Un gigante vaciado y en una crisis imparable
DPA. Por Andrea Sosa Cabrios
Enrique Peña Nieto se atrevió ayer a tocar la "vaca sagrada" de México y presentó al Congreso una reforma constitucional para abrir el sector energético al capital privado, un tema vedado en 75 años de monopolio estatal.
Durante décadas, en actos oficiales y marchas sindicales la consigna en México ha sido "el petróleo es de los mexicanos" y "no a la privatización de Pemex",
un gigante víctima de ineficiencia, falta de recursos y corrupción.
Petróleo es sinónimo de soberanía en este país, más que cualquier otro símbolo nacional. Cada 18 de marzo se celebra con una gran ceremonia el aniversario de la nacionalización petrolera de 1938, decretada por el popular expresidente
Lázaro Cárdenas.
Ahora, en una iniciativa clave en ocho meses de Gobierno con la que busca modernizar el sector y detonar el crecimiento económico, Peña Nieto propuso al Congreso que, sin privatizar Pemex, se puedan celebrar "contratos de utilidad compartida" en materia petrolera con el capital privado, además de aumentar la participación privada en generación eléctrica, al margen de dogmas del pasado.
En el anuncio, hecho ante ministros del gabinete e invitados especiales, esta vez no estuvieron presentes los miembros de la oposición. Señal de que cada uno tiene su propia postura y está listo para defenderla.
A diferencia de otros acuerdos, negociados en el marco del Pacto por México y propuestos en conjunto, los tres mayores partidos políticos han decidido presentar por separado sus propuestas.
"No estamos de acuerdo con que se modifique ningún artículo de la Constitución", advirtió el líder de izquierda,
Jesús Zambrano.
En cambio, Acción Nacional (PAN, conservador), el anterior partido gobernante, quiere abrir de par en par el sector al capital privado y ha presentado su propia propuesta.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda, hará pública la suya en los próximos días y con las tres propuestas sobre la mesa "entraremos a un debate amplio", dijo Zambrano.
El oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) necesita de otros partidos para sacar adelante la reforma. La discusión se llevará tanto en el Congreso como en el seno del Pacto por México, un mecanismo de concertación política en el que participan el PRI, el PAN y el PRD.
La resistencia vendrá sobre todo desde la izquierda, que tiene en sus filas al veterano político
Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas.
El excandidato presidencial izquierdista
Andrés Manuel López Obrador, un líder de masas que encabeza su propio movimiento al margen del PRD, ya anunció para el 8 de septiembre un mitin "en defensa del petróleo" en la Plaza del Zócalo, la mayor de la capital.
Después de que el general Cárdenas expropió a 17 compañías extranjeras en el siglo pasado, en la Constitución mexicana quedó plasmada la propiedad estatal exclusiva sobre los hidrocarburos.
En 1960 se dio un paso más al prohibir contratos de explotación a particulares,
aunque existen actualmente contratos de prestación de servicios.
El esquema mexicano es hoy más restrictivo que el de países como Cuba y, según expertos del sector,
sólo Corea del Norte tiene un marco legal más cerrado que México en materia de hidrocarburos.
Petróleos Mexicanos (Pemex), la octava mayor petrolera del mundo según el ránking de la revista Forbes, necesita nuevas fórmulas para lanzarse a explorar en las aguas profundas del Golfo de México y los recursos "shale", que están en formaciones rocosas sedimentarias. La producción de crudo de México cayó, en ocho años, de un récord de 3,38 millones de barriles diarios en 2004 a 2,56 millones en 2012.
El secretario de Energía,
Pedro Joaquín Coldwell, advirtió que,
a este ritmo, México podía convertirse en 2016 en importador neto de energía primaria.
"Es muy claro: para encontrar más energía se tiene que invertir más. Los barriles que vamos encontrando son cada vez más caros y difíciles de hallar. Hoy no contamos con las mejores tecnologías ni los mejores instrumentos jurídicos para desarrollarlas", dijo el director general de Pemex,
Emilio Lozoya.
El PRD afirma que para modernizar a Pemex no hace falta reformar la Constitución, sino quitarle cargas fiscales, darle autonomía, limitar el poder del sindicato y limpiarla de la corrupción.
El propio Estado mexicano "desangra" a Pemex, ya que la petrolera destina más del 70% de sus utilidades al pago de impuestos y cubre una tercera parte del gasto público federal.
"Liberen a Pemex del actual régimen fiscal y verán cómo tienen más recursos para invertir", dijo Cárdenas.