Estamos necesitando más y mejores graduados universitarios, ya que nos estamos quedando atrás en el mundo de los avances tecnológicos que impulsa la globalización productiva.
Nuestra graduación es escasa, pero además son pocos los graduados en las carreras del futuro: las científicas y tecnológicas .
Un problema es la ausencia de instrumentos para fortalecer la cultura del esfuerzo y la dedicación al estudio para poder ingresar a la Universidad, como existe en casi todos los países.
El Presidente Correa estableció recientemente en Ecuador el Examen Nacional para la Educación Superior cuya aprobación habilita el ingreso a la Universidad según el cupo fijado; 138.998 estudiantes rendirán este examen este mes.
Los mejores puntajes tendrán derecho a becas, con un tratamiento especial para las familias humildes.
Para ingresar a Medicina o Educación hay que tener un puntaje más alto que el requerido en otras carreras. En Cuba los exámenes de ingreso ya se tomaron en mayo de este año; como informa Juventud Rebelde (órgano del Partido Comunista) el cupo universitario establecido es de 96272 vacantes, que fue asignado según el puntaje de cada estudiante.
Brasil y Chile gradúan, proporcionalmente a su población, más universitarios que nosotros , ya que Chile gradúa anualmente 4 profesionales cada 1000 habitantes, Brasil gradúa 4,3, mientras que nosotros graduamos apenas 2,5. Es notable que tengamos menos graduados, a pesar de tener mucho más estudiantes universitarios. Brasil tiene apenas 26 estudiantes universitarios cada 1000 habitantes, Chile tiene 32, mientras que nosotros tenemos nada menos que 41 estudiantes cada 1000 habitantes. Nuestros vecinos con menos estudiantes gradúan más universitarios porque gradúan más de la mitad de los ingresantes a la Universidad, nosotros apenas graduamos 27 cada 100. Pero Chile y Brasil son en esto parecidos a Cuba y Ecuador, los diferentes somos nosotros.
En Chile los estudiantes rendirán en diciembre los exámenes de ingreso a las universidades. El sábado 3 y el domingo 4 de noviembre fueron en Brasil y Argentina días distintos para los adolescentes que concluyen la escuela secundaria, y piensan ingresar a la Universidad. Para ninguno de los argentinos fue un día especial, por eso muchos pudieron tener un fin de semana como cualquier otro, incluso con la activa vida nocturna. Pero los brasileños enfrentaron un distinto fin de semana, ya que en esos días se tomaron los exámenes ENEM, cuya aprobación es indispensable para ingresar a la Universidad. Estas pruebas escritas se tomaron en 1615 ciudades del Brasil; se presentaron a rendir de 4,2 millones de adolescentes que están concluyendo la escuela secundaria . El examen escrito del día sábado duró 4,30 horas, El día domingo el examen escrito fue más largo ya que duro 5,30 horas.
En total tuvieron que responder 180 preguntas.
En realidad ningún lector debería sorprenderse por esta practica, que es común desde hace muchas décadas en todos los países del mundo desarrollado. E n América Latina, estas pruebas de ingreso obligatorias se aplican, como hemos visto en países distintos desde el punto de vista político, como Chile, Colombia, Cuba y Ecuador.
Nuestro régimen es original ya que excluye estos exámenes generales al concluir el ciclo secundario, esto significa que hemos decidido liberar a los adolescentes del esfuerzo que significa prepararse bien para afrontar una prueba general de ingreso a la Universidad de carácter nacional.
La pregunta es: ¿ quiénes tratan mejor a sus adolescentes y más se preocupan por su futuro laboral en este mundo globalizado, estos países latinoamericanos con estas exigencias que los impulsan a estudiar, o nuestra visión facilista que excluye este tipo de exámenes y no propicia la cultura del esfuerzo y dedicación para el estudio? A pesar (¿o gracias?) de estos exámenes Brasil y Chile, como hemos visto gradúan muchos mas universitarios que nosotros.
Los exámenes generales al finalizar el secundario son exigentes vallas a superar y para eso hay que estudiar durante el ciclo secundario e ingresar así bien preparado al nivel universitario, o sea que el estudiante es el principal beneficiado.
Es hora de definir nuevas políticas para tener más y mejores graduados universitarios, que puedan afrontar el desafiante siglo XXI.
