En tiempos de la Colonia, uno de los más preciados recursos explotados por los conquistadores eran los minerales. El cerro de Potosí, en Perú, fue una pujante y poderosa ciudad durante la extracción de minerales. Pero las riquezas de la tierra, permanecían poco y nada en su lugar de origen; siendo el puerto su objetivo más próximo, su vía de escape colonialista.
La mecánica permitía un mínimo derrame en términos de riquezas, dejando pasar una oportunidad única de desarrollo de las localidades. Los sitios con recursos y los puertos se superpoblaban para que, en definitiva, los agentes externos se llevaran la mayor porción de la torta, y los conglomerados de gente se deterioraban rápidamente, porque, donde antes hubo riqueza, solo quedaba, literalmente un agujero.
Hoy, varios siglos después y con independencia administrativa de 200 años de por medio, la apuesta sigue siendo en lograr agregar valor a nuestros recursos naturales, proporcionando desarrollos regionales, empleo y distribución de la riqueza.
La buena noticia es que, si bien dejamos pasar algunas oportunidades, esta generosa tierra nos da nuevas. Sólo un ejemplo de ello son las enormes reservas de litio que existen en el país. Si lo explotamos indiscriminadamente sin desarrollar una industria que lo procese, las inversiones son en el exterior, ya que los bienes de capital para la explotación son extranjeros, y cuando el recurso se acaba, simplemente se van, dejando todo como estaba, o incluso peor.
Pensar el litio en forma estratégica es vital y no como una simple salida coyuntural por unos pocos pesos. Este recurso es utilizado en innumerables aplicaciones tecnológicas, pero la más importante es la de la fabricación de baterías. Hoy son innumerables los dispositivos móviles que requieren estos acumuladores de bajo peso, como son las baterías de Ion-Litio. Pero si pensamos en el desarrollo automotriz eléctrico en un futuro no muy lejano, este recurso será vital para la acumulación de energía. No es descabellado, entonces, pensar que en el futuro, quien tenga litio, será como tener hoy petróleo.
Las reservas mineras del país deben ser explotadas porque son una fuente de riqueza que no se puede desaprovechar.
El gran tema es cómo sacar ese provecho generando desarrollo industrial. Las inversiones, nacionales o internacionales son fundamentales, pero deben ser direccionadas sin perder el foco en el desarrollo a largo plazo, en la industrialización sostenible en el tiempo. No es descabellado pensar en que se pueda explotar y exportar la cantidad del recurso natural que se desee, siempre y cuando se industrialice en el país hasta el bien final otra cantidad similar a la exportada, con una tasa de aumento de la industrialización en el país.
Es una oportunidad para demostrar que algo hemos aprendido en estos 200 años de historia, donde lamentablemente perdimos y perdemos nuestras materias primas, en lugar de que generen valor y trabajo en otros lugares de nuestra Patria.
* Raúl Zylbersztein Secretario de la Confederación General Empresaria (CGERA)
