(Por Carlos Gonzales Ávila, CONSULTOR PETROLERO)
Perupetro S.A. es el responsable de los contratos petroleros por mandato de la Ley de Hidrocarburos, y tiene por principales funciones: la promoción, la negociación y la supervisión de los contratos. Se concibió como una organización plana, altamente especializada, que no debía tender a la burocratización. Su Ley de Organización y Funciones (26225) la dotó de autonomía económica y administrativa. Se estableció que las remuneraciones de su personal serían equivalentes a las de la industria petrolera internacional; que sus compras y contrataciones se regirían por su propio reglamento; y que estarían sujetas a control posterior y por resultados. Sin embargo, sin explicación alguna, mediante Ley N° 27013 (Presupuesto Público 1999) fue privada de esa relativa autonomía.
Atraer a los inversionistas e incentivar la exploración y explotación de hidrocarburos, en el Perú, depende esencialmente de Perupetro. En ese esfuerzo compite en forma desigual con entidades de otros países que pugnan por el mismo objetivo. Es en ese contexto que, después de muchos años de desatención, hoy por lo menos estamos notificados de que hay la voluntad de corregir la situación. El ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, ha anunciado el fortalecimiento de Perupetro.
Fortalecerla supone la modificación de su Ley de Organización y Funciones (26225) para restituirle por lo menos su autonomía inicial e implica también su exclusión del Fonafe, ya que no realiza inversiones ni obtiene utilidades. Solo fortalecida estará en condiciones de competir con otras agencias petroleras y en capacidad de captar profesionales de primer nivel en el mercado laboral petrolero.
Junto con el fortalecimiento institucional, es necesario modernizar el modelo de contrato que se viene aplicando, modificar la Ley Orgánica de Hidrocarburos y sus Reglamentos; y en especial revisar algunos conceptos que inciden en la economía de los contratos petroleros, como: i) el nivel de regalías y ii) el tratamiento del canon.
No se condice con nuestra precaria realidad petrolera fomentar el aumento de las regalías, antes que el incremento de reservas y de la producción de hidrocarburos. Es un axioma que “a menor costo de producción, más reservas de hidrocarburos”. Tampoco es aceptable la tesis de que el porcentaje de regalía debe ser mayor al del canon. Eso es desconocer o no querer ver la renta que obtiene el Estado en toda la cadena de valor de la producción petrolera hasta su consumo final.
En cuanto al canon, es urgente incluir en su distribución a los directamente “afectados” por las actividades petroleras. Muchos de ellos no ven con simpatía a las petroleras, porque no perciben nada de la renta que estas generan. Por ejemplo, ¿acaso no sería otra la relación con los pescadores, si el canon les llegase en forma de muelles, cámaras de refrigeración, terminales pesqueros, vías de acceso, entre otros?