El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy estuvo en Buenos Aires disertando ante empresarios, directores y gerentes de empresas. En su discurso, cuestionó el control cambiario que rige en la Argentina y abogó por un Mercosur más integrado, por una mayor apertura comercial y por la producción de yacimientos no convencionales de hidrocarburos.
Unos segundos antes había advertido no quiero meterme en política, pero finalmente no pudo evitarlo. El ex presidente francés Nicolas Sarkozy opinó sobre la economía argentina y fue directo al grano: El control de cambios no es la respuesta a todo, dijo ayer, en su paso por Buenos Aires, frente a un auditorio repleto donde lo escuchaban unos 370 hombres y mujeres de negocios.
Existe un mercado. El valor de una moneda no lo define una persona. Creo en la libertad y en la apertura. El porvenir para todos es la apertura y no el repliegue, destacó y se llevó los primeros aplausos del público.
La pregunta verdadera es si aceptan el mundo tal como es o lo rechazan. Aceptarlo es abrirse a la libre circulación de bienes, a las empresas sin demasiadas cargas. Los diques de papel no están protegiendo. La pregunta es cómo ser competitivos en el mundo de hoy, continuó, siempre en francés, mientras entre el público eran varios los que asentían con la cabeza.
El ex presidente llegó a la Argentina invitado por el Grupo Rhuo, una empresa de servicios de Recursos Humanos que se suele vincular a Hugo Moyano y que acaba de comprar el correo OCA. El grupo organizó la conferencia para sus socios y clientes como ya venían haciendo con otras figuras internacionales, como el ex presidente colombiano Alvaro Uribe y el ex DT del Barcelona Pep Guardiola. Si bien no trascendió cuánto cobró Sarkozy por esta participación, se estima que el monto podría rondar los 100.000 euros, la cifra que embolsó el año pasado por una charla con banqueros en los Estados Unidos. Así, Sarkozy está siguiendo el camino de otros ex líderes de grandes potencias, como Bill Clinton o Tony Blair, que recorren el mundo como conferencistas.
La Argentina tiene todo para tener éxito, dijo con seguridad, pero advirtió que para lograrlo es necesaria su integración con los países vecinos, no sólo con el Mercosur: Imaginen a Francia sin Europa, a Alemania sin Europa. El futuro es acercarse a Chile, Colombia, Brasil. Tienen que hablar con una única voz.
Muy elegante, vestido con traje y corbata oscuros, Sarkozy ingresó al auditorio de la Usina del Arte, en el barrio de la Boca, custodiado por varios guardaespaldas y no permitió que le sacaran fotos. Ni siquiera pudo hacerlo el fotógrafo contratado por la empresa que lo invitó. Venía de encabezar un desayuno con un grupo de 30 empresarios de diferentes rubros, varios de ellos de empresas de origen francés, y dirigentes sindicales, cuyos nombres se mantuvieron en reserva. Y el martes se había reunido con el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri.
Durante su conferencia, Sarkozy se mostró muy descontracturado y desenvuelto, lo que rápidamente conquistó al público. Pero no evitó los eufemismos y dejó duras críticas que alcanzaron a la prensa, los grupos ecologistas, los recientes casos de espionaje internacional de la CIA y llegaron hasta a los intelectuales.
Hace falta tiempo para tener resultados y los sistemas mediáticos complican la cosa. La línea editorial mediática consiste en destruir y no en explicar. No podemos aceptar que sea un ring de boxeo para ver quién aguanta más la avalancha de golpes, opinó sobre los medios.
Los secretos de Estado ya no existen. Es una locura pagar espías para espiarse entre amigos. Es ridículo, patético y plata tirada a la basura, siguió tajante sobre la CIA y los Estados Unidos. Y luego arremetió contra los movimientos ambientales, a propósito del yacimiento de Vaca Muerta: No habrá futuro para la Argentina sin energía barata y accesible. La pobreza y el desempleo destruye más el medio ambiente que la extracción de combustible no convencional. Los intelectuales también recibieron lo suyo: qué saben sobre el miedo que tiene la gente cuando sale a la calle.