Por una Buenos Aires más verde
La Nación
Los ruegos de muchos vecinos porteños han sido escuchados. La ciudad tendrá en el término de diez años 70.000 árboles más para agregar a su patrimonio natural, constituido hoy por los 372.699 ejemplares existentes. Habrá tanto especies autóctonas como otras que hayan demostrado ser aptas para dar una configuración lineal, y la intención es colocar unas 7000 por año (unas 500 por comuna por año).
La decisión de plantar esta cantidad tan importante de nuevos árboles es consecuencia lógica del análisis cuidadoso de los datos aportados por el Censo Fitosanitario 2011, según el cual hay en la ciudad de Buenos Aires lugar real para 420.000 árboles para ornamentar veredas, plazas y parques porteños. Por lo tanto, ésta es una muy buena noticia.
Otro dato sustantivo es que sólo tres comunas figuran por ahora a la cabeza en cuanto a la densidad de árboles: la 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda), la 11 (Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita) y la 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón) son las que más ejemplares tienen y con mayor densidad por hectárea. En cambio, las más despobladas -es fácil comprobar que es así- son las comunas 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución), 2 (Recoleta) y 3 (Balvanera y San Cristóbal), con respecto siempre a árboles que están en las veredas, y del cual el 86 por ciento se encuentra en buen estado. Hay un 1,8% que está seco y está siendo extraído para su reemplazo por la especie más conveniente para cada situación.
Contra lo que podría creerse, pocas grandes urbes del mundo poseen el patrimonio verde porteño, por eso es tan importante cuidarlo y acrecentarlo. Los vecinos podrán contribuir a esta tarea, comprometiéndose a cuidar un árbol mientras crece, ayudando con su riego en el primer año de vida y así aportar para que el árbol se mantenga vital por muchos años.
También es importante que los porteños no planten cualquier especie elegida por su cuenta. Por ejemplo, la proliferación indiscriminada de ficus trajo todo tipo de problemas: por el desarrollo veloz de sus raíces, los ejemplares llegaron a levantar veredas, romper cañerías y, en algunos casos, hasta a avanzar rápidamente hacia el interior de las viviendas.
Entre otras especies elegidas, se plantarán arce tridente, fresno dorado, ibirá pitá, anacahuita y ligustro disciplinado, para lograr un arbolado sustentable desde el criterio de la biodiversidad. Los expertos alientan la esperanza de que, además de recuperar belleza, higiene y expansión de la población verde, también ciertos representantes de la fauna autóctona decidan volver; por ejemplo, las mariposas, atraídas por algún ejemplar de anacahuita.
Esta iniciativa representa, también, una recuperación de una concepción de ciudad, la que hacia la segunda mitad del siglo XIX primó en la planificación de los espacios públicos porteños, potenciada por gestiones como las del arquitecto Charles Thays y del ingeniero agrónomo Benito Carrasco. Una ciudad moderna y que pueda ser disfrutada por todos sus habitantes..