Coincido con la intención de agrandar el mercado permitiendo que operen en el mismo nuevos actores.
Sin embargo tan loable intención debe rescatar las virtudes del sistema de negociación vigente, a saber:
a) Concertación de operaciones electrónica que privilegien la prioridad precio tiempo respecto de las órdenes cursadas desde todo el país. Esto se logra con un libro de órdenes único, tal como está previsto en la nueva ley, más un poderoso software que refleje en las pantallas (informativas y operativas) las alternativas del mercado en tiempo real.
El Merval posee actualmente una plataforma de negociación adecuada (SINAC) que debería ser remozada y adecuada para atender las necesidades que la nueva ley impone (alcance federal en tiempo real). La tan deseada difusión del mercado exige atender la posibilidad de poner una pantalla (operativa o no, según corresponda) en cualquier punto del país en igualdad de condiciones que cualquier otra, es decir sin diferimiento temporal.
Con la misma plataforma deben operar todos los mercados (MAE y ROFEX incluidos) sin perjuicio de su separación por materia o especialidad (que debe reflejarse en distintas pantallas) y por supuesto con la liquidación de las operaciones sujeta a distintas clearing houses . Entre otras ventajas, una plataforma única de negociación facilita el control que debe ejercer la CNV sobre la actividad.
b) Conservación de la contraparte central en garantía de las operaciones. Como es sabido actualmente el Merval garantiza las operaciones cuando actúa de contraparte central, esto es comprador y vendedor conciertan una operación directamente, pero a los fines de su garantía esta operación se desdobla de modo tal que el comprador le compra al Merval lo que el vendedor simultáneamente le vendió a ese efecto.
A la fecha el Merval puede garantizar de ese modo las operaciones porque cuenta con garantía de cada uno de los operadores (prenda sobre la acción del Merval que le permite operar, más allá de las garantías especiales en los casos que se requieren) y de tal modo al ser el propio Merval el que realiza el clearing, tiene la certeza de la solvencia y límites de la garantía de cada uno de los agentes de negociación.
La virtud del sistema es que la garantía del Merval iguala a todos los operadores. En orden a la seguridad del cumplimiento de la transacción da lo mismo hacer negocios bursátiles con cualquiera de ellos indistintamente.
A partir de la ley 26.831 la actividad se desmutualizó y no se sabe cómo esta nueva circunstancia afectará la operatoria.
La reglamentación de la nueva ley de mercado de capitales deberá resolver que la clearing house (¿B&MA SA?) siga administrando las garantías, cualquiera sea el monto que la CNV fije para las mismas al efecto de poder actuar como agente de negociación en el nuevo mercado federal integrado. Para ello las garantías deberán estar referidas a instrumentos de fácil liquidación (v. gr. títulos públicos).
Las formas para llevar a cabo esto pueden ser múltiples, desde cuentas de administración, poderes irrevocables, fideicomisos, etc. con todas las facultades que pretenda reservarse la CNV en la materia. Lo que no debería modificarse es el aspecto virtuoso de la garantía que brinda la contraparte central a favor de los participantes del mercado, por haber resultado ser un mecanismo de probada eficacia en nuestro medio.
El Merval en toda su existencia nunca dejó de liquidar las operaciones garantizadas, ni siquiera en las mayores épocas de crisis del país cuando los bancos se negaban a abrir sus puertas.
Es sabido que en el mundo prevalecen otros modelos de liquidación de las operaciones a través de agentes liquidadores.
Esta modalidad favorece la concentración económica de los principales operadores, que le dan crédito para operar a los operadores más chicos, en detrimento de la actividad. La típica consecuencia de esta modalidad es que los bancos, por su mayor patrimonio, se apoderan del sistema y de tal modo se extienden a todo el negocio financiero ejerciendo de hecho un cuasi monopolio.