Guillermo Moreno lanzó una nueva y sigilosa ofensiva contra la Unión Industrial Argentina, con la intención –ya bien conocida– de fisurar al movimiento empresario.
El ataque a la Sociedad Rural Argentina, que lo tuvo como verdadero mentor ideológico, envalentonó al polémico secretario de Comercio y lo llevó a relanzar su proyecto de quebrar a la UIA.
Por un lado, sin éxito aún, intenta desafiliar a entidades de la UIA y, por el otro, busca sacarle representatividad promoviendo un pacto social sin participación directa de la central fabril.
Hasta ahora la movida no tuvo los resultados que él espera, ya que el embate volvió a chocar contra la unidad fabril y el rechazo a la intervención oficial en la entidad. En las últimas jornadas, la cúpula de la UIA abrió un diálogo interno reservado, para fortalecer la conducción fabril en la elección del año próximo. Hubo una promesa secreta: no exponer el tema hasta marzo, para evitar que el Gobierno intente influir en las decisiones.
Frente a la embestida, un grupo de empresarios propuso reelegir y prorrogar el actual mandato de José Ignacio de Mendiguren. Pero el propio líder fabril ratificó, en esas reuniones, el acuerdo de unidad y sugirió buscar una alternancia, como está previsto en los convenios internos.
El próximo presidente debe ser elegido por el sector “celeste y blanco” y en la nómina de candidatos figuran los empresarios Miguel Acevedo y Juan Carlos Sacco.
Moreno ve con simpatía la vuelta del ex titular Héctor Méndez. Pero su apoyo le quita adhesiones , así como también tiene restricciones políticas la candidatura de José Urtubey.
En la UIA no quieren que la candidatura del industrial se mezcle con las aspiraciones presidenciales de su hermano, el gobernador de Salta.
La reacción en la central industrial fue similar a lo que sucedió en la Asociación Empresaria Argentina: frente a la acometida de los funcionarios, en AEA ratificaron la unidad y fue reelecto Jaime Campos.
Los ataques de la Casa Rosada al movimiento empresario buscan debilitarlo y facilitar los planes de una eventual reelección de Cristina Kirchner , así como despejar el avance del Estado en la economía.
Moreno quiso reducir el peso de la central fabril con la propuesta de pacto social, que sugirió a los líderes fabriles a través del empresario Rubén Cherñajovsky.
El envión lo lanzó después del duro traspié que sufrió en Brasilia, a comienzos de diciembre. En la cumbre personal entre Cristina Kirchner y Dilma Rousseff, la Presidenta lo excluyó de la reunión donde se trataron los problemas de comercio binacional.
Moreno acusó a la Unión Industrial, y en particular a su titular, por el maltrato de Cristina . De Mendiguren propició una relación racional con Brasil y ayudó a encauzar el diálogo distante entre ambas mandatarias, a partir de la inesperada participación de Dilma en la Conferencia Industrial.
La actitud mediadora de la central fabril expuso públicamente otro hecho que molesta en Brasilia: la excluyente relación de Moreno con el empresario Paulo Skaf, identificado con los adversarios políticos de Rousseff.
Cherñajovsky utilizó los oficios secretos del ejecutivo Alejandro Preusche, quien sigilosamente se reunió con Paolo Rocca, Luis Pagani y Carlos Bulgheroni para sondearlos sobre el acuerdo social. El trío aceptó participar de un encuentro con Moreno, pero al final acompañaron la decisión de sus pares de la UIA de desechar un pacto controlado por el funcionario.
Los hombres de negocios rechazaron el sondeo porque consideran que la inflación en Argentina avanza por el impacto de los desequilibrios macroeconómicos que la Casa Rosada no quiere encarar. Por eso, piensan que la propuesta de Moreno sólo actúa sobre los efectos y no resuelve ninguna de las causas de los ajustes de precios.
La iniciativa tampoco prosperó, porque la movida del tándem Moreno-Cherniajowski generó el resultado contrario en la cúpula sindical: la CGT oficialista se apresuró a rechazar el tope salarial y ya compite por más alzas en los sueldos.
Moreno promete a los industriales que lo acompañen mayor flexibilidad aduanera, para aquellos sectores que decidan militar también en las entidades empresarias ultra oficialistas.
A los que rechazan la invitación sólo les promete más dificultades a la hora de importar.
De momento, la presión tuvo efectos parciales, pero logró que algunas cámaras menores decidieran tener una doble afiliación. Así, algunos se adhieren a la Confederación General Económica, que lidera el tenaz Ider Peretti, cuyo mayor logro fue captar a los militantes del ex grupo Pampa Sur. Así, Miguel Saredi cambió sus durísimas criticas al Gobierno y creó una Cámara de Exportadores afín a las cuestionadas políticas de Moreno.
Los movimientos del secretario de Comercio son seguidos de cerca por sus enemigos internos . Julio De Vido actúo para boicotear la idea del pacto social. En esa línea también se anotó Axel Kicillof, quien fogonea la suba de tarifas que aplica el Gobierno.
El aumento en gas, luz, transporte y la tablita de devaluación del 23% anual implican un ajuste que perfora el poder de compra de las familias.
En la cima del poder disgusta que, entre sus íntimos, Moreno no oculte su aspiración a transformarse en heredero de Cristina Kirchner . Durante la última fiesta de la CGE, el funcionario volvió a alentar los cánticos a favor de su eventual candidatura presidencial.
Moreno responde a los ataques doblando la apuesta. Ahora propuso en la Casa Rosada lo siguiente: mudar Tecnópolis al predio de la Rural.