Aunque el fracking revolucionó la tecnología aplicada a la industria energética, y convirtió a Estados Unidos en el primer productor mundial de gas y petróleo, los inversores no creen estar condenados al éxito. Saben que no hay mala suerte tras el ruinoso ciclo de bajos y volátiles precios domésticos que tritura la rentabilidad de sus actividades de exploración y producción. Sólo existe una antigua política oficial que todavía restringe, por razones de seguridad, las exportaciones sectoriales. Es una especie de cepo que los obliga a concentrar gran parte de sus ventas en el mercado interno, lo que corroe artificialmente la rentabilidad de casi todo el mercado energético.
Pero el anterior no es el único conflicto que revuelve la adrenalina inversora. Desde el 2008 las empresas deben cuerpear la guerra ambientalista contra el fracking. El campo de la militancia verde nunca dejó de afirmar que las nuevas técnicas de perforación exigen un gran despilfarro de agua, provocan episodios sísmicos de regular intensidad y son propensas a generar gases y polvos tóxicos que parecen afectar seriamente la salud de las poblaciones vecinas a las áreas de exploración (como el reciente episodio de Eagle Ford). Sin embargo, los Blogs de ese campo (como Inside Climate News) y especialistas académicos como John Adgate de la Universidad de Colorado, exhiben prudencia. Reconocen que todas las partes en disputa eluden el debate científico.
Por eso fue bastante oportuna la reciente convocatoria que hizo la CATO Foundation para debatir con expertos en asuntos legales, política comercial y economía, el futuro energético de los Estados Unidos. El foro proveyó amplia y sustantiva información acerca de la realidad actual y de las posibles levitaciones de los conflictos en curso. Todos los expositores indicaron que si la Administración Obama insiste en mantener el cepo que impide exportar petróleo y gas, la economía podría verse afectada por el sistemático desguace del actual boom petrolero y gasífero. También enfatizaron que la creciente pérdida de rentabilidad del sector es una realidad tangible.
Para entender ese lenguaje, es fundamental tener en cuenta que las licencias de exportación que administra la Casa Blanca se parecen en mucho a las instrumentadas por la Argentina para el sector agrícola y exhiben similares efectos sobre el desarrollo del capital y la producción energética. Los controles de Washington nacieron al calor de la crisis iraní de los años 70 y bloquean las exportaciones hacia la mayoría de los mercados extranjeros. Sólo se aprueban en forma automática las operaciones de petróleo o gas que van a economías amparadas por Acuerdos de Libre Comercio suscriptos con los Estados Unidos.
Con el tiempo, el único motivo real que sustenta esa mesa norteamericana de consumidores industriales, que le impediría al país transformarse en un gran exportador de energía, es la ventaja ilegal (subsidio de hecho) de brindar gas barato de origen doméstico a usuarios como los agrupados en la poderosa industria petroquímica. Desde el boom energético, los precios internos del gas natural estadounidense se ubican en un nivel que tiende a ser tres a cinco veces inferior a los que rigen en Asia, Europa o de los que se pagarían, en circunstancias normales, en América Latina.
En adición a ello, el efecto de las restricciones a la exportación no se trata como un asunto de interés exclusivo de Estados Unidos o la Argentina. El 36% de los miembros de la OMC utilizó o utiliza alguna variante de esta política comercial. El panelista que abordó a fondo los aspectos legales de este conflicto en la sede de CATO fue James (Jim) Bacchus, ex Congresista y ex Presidente del Órgano de Apelación de la OMC (una especie de Suprema Corte del comercio mundial).
En su breve pero sustantiva intervención destacó que las mencionadas restricciones estadounidenses son violatorias, entre otras disposiciones, de las reglas del Artículo XI del GATT 1994 y del Acuerdo sobre Subsidios y Derechos Compensatorios, enfoque que su propio gobierno suele postular en todos los foros relevantes. Bacchus recordó que por dicha razón la Casa Blanca decidió iniciar dos casos de solución de diferencias contra China, uno sobre restricciones a la exportación de materias primas y otro sobre restricción a la exportación de minerales raros, y vaticinó que Washington dispone de fundamentos para ganar sin dificultad ambas disputas.
Casi me olvido. El fracking se usa en la Argentina para explorar Vaca Muerta y otras áreas similares.