Las diferencias entre el discurso de Cristina del último sabado y los datos concretos de los últimos años.
En su presentación anual ante el Congreso, Cristina Kirchner presentó relatos muy interesantes sobre la energía. Los dos principales fueron los siguientes.
Relato 1: "En materia de infraestructura, todo este crecimiento, todo este desarrollo, hubiera sido imposible sin la inversión que hemos hecho en esta materia. Al respecto –todavía no aplaudan, porque quiero mostrar todo lo que hemos hecho– la primera cuestión que tenemos que señalar es el incremento de YPF recuperada, que ha permitido... (aplausos.)... revertir una declinación que venía desde el año 2004. Ese año Repsol comenzó a declinar su producción de gas y petróleo. Y en esta recuperación que hemos hecho desde el año 2012 a la fecha hemos incrementado en un 2,2 el gas natural, 2012 contra 2013, y el petróleo un 3,4. Y diciembre de 2013, versus diciembre de 2012, el gas natural un 11,4 y un 8,7".
Relato 2: "Y también quiero abordar –para no seguir aburriéndolos con los números, porque lo saben y lo tienen, además, en este informe –una gran falacia. El tema del autoabastecimiento energético que tenía la Argentina en el año 2003. En el año 2003 no había autoabastecimiento argentino. Teníamos 54 por ciento de pobreza, 25 por ciento de desocupación, no había una sola fábrica abierta. ¡Claro que teníamos para exportar gas, si no había nadie que tuviera trabajo! Esto era lógico ¿Cuál es la situación de hoy?....., sólo estamos importando el 9,4 de la oferta total de energía”.
Veamos ahora las realidades:
Realidad 1: cuando se inició el ciclo K, nuestro país producía 21 por ciento más de gas que ahora y un 40 por ciento más de petróleo. Este retroceso productivo se explica por la gran caída en la inversión en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos. A inicios del 2003, nuestro país tenía un 110 por ciento más de reservas comprobadas de gas que en el 2012 y un 20 por ciento más de reservas de petróleo.
Para tener una idea de esta gran descapitalización, indiquemos que reemplazar con importaciones estas reservas agotadas nos costaría más de 200.000 millones de dólares. Esta cifra equivale a nada menos que dos años y medio del total de exportaciones de todo tipo que realiza en un año nuestro país.
Realidad 2: en los últimos años, el país perdió el autoabastecimiento energético que había tenido por dos décadas; hacia el 2006, las exportaciones energéticas superaban ampliamente a las importaciones en 6100 millones de dólares. Pero el año pasado las importaciones energéticas superaron a las exportaciones en nada menos que 6200 millones de dólares.
Quiere esto decir que entre el 2006 y el 2012 el deterioro alcanzó a nada menos que 12.300 millones de dólares. Por esta razón, ahora tenemos el cepo cambiario porque las escasas divisas las gastamos en importaciones de combustibles (1,3 millones de dólares por hora).
Más allá de estas grandes diferencias entre "relatos" y "realidad" es positivo que en su mensaje al Congreso nuestra Presidente haya claramente expresado: “Pero, además, es un fin de ciclo porque los argentinos tenemos que advertir definitivamente que no podrá haber autonomía, ni independencia ni soberanía posibles si no tenemos energía para solventar nuestras industrias, para solventar nuestra investigación en el desarrollo en tecnología, para que el proceso de industrialización no se detenga, para seguir siendo competitivos.”
Es bueno reconocer que la realidad energética siempre es más importante que su mero relato.