No se puede evitar vincular el presupuesto presentado en Diputados el jueves pasado con el primer reportaje de la Presidente. El presupuesto describe una realidad que no existe, y la Presidente usa esos datos como ciertos para describir la economía.
Plantear que nuestra economía crece a más del 5% este año 2013 es proyectar un nivel de actividad económica que se sustentó por la comparación con el mal semestre del año pasado.
Hay que recordar que en los primeros meses del 2012 hubo una sequía que afectó la producción de soja y maíz y que las exportaciones de automóviles a Brasil se habían caído abruptamente. Este semestre la situación ya no es sustentable. No hay más soja ni maíz y las exportaciones de autos a Brasil se están desacelerando.
Esto no solo incluye la estimación del crecimiento económico, sino la inflación del 10,4% –dato bastante poco verosímil–, pero que en principio sería igual a este año. Lo que llama la atención es el valor del dólar promedio, de tan solo 6,33. Sin embargo es necesario que esté en ese valor porque de ponerlo más elevado el cálculo de pago de la deuda en pesos debería ser mayor y el impacto fiscal también lo sería.
Un presupuesto no es solo el documento mediante el cual el Poder Legislativo autoriza el gasto que plantea el Poder Ejecutivo. Tampoco es solo la definición de cuánto va a gastar y en qué, sino también cuánto piensa recaudar. Es justamente en ese contexto que otro rol importante del presupuesto es mostrar las expectativas que tiene el principal decisor sobre la economía del año próximo, de manera de darle una señal al sector privado de lo que puede pasar.
Muchas empresas hacen su presupuesto para el año que viene en esta época y la guía oficial es siempre un dato importante. Pero si bien nadie cree en los datos del presupuesto, paradójicamente dejan bien parada a mucha gente. Veamos a quiénes.
Está claro que los datos planteados no son creíbles, pero tienen algunas consecuencias prácticas que afectan la economía real:
La política económica del gobierno
Si este año el país creciera al 5,1% y el 2014 al 6,2%, con una inflación del 10% anual y un dólar estable, es obvio que no se necesitarían modificaciones en la política económica. Es decir, los datos avalan que la gestión está en el camino correcto, por lo que se seguirá haciendo más de lo mismo. Más controles y más restricciones nos aguardan.
Si el dólar pudiera seguir sin devaluarse en términos reales y las exportaciones no sufrieran, difícilmente se podría imaginar un escenario más favorable para la economía local.
Ante estos datos, deducimos que se trata de una situación económica tan favorable que permite al gobierno nacional pagar más de u$s 7.000 millones de deuda en los próximos 2 años. Impresionantes datos.
El sistema financiero
Muchos particulares, bancos y otros agentes financieros tienen entre sus activos el famoso cupón atado al PBI. Este bono paga un cupón si la economía crece más del 3,2%. Por lo tanto, con la muestra del gobierno de que se crece tanto, se realizarán pagos más que importantes que serán cobrados por estos inversores.
Dado que los bonos valen más, el patrimonio de bancos y compañías de seguro suben y las coloca en mejor situación. Por lo tanto, se trata de un escenario auspicioso para ellos.
Será un sector de no demasiadas quejas por el dibujo del presupuesto, porque si los datos se asemejaran a los estimados por los privados, esos bonos no tendrían el valor que hoy tienen, ya que no pagarían el cupón PBI.
Empresas extranjeras
Es el momento de hacer las proyecciones de este año y del próximo. Si el gobierno tuviera razón, habría que proyectar un aumento de la demanda real, estimar una inflación mayor a la del gobierno. Si bien la rentabilidad en pesos sufriría porcentualmente, medida en dólares, no pasaría necesariamente lo mismo.
Si el dólar se mantuviera con esa evolución del 6,33 promedio en el año 2014, el balance mostrado en dólares no daría tan mal.
Es cierto que las utilidades no se podrían remitir, pero sí mostrarse en el balance y las proyecciones, mostrando una mejor situación a las casas matrices.
Imaginen que en realidad se pusiera un dólar devaluándose al 30% (como en los últimos meses) es decir que de 6 (precio estimado a fin de año) estaría a fin del 2014 a 7,80, es decir un promedio de 6,90. Una diferencia que implicaría una menor rentabilidad en dólares.
Los dirigentes sindicales
Podrían decir que el salario, medido en dólares, es el más elevado de la región y que su crecimiento superaría al de la inflación. Por lo tanto todos serían portadores de una gestión más que exitosa.
Los importadores
Tendrían un escenario más que auspicioso, ya que el dólar seguiría barato y si la economía creciera, también lo harían las importaciones, por más restricciones y papelerío que se implementara.
Los exportadores
Principalmente los productores agropecuarios regionales y las Pymes que exportan estarían complicados, pero son una minoría que no tiene gran peso en la economía.
Mentiras
Esto es lo interesante, que si bien la gran mayoría sabemos que los números no son ciertos, ese dibujo tiene sus consecuencias positivas para varios sectores.
También sabemos que es parte de la historia y que en el medio, cada vez hay menos reservas en el BCRA, mayor déficit fiscal, un enorme (y creciente) déficit energético y que la emisión y la inflación suben constantemente.
Esta situación no es sostenible por mucho tiempo más, pero mientras los números nos muestren una realidad dibujada que es más dulce que una real alternativa, para que amargarse si nadie piensa cambiarla.