La estructura macroeconómica de Neuquén cambió significativamente en la última década: si a fines del siglo pasado regalías energéticas e impuestos (provinciales y coparticipación de los nacionales) aún alcanzaban para solventar los gastos corrientes del Estado (sueldos más funcionamiento), hoy esos ingresos quedan por detrás de los egresos en casi el diez por ciento, poniendo en dificultades las obras y el crecimiento.
Lo cierto es que los yacimientos tradicionales están declinando y el modelo financista que Repsol impuso a YPF servía para enriquecer a los empresarios españoles pero no para enfrentar el desafío tecnológico de hacer crecer la producción al mismo ritmo que las demandas sociales. Con el cambio positivo del 2007 el gobierno provincial pasó de ser un mero cobrador pasivo de regalías a llevar adelante una activa estrategia de inversiones petroleras y creación de riquezas para financiar el desarrollo. La regalía es un concepto de origen feudal por la cual el soberano tenía el derecho de cobrar honorarios (sin trabajar ni arriesgarse) por el uso de sus tierras. En esta Argentina centralista, las regalías hidrocarburíferas son un magro reconocimiento a las provincias, con el fin de que éstas no interfieran en la extracción de riquezas.
La permanente crisis política del Estado nacional impide que esa injusticia sea saldada en el corto plazo. Lejos de deprimirse y de conformarse con migajas, Neuquén está convirtiendo el drama en oportunidad, con una innovación sociopolítica de envergadura: la creación de su propia empresa operadora. Como propietaria de todos los yacimientos concesionables a partir de la ley "Corta" de Hidrocarburos (sancionada en el 2007, así llamada pues consta de pocos artículos), todas las áreas fueron otorgadas a Gas y Petróleo de Neuquén SA (GyP), que elige socios para cada emprendimiento según la contribución con tecnologías y financiación. El modelo de acumulación resultó exitoso y en poco más de cuatro años, desde su constitución, esta empresa consiguió:
• Iniciar exploraciones en setenta yacimientos antes considerados "marginales", los que, con las tecnologías no convencionales del shale, demostraron poseer cuantiosas reservas.
• Se halla pronta a poner en producción el área Aguada del Chañar, asociada en partes iguales con Enarsa, la otra empresa estatal nacional.
• Comenzó la exploración del yacimiento shale Aguada Federal con recursos propios.
• Se apresta a cotizar en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires para posicionarse como empresa líder y captar financiación con emisión de acciones, lo que le permitirá expandir sus operaciones.
Se espera que en pocos años logre suficientes ganancias para cubrir el déficit presupuestario, así como para consolidar la caja de jubilaciones y promover la diversificación productiva.
El proceso de GyP comenzó mucho antes del relanzamiento de YPF, junto con el programa provincial de difusión internacional de nuestros grandes recursos no convencionales. Tal activismo contribuyó al Plan de Soberanía Hidrocarburífera, con lo que Neuquén recibe el 10,44% de las acciones que le corresponden como socia de YPF.
El Neuquén pasivo, sólo basado en regalías, quedó atrás. Es la época activa y optimista de una cadena de valor petrolera mixta en la que se articulan las empresas estatales de Argentina y de Neuquén con las principales operadoras internacionales y un sinnúmero de pequeñas y grandes firmas de servicios. Se puede asegurar con certeza que el desafío no será fácil, que habrá que prestar atención a los impactos sociales y ambientales, que se generarán disputas por la distribución de los beneficios y que los intereses internacionales tratarán de imponerse a los nacionales. No obstante, si se privilegian la transparencia, la participación popular y la gestión planificada, se trata de un programa viable que ayudará al autoabastecimiento energético nacional, al crecimiento de Neuquén, a la creación de fuentes de trabajo y al impulso de la diversificación productiva sustentable.
(*) Diputado provincial, MPN