Desafío energético
Raúl Zorzón (Malabrigo, Provincia de Santa Fe) | El Ojo Digital Política
El factor energético y el financiamiento adecuado son dos componentes indispensables para el desarrollo de cualquier nación. Sin ellos, sería insostenible la subsistencia misma de la sociedad.
Los avances tecnológicos no serían posibles sin estos recursos, porque el mundo gira en torno a ellos. El crecimiento de la actividad económica debe ser acompañado, necesariamente, por la generación adecuada; esta correlación transita por dos eternas líneas paralelas que jamás deben apartarse.
La previsión, los cálculos, y la ejecución serán las coordenadas para quienes tengan a su cargo la misión de administrar estas perspectivas. El autoabastecimiento es la necesidad adyacente, sobre todo en los países emergentes, para desarrollar una eficiente y prospera economía, apuntalando su soberanía; la dependencia en demasía de las importaciones de estos recursos condiciona sobremanera su progreso, obedeciendo a dinámicas fluctuaciones que descolocan las inversiones.
La modernidad aportó nuevos sistemas de generación eléctrica, reduciendo en su momento notablemente sus costos que se trasladaron a la actividad, y dándole a ésta una mayor previsibilidad en su evolución. Concretamente, la energía hidroeléctrica marcó un hito fundamental en esta materia, sustituyendo en gran parte a la antigua matriz que dependía exclusivamente del petróleo.
La Argentina supo aprovechar estos avances, instalando represas a lo largo de varias provincias que llegaron no solo al autoabastecimiento, sino también a exportar el excedente. Este sistema, en el futuro, también puede entrar en dificultades, debido a la reducida cota de los embalses como consecuencia del cambio climático. La energía nuclear representa un espacio muy reducido en la generación eléctrica.
La exploración de hidrocarburos, por su parte, ha sufrido una preocupante paralización, y los pozos actuales tienen reservas para muy corto plazo. Muchos de ellos aceleraron su bombeo en forma desmedida, en estos últimos tiempos, quedando varios de ellos inutilizados por completo. Como siempre, la improvisación y la desidia condujeron a esta decadencia. Durante los últimos treinta años, muy poco se ha hecho en este aspecto. La actividad económica fue expandiéndose en virtud de la inercia de un mundo que evoluciona, creando, así, un importante déficit, hoy difícil de corregir.
Expertos en la cuestión energética advirtieron, con antelación, sobre esta compleja trama, pero la exhortación pasó desapercibida y se minimizaron sus conclusiones. Ahora, nos encontramos padeciendo aquellas prudentes advertencias, y ya dependemos exclusivamente de la costosa y ascendente importación de hidrocarburos. Como era previsible, los precios subsidiados en las tarifas ya comienzan a actualizarse forzosamente.
Este peligroso cuello de botella, agravado por indolencias y la impericia de funcionarios ineptos, desemboca en esta descomunal importación de energía que se llevan los pocos dólares disponibles. Y si a ello le agregamos el purgatorio fiscal que se acerca, el panorama se vuelve todavía más incierto.
Crecer a tasas cercanas al 8% -como sucedió hace algún tiempo, gracias a los extraordinarios precios de los commodities- y sin prever este trastorno, es propio de personas improvisadas. Arremeter contra las advertencias es buscar artilugios para desviar las responsabilidades que a esos funcionariso les competen. El charlatán de turno, al no observar el escenario, ayuda para que todo termine en un desbarajuste.
Las previsiones de crecimiento para el año en curso ya son menores a las proyectadas por el Gobierno Nacional; incluso serán necesarias más importaciones, superándose holgadamente la cifra de doce mil millones de dólares. Recursos estos que estarían disponibles para obras de infraestructura, como reparar y extender la deteriorada red vial, tan necesaria, si se hubiese administrado de otra manera. Pero pudieron más la soberbia y el despilfarro.
Por otro lado, la demanda también crecerá por lógica económica: la industria exigirá más oferta. El calor y el frío no ofrecen tregua; por lo tanto, los millones de refrigeradores son una necesidad. Los cortes serán una tangente a cualquier hora del día, dado que el sistema se encuentra atado con alambres.
Un ejemplo: Portezuelo del Viento (Mendoza) quedó en promesas. Luego de anunciarse en reiteradas oportunidades, ahora el jefe de gabiente declara que no existen fondos para completar la obra. El Río Santa Cruz -como es sabido- es el más caudaloso del país y la prometida megaobra hidroeléctrica fue solo una pantalla, como se comprueba hoy con la totalidad de los anuncios de esta Administración, que inaugura y reinaugura obras ya promocionadas. Las actuales represas -junto a las usinas térmicas- trabajan al máximo de su capacidad instalada.
Santa Fe es la provincia del país más cara en electricidad, en contraposición con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, en donde los hogares son subsidiados: la ecuación es de cinco a uno, y con la provisión de gas sucede algo parecido. Este disparate aún continúa vigente, a pesar del urgente sinceramiento que requiere el sistema. Se trata, ni más ni menos, del corolario de un esquema deplorable, que priorizó un populismo extremo y que exageró el consumo a precios irrisorios (tarifas para todos). Innecesariamente, se subsidió -y ello sigue ocurriendo- a las clases más acomodadas.
Cammesa hace su negocio y distribuye lo que hay. Enarsa carece de estructura; es apenas un eufemismo pensado con el fin de cobrar sueldos. Las provincias se arreglan como pueden; Edenor y Edesur se encuentran inmovilizadas a partir de un congelamiento arbitrario de precios que se respaldan en subsidios, y ello se suma a la escalada inflacionaria del 30% anual en los precios de los insumos. Este marco vuelve imposible cualquier inversión.
La mira de los buitres de entrecasa está puesta ahora en las distribuidoras, probablemente, con la meta de hacer lo mismo que con YPF. Pregunta: una vez nacionalizadas, ¿continuará el jolgorio?
La emblemática empresa petrolera -que jamás debió haberse vendido- ahora está en manos del Estado, vaciada y sin recursos. Su interventor recorrió el mundo en busca de inversiones y volvió con las manos vacías. Por consiguiente, una vez más, y como eternamente sucede, ANSSES -en detrimento de los haberes de los jubilados- pasará a ser el órgano financiero de primera instancia. Los ancianos que trabajaron toda una vida deberán seguir esperando.
Ahora que la realidad apremia, y que se sabe que la crisis energética perdudará hasta tanto se conozca de nuevas extracciones, se anunció la exploración en el megayacimiento Vaca Muerta en la provincia del Neuquén. Pero se oculta que ese crudo es de carácter no convencional y que, por ende, requerirá de importantes inversiones para que el recurso pueda ser extraído por cuenta del oneroso sistema de "fractura hidráulica". Método de explotación que también acarrea graves consecuencias ambientales. Seguramente esta nueva iniciativa tenderá a vertse contaminada con el mismo nombre del emprendimiento. Acaso para acabar enterrado en medio de un desierto similar al que ocupa: todo es improvisación.
Mientras tanto, las comunas del Alto Valle patagónico ya trabajan en el dictado de ordenanzas para que el método de fractura hidráulica no sea utilizado; se exige priorizar la salud presente y futura de sus pobladores.