El plan de adecuación presentado por los accionistas del Grupo Clarín ante la AFSCA propone la división de sus activos alcanzados por la Ley de Medios en seis unidades de negocio distintas.
Se trata de una propuesta “blindada”, según afirmó el propio grupo cuando la difundió a través de un comunicado en el que informó que consiste en que “el actual Grupo Clarín Sociedad Anónima, que cotiza en las Bolsas de Buenos Aires y Londres, se escinda en dos sociedades diferentes (Unidades 1 y 2), que también cotizarán en ambas Bolsas. Los accionistas minoritarios de Grupo Clarín S.A. tendrán participación en ambas compañías, preservando así el mayor valor posible de sus tenencias accionarias. Los accionistas controlantes, en cambio, deberán modificarse para cumplir con el artículo 45 de la ley de medios. Las restantes Unidades (3, 4, 5 y 6) serán vendidas a terceros dentro del plazo del plan de adecuación".
Como no estaban bajo la órbita de la Ley de Medios, es previsible que los activos que tienen en la industria gráfica (el diario Clarín, las revistas que editan y su participación en CIMECO [1], empresa dueña de los diarios La Voz del Interior y Los Andes) queden en poder, sin cambios, de los actuales accionistas.
En la práctica esto significa que Clarín se dividirá en tres: la unidad 1 quedará bajo control de los accionistas Lucio Pagliaro y José Aranda, que en el actual Grupo Clarín son minoritarios. La unidad 2 tendrá como dueños mayoritarios a Ernestina Herrera de Noble y a Héctor Magnetto, y hasta que venda su tenencia para poder adquirir Telecom Argentina, al inversor mexicano David Martínez (quien ya tendría al comprador de sus acciones). La tercera pata del grupo, los medios gráficos, seguirán en poder de los cuatro accionistas, dos de los cuales serán los nuevos controlantes de Cablevisión y Fibertel; y dos que lo serán de los medios audiovisuales. Es decir, en su conjunto los actuales accionistas conservarían el 85 por ciento de la facturación y todo el poder de lobby y presión que siempre tuvieron. Giuseppe de Lampedusa le llamaría a esto "gatopadismo": que todo cambie para que nada cambie.
Así las cosas, y sin entrar en detalles técnicos sumamente complejos, lo que se ve es que el Grupo Clarín entregó este plan, que, insistimos, consideró a prueba de objeciones por parte de la AFSCA, con el fin de seguir ganando tiempo y no con la intención de adecuarse a la ley. Lo único de lo cual se desprende el conglomerado que lidera Magnetto es de activos marginales que apenas explican el 15 por ciento de la facturación total del Grupo. Después de cuatro años de litigios políticos y judiciales es bien poco. O casi nada.
El organismo de control tiene en estudio esta propuesta, según remarcó su presidente, Martín Sabbatella, quien no desconoce que un intento anterior de firmar una “pax americana” entre el Gobierno y Clarín, cuyo arquitecto fue el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, fue barrido de la mesa por la propia presidenta Cristina Kirchner.
Caída esa posibilidad, que tenía también como facilitador al mencionado Martínez, el consorcio que lidera Magnetto sacó su carta de la manga y, con la misma estrategia que utiliza a diario en sus medios, le advirtió al Ejecutivo que no hay posibilidad de que se la rechacen. Planteado así, una negativa sería evaluada como un gesto más de "cesarismo" de Cristina, agravado por el hecho de que dejará la Presidencia en apenas 18 meses.
Si el AFSCA considera que el nuevo entramado societario no divide jurídica y comercialmente al Grupo Clarín, que es un reordenamiento cosmético, y avanza en la división compulsiva, como establece la Ley de Medios, esto dará lugar a una nueva acción judicial de parte del consorcio multimediático, la que advertirá sobre el peligro de que se cometa una arbitrariedad jurídica. Si cuaja, con esta jugada tratarían de postergar la confiscación hasta el 2016, cuando asuma un nuevo gobierno, más tolerante a los intereses del grupo.
Al precio que están los activos hoy en Argentina, no es difícil que se encuentren compradores, tanto para las unidades 3, 4, 5 y 6 (básicamente licencias de TV por cable en lugares distantes y algunas licencias de TV por aire y radios AM). De hecho ya suena uno para Mendoza. Si hay una acción punitiva del Estado, el bajo precio de lo confiscado dispararía el contencioso judicial del Grupo contra el Estado nacional por una reparación económica.
Esta alternativa ni siquiera es considerada por Magnetto. Que la ley de Medios era un instrumento para doblegar a Clarín antes que para “liberar la palabra” lo demuestra el hecho de que Zannini se involucró en una negociación que incluso había llegado a buen puerto, aunque explotó cuando “la comandante mandó a parar”. Las apariciones mediáticas de Zannini en el último tiempo, lágrimas mediante, apelaban al pasado común revolucionario del que habría derivado el kirchnerismo mientras por "izquierda" negociaba con enviados de Clarín.
Sabbatella sabe bien qué es lo que quiere Cristina, pero ya no queda mucho margen. Clarín también se muestra convencido de que no quiere otro Néstor y ha comenzado a jugar, casi desembozadamente, a favor de Daniel Scioli y en contra de Sergio Massa. Lo que no sabemos, a esta altura, si es esto una buena noticia para el gobernador bonaerense.
Nota: esta semana se conoció la causa en la que la AFIP le reclama el pago de 42 millones de pesos por evasión impositiva.
* Director de gacetamercantil.com