debajo de setiembre de 2013. La dinámica del serrucho sobre el poder de consumo de los salarios es similar.
2 ¿Podrá el Gobierno aguantar el dólar anclado y evitar otra devaluación?
La estrategia de clavar el dólar oficial muy por detrás de la inflación es el único rumbo cierto de la política oficial. La sensación de estabilidad que genera el atraso cambiario es, a su vez, necesaria para estimular el consumo en un contexto de alta inflación.
El éxito de esta jugada dependerá de tres factores. Primero, de que Brasil no devalúe de manera brusca el real. Segundo, de que el atraso cambiario (Argentina cara al dólar oficial) no genere pérdidas relevantes de puestos de trabajo en la industria y en las economías regionales. Pero fundamentalmente dependerá de los dólares que se consigan, sean de China o de los mercados de capitales, se cierre o no trato con los Buitres. En el esquema de dólar atrasado, el endeudamiento en dólares con Beijing o con el mundo es clave, como en los aborrecidos años noventa, para evitar la sangría de reservas y sostener así el modelo. Sobre todo desde que el modelo corre riesgos de perder su piedra basal, el superávit comercial, única fuente de dólares genuinos durante más de una década. En 2014, con recesión y trabas en la Aduana, las exportaciones superaron a las importaciones en sólo u$s 7000 millones, el menor superávit desde 2003. Con fuerte caída de exportaciones y reactivación del consumo, ese saldo podría ser nulo en 2015.
3 ¿Cuál será la herencia económica que dejará Cristina al próximo Gobierno?
Esquema dólar barato, alta inflación, estímulo al consumo con bajas tasas de interés, déficit fiscal, eliminar el cepo al dólar sería un suicidio.