IAPG ENCABEZADOPAN AMERICAN ENERGY (CABECERA
CINTER ENCABEZADOTGN
SACDE ENCABEZADOSECCO ENCABEZADO
KNIGHT PIÉSOLD ENCABEZADO
SERVICIOS VIALES SANTA FE ENCABEZADO MININGTGS ENCABEZADO
WEGRUCAPANEL
Induser ENCABEZADOSAXUM ENGINEERED SOLUTIONS ENCABEZADO
GSB CABECERA ROTATIVOFERMA ENCABEZADO
METROGAS monoxidoMilicic ENCABEZADO
INFA ENCABEZADOPIPE GROUP ENCABEZAD
cgc encabezadoGenneia ENCABEZADO
EMERGENCIAS ENCABEZDOPWC ENCABEZADO ENER
WIRING ENCABEZADOWICHI TOLEDO ENCABEZADO
METSO CABECERACRISTIAN COACH ENCABEZADO
BERTOTTO ENCABEZADOOMBU CONFECATJOFRE
Argentina lithium energyALEPH ENERGY ENCABEZADONATURGY (GAS NATURAL FENOSA) encabezado
DEBATE
Stiglitz: Crisis del Ébola y desigualdad. Krugman: Políticas económicas de Argentina y Fondos Buitre
17/11/2014

Ébola y desigualdad

El Espectador

(Por Joseph E. Stiglitz*) No sólo las cosas buenas —por ejemplo los principios de justicia social e igualdad de género— cruzan las fronteras con más facilidad que nunca antes; también lo hacen las influencias malignas, como los problemas ambientales y las enfermedades.

Esta crisis también nos recuerda la importancia que tienen el Gobierno y la sociedad civil. No nos dirigimos al sector privado para controlar la propagación de una enfermedad como el ébola. En cambio, sí nos dirigimos a las instituciones —por ejemplo hacia los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos sin Fronteras, el notable grupo de médicos y enfermeras que arriesgan sus vidas para salvar las de otros en los países pobres de todo el mundo.

Incluso los fanáticos derechistas que quieren desmantelar las instituciones gubernamentales recurren a ellas cuando se enfrentan a una crisis como la causada por el ébola. Puede que los gobiernos no hagan un trabajo perfecto en el abordaje de este tipo de crisis, pero una de las razones por las que no funcionaron como esperaríamos es que no hemos proporcionado los fondos suficientes a los organismos competentes a nivel nacional y mundial.

El episodio del ébola entraña aún más lecciones. Una de las razones por las que la enfermedad se extendió tan rápidamente en Liberia y Sierra Leona es que ambos son países asolados por la guerra, donde una gran proporción de la población está desnutrida y el sistema de atención de la salud se ha visto devastado.

Por otra parte, en lo que se refiere al desarrollo de vacunas, el ámbito en el cual el sector privado sí desempeña un papel esencial, dicho sector tiene pocos incentivos para dedicar recursos a las enfermedades que afligen a los pobres del mundo o a los países pobres. Sólo cuando los países avanzados se ven amenazados existe un impulso suficiente para invertir en vacunas para hacer frente a enfermedades como el ébola.

Lo anterior no se expresa principalmente como una crítica al sector privado; al fin de cuentas, las empresas farmacéuticas no se dedican a la actividad empresarial empujadas por la bondad dentro de sus corazones, y no hay dinero que ganar en la prevención y curación de las enfermedades de los pobres. En cambio, lo que la crisis del ébola cuestiona es nuestra dependencia del sector privado para que haga las cosas que los gobiernos llevan a cabo mejor. De hecho, parece ser que con más financiación pública, una vacuna contra el ébola podría haberse desarrollado hace años.

Los fracasos de Estados Unidos en este sentido han llamado especialmente la atención —tanto es así que algunos países africanos están tratando a los visitantes de EE.UU. con precauciones especiales. Pero eso sólo es el eco de un problema más fundamental: el sistema de salud de Estados Unidos, que en su gran mayoría es privado, está fracasando.

Es cierto que, en el extremo superior, EE.UU. es el hogar de algunos de los hospitales, universidades de investigación y centros médicos avanzados líderes a nivel mundial. Pero, a pesar de que gasta más per cápita y como porcentaje de su PIB en asistencia médica en comparación con cualquier otro país, sus resultados de salud son realmente decepcionantes.

Al nacer, la esperanza de vida masculina en EE.UU. es la peor entre los 17 países que tienen los ingresos más altos —casi cuatro años más corta que la de Suiza, Australia y Japón. Y dentro de dicho grupo EE.UU. ocupa el segundo peor puesto en cuanto a expectativa de vida para las mujeres, más de cinco años por debajo de la esperanza de vida en Japón.

Otros indicadores de salud son igualmente decepcionantes, ya que se tienen datos que indican que los resultados de salud de los estadounidenses son más deficientes a lo largo de sus vidas. Y, por lo menos durante tres décadas, las cosas han ido empeorando.

Muchos factores contribuyen al rezago de la salud en Estados Unidos, y son factores que brindan también lecciones relevantes para otros países. Para empezar, el acceso a la atención médica sí es importante. Al ser EE.UU. uno de los pocos países avanzados que no reconocen que el acceso a la atención médica es un derecho humano básico, y como es un país que, en comparación con otros, depende más del sector privado, el que muchos estadounidenses no obtengan los medicamentos que necesitan no causa sorpresa. A pesar de que la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (Obamacare) ha mejorado las cosas, la cobertura del seguro de salud sigue siendo débil, y casi la mitad de los 50 estados de Estados Unidos se niegan a ampliar Medicaid, el programa de financiación de la atención de salud para los pobres de EE.UU.

Además, EE.UU. tiene una de las tasas más altas de pobreza infantil entre los países avanzados (especialmente antes de que las políticas de austeridad aumenten dramáticamente la pobreza en varios países europeos), y la falta de nutrición y atención de salud durante la infancia conlleva efectos de por vida. Paralelamente, las leyes sobre armas de fuego contribuyen a que EE.UU. tenga la mayor incidencia de muertes violentas entre los países avanzados, y la dependencia en el transporte vía automóviles de este país sustenta una alta tasa de muertes en las carreteras.

Asimismo, la descomunal desigualdad en EE.UU. es un factor crítico que contribuye a su rezago en el ámbito de la salud, especialmente en combinación con los factores mencionados anteriormente. Al haber más pobreza en general, más pobreza infantil en particular, más personas que no tienen acceso a servicios de salud, vivienda digna y educación, y más personas en situación de inseguridad alimentaria (quienes a menudo consumen alimentos baratos que favorecen la obesidad), no es de extrañar que los resultados de salud de Estados Unidos sean malos.

Sin embargo, para las personas que tienen mayores ingresos y una mayor cobertura, de seguro los resultados de salud son también peores en EE.UU. en comparación con los obtenidos en otros lugares. Tal vez esto también se relacione con el hecho de que en EE.UU. existe una mayor desigualdad en comparación con otros países avanzados. La salud, sabemos, está relacionada con el estrés. Aquellos que luchan por subir la escalera del éxito saben las consecuencias del fracaso. En EE.UU., los peldaños de la escalera están más separados en comparación con otros lugares, y la distancia desde la parte superior a la parte inferior es mayor. Eso significa más ansiedad, lo que a su vez se traduce en una salud más deficiente.

La buena salud es una bendición. Pero la forma como los países estructuran sus sistemas de atención de salud —y sus sociedades— marca una gran diferencia en términos de resultados. EE.UU. y el mundo pagan un alto precio por su excesiva dependencia de las fuerzas del mercado y por brindar atención insuficiente a valores más amplios, como por ejemplo a la igualdad y la justicia social.

* Premio Nobel de Economía, 2001.

Krugman pidió que la Argentina pase de "políticas heterodoxas a políticas a la antigua"

Ámbito

El Premio Nobel de Economía Paul Krugman consideró que la Argentina se mantuvo "durante mucho tiempo con políticas heterodoxas y a veces se necesita pasar a políticas que calificaríamos como a la antigua, de una manera más realista, para poder superar los problemas que está enfrentando".

A su vez, sostuvo que el litigio que el país sostiene con los fondos buitre es "algo descabellado" e "increíble" y, por otra parte, advirtió que "la política fiscal y monetaria esta fuera de control y se debe actuar inmediatamente sobre ese problema".

Pese a las críticas, Krugman elogió la política económica implementada desde 2003 y destacó que "la reducción de la inequidad social como lo ha hecho Argentina, ha sido muy positivo".

"Es algo descabellado, increíble, es una locura y está lejos de lo que debe ser una justicia comercial", sostuvo al realizar una exposición llevada a cabo en La Rural.

En ese sentido, destacó que el conflicto "generó un déficit demasiado grande", al tiempo que remarcó que "no ayuda a la situación económica ni a hacer los ajustes que son necesarios".

El economista disertó en el segundo Congreso Internacional de Responsabilidad Social sobre la necesidad de la política económica internacional de combinar las acciones de reducción de la inequidad social con las de desarrollo económico.

Antes de su disertación, Krugman recibió del rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri, el titulo de doctor Honoris Causa, que le otorgó esa casa de altos estudios.

En su exposición, el Premio Nobel dijo que "aún si la Argentina no tuviera el problema de los fondos buitres su actual déficit es demasiado grande y su política monetaria y fiscal debería estar bajo control".



Opinó que el litigio con los buitre "no ayuda a la situación económica, porque dificulta el acceso al mercado de capitales e impide hacer los ajustes que se necesitan".

Krugman criticó el nivel de inflación "porque está muy subestimada y allí tenemos un problema real, porque además la política fiscal y monetaria esta fuera de control y se debe actuar inmediatamente sobre ese problema".

El economista elogió la política económica aplicada desde el 2003, al señalar que fue "muy buena, porque trajo crecimiento y una disminución importante de la inequidad social".

Pero opinó que el país "debería volver a políticas convencionales de la economía seria".

Krugman elogió "las políticas sociales aplicadas que permitieron reducir la equidad, porque eso es muy bueno y han permitido un proceso de crecimiento sostenido".

"Cuanto menor es la desigualdad mayor será el crecimiento, y por eso la reducción de la inequidad social como lo ha hecho Argentina ha sido muy positivo para su economía de crecimiento".

Krugman critica "fondos buitres" y defiende políticas contra desigualdad

El Mundo (Venezuela)
El Premio Nobel de Economía Paul Krugman fustigó este viernes en Buenos Aires a los fondos especulativos que litigaron contra Argentina y defendió las políticas sociales que lograron reducir la desigualdad en América Latina.
 
En una charla magistral que cerró el Segundo Congreso Internacional de Responsabilidad Social en Argentina, el economista criticó la demanda de los fondos especulativos, al tiempo que cuestionó el crecimiento del déficit fiscal en el país sudamericano como causa de inflación.
 
"Es descabellado, es increíble, todo lo contrario a la justicia comercial", respondió al ser consultado sobre la situación generada por los fondos que litigaron contra Buenos Aires en la justicia de Nueva York.
 
Krugman, quien habló en inglés con traducción simultánea, afirmó que "la verdad es que Argentina tiene el problema del déficit, que es demasiado grande y sería demasiado grande incluso sin los fondos buitres. Argentina sería menos vulnerable si su política fiscal estuviera mejor controlada".
 
No obstante, agregó que "ellos (los fondos especulativos) compraron deuda a un precio mínimo y después hacen un juicio sin validez razonable, es una locura".
 
Un fallo del juez de Nueva York Thomas Griesa obliga a Argentina a pagar 1.330 millones de dólares a fondos especulativos que rechazaron el canje de deuda de 2005 y 2010, aceptado por el 93% de los acreedores en default desde 2001.
 
"Eso no debería pasar, pero no sé qué hacer al respecto", admitió el economista que recibió en el mismo acto el título Doctor Honoris Causa otorgado por la estatal Universidad de Buenos Aires.
 
Al referirse a la situación argentina, Krugman dijo que "es bueno preocuparse por la justicia social, por la desigualdad, por el estado de los trabajadores, por el destino de los pobres. Pero debe hacerse de una manera muy realista".
 
 
"No significa que siempre debamos ser ortodoxos en la economía, pero a veces uno sí tiene que ser algo ortodoxo", afirmó el economista.
 
Destacó las políticas "no ortodoxas después de la catástrofe de 2001" en Argentina al sostener que "eso funcionó muy bien", pero advirtió que "el problema es que se mantuvo la heterodoxia durante demasiado tiempo".
 
Crecer con equidad
En su ponencia, Krugman negó que exista una contradicción entre el crecimiento de un país y la distribución de la riqueza.
 
"La experiencia muestra que reducir la inequidad es bueno para el crecimiento y no algo malo", dijo, y se refirió a un estudio del Fondo Monetario Internacional que concluye que "la mayor equidad es buena para el crecimiento" de un país.
 
El economista insistió en la necesidad de llevar a cabo políticas públicas que apunten a la distribución de la riqueza y criticó a su país, Estados Unidos, porque "hace muy poco para limitar la inequidad comparado con otros países avanzados".
 
Defendió las políticas sociales que "pueden tener un gran impacto y eso es alentador" y citó en ese sentido a los gobiernos de América Latina, que en la última década "ha logrado reducir la desigualdad, mientras que se incrementó en Estados Unidos y otros países desarrollados".
 
Krugman citó el ejemplo de México, que dijo conocer muy bien.
 
"Si uno viene de un país rico e igualitario, México no es ejemplo de equidad, pero si se lo compara con lo que era México hace 15 años, mejoró mucho", afirmó.
 
"No es sólo México, es algo que ha sucedido en gran parte de América Latina", agregó.

Vuelva a HOME


;