(Por Ernesto Cussianovich*)
Hoy en el país poco más del 60% de los argentinos asegura haber escuchado o leído algo sobre Vaca Muerta. Se trata de la formación de recursos no convencionales de la que muchos hablan y que hace apenas una semana se convirtió en el leitmotiv de la discusión sobre la nueva ley de hidrocarburos. En términos del nivel de conocimiento general de la población, 60% es un porcentaje muy significativo para un tema que en principio hasta hoy parecía poco seductor para el público. Pero que 2 de 3 ciudadanos reconozcan que le están prestando atención habla del grado de expectación que ha creado. Efectivamente, en un porcentaje que hay que leer con cuidado por su ampulosidad, hoy en día un 68% de los que aseguran haber oído algo sobre Vaca Muerta creen que “puede tener un impacto muy y bastante significativo en su vida concreta”.
Pero atención. Hay que tomar en cuenta que hoy por hoy todo lo que rodea a Vaca Muerta, si bien es real y posible, parece también exagerado o suena exagerado. Por ejemplo, su extensión de 30.000 Km² de superficie, comparable con la extensión de Bélgica, es real, pero ciertamente exagerada. También los 400 años de gas que dicen que ofrecerá son exagerados, como asimismo las inversiones que se necesitan, los futuros ingresos al fisco, la cantidad de gente y de agua que requerirá. Todo es grande y abultado. Por eso, puede decirse que hoy las expectativas de la gente pueden también aparecer como exageradas. No obstante, son las únicas que tienen hoy en su cabeza y las que, de alguna forma u otra, perciben, conocen o se imaginan en relación a este megaproyecto.
Lo cierto es que hoy el 70% de quienes han escuchado sobre Vaca Muerta se muestra de acuerdo con que se extraiga petróleo y gas. Ese alto porcentaje de aprobación asciende aún más a un 80% entre quienes aprueban la gestión de CFK y desciende solo a un 60% entre quienes la desaprueban. Literalmente, la expectativa que genera Vaca Muerta es para todos y todas. Para mayor sorpresa, un 50% de quienes oyeron sobre esta reserva dice que sabe lo que son los “recursos no convencionales” y, más sorprendente aún, un 86% afirma con firmeza que el yacimiento tendrá un impacto “muy” y “bastante” significativo para la economía del país.
Por otro lado, sabemos que los rankings son importantes para la gente y hoy el hecho que Vaca Muerta sea la segunda reserva de shale gas “más importante del mundo” (además de real y nuevamente, exagerado) es un dato que alimenta el ego nacionalista de la población pero también muchas dudas sobre “¿qué parte de todo esto me tocará?” En esa línea, lo que importa hoy es medir cuándo y cuánto de esa expectativa comenzará a traducirse en impaciencia y en que momento esa impaciencia se transformará en demanda. Es decir, cuando las protestas por los cortes de electricidad o por las largas colas en las estaciones de servicio comenzaran a asociarse con Vaca Muerta, o en qué momento la gente se dará cuenta, como lo hizo el genial Atahualpa Yupanqui, que una vez más “las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas”.
*Director Asociado. Energía, Recursos Naturales y Ambiente. Poliarquía Consultores