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ANÁLISIS
¿Qué pasará con el dólar? Escriben Scibona y Guarino
16/01/2014

Con un paralelo que no se detiene, el tipo de cambio oficial corre detrás de la liebre

La Nación. Por Néstor Scibona

 

 

Desde que el gobierno de Cristina Kirchner decidió, en los últimos meses de 2013, acelerar el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial para tratar de cerrar la brecha con el dólar paralelo, debió resignarse a la ingrata tarea de correr detrás de los acontecimientos con magros resultados. La brecha cambiaria se amplió ayer a 66 por ciento, al tiempo que las reservas del Banco Central (BCRA) perforaron el piso de 30.000 millones de dólares.

Por lo general, la brecha cambiaria depende de la tasa de devaluación esperada en el mercado oficial y de la tasa de inflación esperada. Hoy esas dos variables son una incógnita. Pero claramente apuntan hacia arriba ante la ausencia de una política antiinflacionaria que poco y nada tiene que ver con los Precios Cuidados. Sobre todo, cuando sólo en los últimos dos meses del año pasado, el BCRA debió emitir casi una tercera parte de los 92.000 millones de pesos que imprimió con su "maquinita" para cubrir el gasto público electoral y el agujero fiscal de 2013.

PRESIONES PREVISIBLES

Con más pesos y menos dólares en el circuito económico formal, era previsible que en el arranque de 2014 se realimentaran las presiones cambiarias. Y que la táctica de "planchar" el paralelo rehabilitando el "dólar bolsa" (mediante la venta de bonos dolarizados de la Anses) tendría alcances limitados mientras no se acortara la brecha cambiaria. Siempre va a haber demanda por dólares más baratos que el paralelo.

Otro tanto ocurre con el "dólar turista", cuya actual brecha de 23%no elimina totalmente el incentivo de pagar con tarjeta o de tratar de comprar dólares en el mercado oficial antes de viajar.

Pero también hay demanda por el dólar blue porque resultó uno de los mejores refugios frente a la inflación y la consecuente desvalorización del peso. Hace un año cotizaba a $ 7,10; o sea que el peso perdió 36,6% en ese lapso. A la inversa, quien atesoró dólares tuvo una mejora de 58% de su poder adquisitivo en pesos. Casi el triple de lo que hubiera obtenido en un depósito a plazo fijo con la mejor tasa del mercado financiero. A su vez, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, que entonces alcanzaba a 42,5%, se amplió ahora a 66% pese a que el dólar oficial subió 36,8% interanual (de $ 4,94 a $ 6,76); o sea, por encima de la inflación.

En este marco, la estrategia oficial de apurar las minidevaluaciones diarias (a un ritmo anualizado de 70% en el último mes), se asemeja a la de un auto de carrera que debe recuperar una vuelta perdida mientras el puntero no baja la velocidad. Con la agravante de que esos miniajustes inducen a los exportadores a demorar liquidaciones a la espera de obtener un dólar más alto y a los importadores o deudores a apurar pagos externos para evitarlo.

Como contrapartida, el ingreso de dólares financieros depende de que el Gobierno ofrezca incentivos especiales (como el virtual seguro de cambio para las cerealeras o el anticipo de inversiones de Chevron en Vaca Muerta). Pocos se atreven a ingresar dólares para invertirlos a más largo plazo a una cotización oficial de $ 6,76. La mayor prueba de desconfianza en la política cambiaria oficial es el rotundo fracaso del blanqueo (prorrogado incomprensiblemente hasta el 31 de marzo). Y el mayor riesgo, que quienes tienen pesos se desprendan más aceleradamente de ellos para transformarlos en billetes verdes.

Cinco razones para entender la suba del dólar blue

El Cronista. Por Julián Guarino, sub editor de Finanzas de El Cronista.

1-No mires cuánto sube el dólar, lo que baja es el peso

El dólar blue tocó los $ 11,28. A simple vista, el salto merece atención. No se trata aquí de cifrar el camino alcista bajo la estela de los pronósticos agoreros: las razones de la suba son mucho más sencillas. La inflación, por ejemplo, sigue tallando los precios de la economía. Con una suba de los precios en diciembre de más del 3%, y otro tanto en enero, el cálculo no ofrece resistencia. El valor del dólar se acomoda, como cualquier otro bien, a la nueva escala nominal dentro del sistema de precios y ajusta, de base, lo que ajusta el resto de la economía. Eso sí: al ser un activo que resulta “tentador” ya que permite eludir la pérdida de poder adquisitivo, agrega factores adicionales.

2- Lo que abunda hace daño
Un gobierno tiene básicamente 3 formas de financiarse: puede emitir deuda, subir impuestos o emitir moneda. En rigor, existe una forma más, pero está prácticamente en desuso: bajar el gasto. Mientras busca salir a los mercados (deuda) y nuevas variantes para subir impuestos, en el Palacio de Hacienda ven que los pesos para pagar la cuenta de fin de mes es siempre deficitaria. Ergo, hay que echar mano a la emisión. A mayor emisión de pesos, mayor presión alcista de precios, mayor atractivo entonces que ganan las importaciones (los precios locales suben) y, por ende mayor presión en la demanda de billetes estadounidenses. Si bien desde el Banco Central han señalado su intención de disminuir la cantidad de emisión, en 2013 el Banco Central giró el doble de recursos al Gobierno que un año atrás para financiar el déficit, prácticamente un 95% más. Si se lo compara con los datos de 2010, el importe es casi cinco veces mayor.

3- Prohibido atesorar: el viejo dólar que ya no está 
Sabido es que el dólar –en su versión oficial- tiene una función relevante, ya que es la cotización de referencia para el importador (trae mercadería y la paga con los dólares que compra a $ 6,75) o incluso sirve de base para calcular el dólar turista. Sin embargo, también influye en forma sustancial a la economía, su dinámica de precios y la expectativa. Desde hace dos meses, la gestión de Juan Carlos Fábrega aceleró la devaluación: así, lleva 75 centavos o 12% en 8 semanas, en la intención de “ganarle” la pulseada a salarios y precios. Lo de los salarios, habrá que ver las negociaciones paritarias en marzo, pero en cuestión de precios, una parte de esa pulseada se traslada: en diciembre y enero, las cifras de inflación resultan elevadas con respecto, incluso, la promedio histórico de los últimos años. Si acelera el dólar oficial, también aceleran los precios y, por ende, el “blue”.

4- La brecha, siempre la brecha
Una forma de acotar la escalada del blue podría ser mostrar cambios: achicar gastos de gobierno, ordenar tarifas. Otra manera, también, agregar dólares a las reservas. Un proveedor de dólares clave es el agro, que vende su producción al exterior y liquida en el mercado interno. Pero la veloz devaluación del peso hace furor en especulación: cuanto más retienen la mercadería, más pesos podrán obtener por sus dólares, ya que el Banco Central devalúa fuerte ahora. La cotización del blue influye sobre los incentivos que operan en el sector agroexportador para vender los granos y que los exportadores liquiden sus dólares en el mercado de cambios. Hoy, por cada dólar que vende al exterior el productor sojero, el Gobierno le paga $ 4,38. Con esos pesos, el productor podría querer dolarizar una parte de su liquidez, pero cuando quiere hacerlo, necesita teóricamente otros $ 6,90 para completar la compra de un dólar ‘blue‘. Así, la brecha que existe entre el dólar-soja y el blue es de 157%. A mayor brecha, menor estímulo para vender al exterior y liquidar dólares.

5- A no desdeñarlo: el blue también tiene su orgullo
El blue tiene vida propia: en algunos tramos de su ciclo histórico, prácticamente superó el 100% de brecha con el valor oficial; en ocasiones sufrió de escasez de oferta o de fuerte demanda, como es el caso ahora. Hoy la distancia entre uno y otro es de 67%, pero de persistir los ‘saltos‘ en la cotización probablemente la brecha se amplíe. Son dólares del sector privado, ahorros, etc. Ese mercado, quienes poseen los dólares que se venden, han tomado como referencia lo que se llama el “dólar de cobertura”, que es la relación que existe entre los dólares de las reservas del BCRA y la base monetaria (pesos). Hoy, ese valor teórico se ubicaría por encima de los $ 12 sin tomar los pasivos de la entidad. A la vez, otras variantes del dólar oficial son el dólar financiero y el contado con liquidación. Estos dos tipos de cambio, ubicados entre los $ 9,15 y los $ 9,30, son la muestra fehaciente de los intentos del Gobierno por acercar la brecha que une el dólar oficial con el informal.


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