El Japón va a celebrar elecciones parlamentarias en agosto de 2013 a más tardar, pero también podría ser en fecha tan próxima como el comienzo de ese año. Según las encuestas de opinión pública, es probable que el gobernante Partido Democrático, que llegó al poder en 2009, sea substituido por el Partido Liberal Democrático , cuyo presidente, Shinzo Abe, sería el Primer Ministro, cargo que ya ha ocupado. Abe tiene fama de nacionalista y visitó el Santuario Yasukuni, monumento conmemorativo de la guerra situado en Tokio y que resulta polémico en China y Corea. Además, Toru Hashimoto, el joven alcalde de Osaka, segunda ciudad del Japón, ha creado un nuevo partido y también se ha granjeado fama de nacionalista.
Parece que se ven los efectos en la política japonesa de un lento crecimiento económico a lo largo de dos decenios que ha creado problemas fiscales y una actitud entre los jóvenes más preocupada por su propio país. Pese a esos problemas, el Japón sigue teniendo fuerzas considerables . Aunque hace dos años China superó al Japón como segunda economía del mundo por tamaño, la de este último país es una sociedad acomodada con una renta por habitante mucho mayor.
Es una sociedad que se ha reinventado dos veces en menos de 200 años : en el siglo XIX, con la Restauración Meiji, y después de la derrota de 1945. Algunos analistas abrigaron la esperanza de que el terremoto, el maremoto y la catástrofe nuclear diera un tercer impulso de reinvención nacional, pero aún no se ha producido .
Si se ayuntase un nacionalismo moderado al yugo de la reforma política, los resultados podrían ser buenos para el Japón… y para el resto del mundo. Pero, si un estado de ánimo nacionalista en aumento propiciara posiciones simbólicas y populistas que obtuvieran votos en las elecciones nacionales , pero se granjeasen la antipatía de sus vecinos, tanto el Japón como el mundo resultarían perjudicados. Lo que ocurra en la política japonesa durante los próximos meses tendrá repercusiones allende la costas del país.