El día después del gran apagón volvió a mostrar casi las mismas reacciones y dudas que se registraron en los distintos cortes masivos de electricidad de los últimos años.
Por un lado y sin reconocer la crítica situación del sector eléctrico, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, apeló otra vez a la clásica acusación kirchnerista de un posible “sabotaje”para explicar la interrupción del servicio que afectó a casi 3 millones de personas. Tras indicar que “alguien bajó la palanca”, el ministro –responsable de la política energética desde 2003– impulsó una denuncia para que la Justicia investigue las causas del apagón.
Por otro lado, varios técnicos consultados por Clarín no creen que haya habido una mano negra, sino una conjunción de factores dada por un marcado incremento del consumo y un sistema de protección de instalaciones que reaccionó correctamente ante un motivo, por ahora desconocido, que amenazaba con poner en riesgo a toda la red de distribución.
Si bien es cierto que las dos líneas del corredor Bosques–Costanera que salieron de servicio no estaban sobrecargadas, hay dos datos clave que ponen en duda la hipótesis de sabotaje .
Uno de ellos es que, en las dos inspecciones que realizaron los técnicos de Edesur y del Gobierno, no se encontró ningún rastro, ni evidencia de daños en las torres y cables . El otro dato es que el mecanismo que protege las líneas y las redes de distribución funciona de manera automática y no puede ser alterado manualmente. “Varias veces, la existencia de humo o aves que se posan sobre los cables pueden disparar automáticamente la salida de servicio de las líneas”, señaló un ingeniero del sector.
Más allá de la polémica por el origen del corte, hay una realidad que el Gobierno ya no puede seguir desconociendo . Edesur y Edenor –las eléctricas más grandes del país– tienen sus tarifas congeladas y no están pagando la totalidad de la energía que toman del sistema. En la misma situación se encuentran otras 30 distribuidoras provinciales y cooperativas del interior.
Las cuentas en rojo, los problemas operativos y la falta generalizada de inversiones preanuncian que el corte masivo de ayer podría repetirse en cualquier momento .
Señor Sueiro, tenemos información de que viajó al más allá y volvió. La pregunta es: ¿antes de volver, usted apagó la luz?". “No apagué la luz”, respondía por entonces el recordado conductor en la publicidad que apelaba al humor para invitar al ahorro de energía. Salvando las distancias, las declaraciones del Ministro de Planificación, Julio De Vido, refiriéndose al "hombre que bajó la palanca" intentan personificar un problema que, independientemente del apagón puntual del miércoles, hace casi diez años plantea luces de alarma.
Según un informe del Enre (Ente Nacional Regulador de Electricidad), entre 2003 y 2010, las interrupciones del servicio eléctrico de las distribuidoras nacionales aumentaron hasta un 90 por ciento en cantidad y un 175 por ciento en duración. Los números del detrás de escena hablan por sí solos: Edenor y Edesur necesitan fondos por más de $ 1000 millones para cubrir el déficit de caja de 2012. Ambas empresas se quedan con el 40 por ciento del negocio de la distribución a nivel nacional y tienen más de 5 millones de clientes en el área metropolitana, considerada la de más alto poder adquisitivo. Sin embargo, congelamiento de tarifas mediante en el AMBA, se da una distorsión respecto de lo que ocurre con sus colegas del interior. Una familia porteña tipo paga US$ 17,1 por cada megawatt por hora, sólo un 17 por ciento de lo que factura la empresa provincial de energía (EPE) de Santa Fé (US$ 76,8) y un 20 por ciento de lo que se cobra en Córdoba (US$ 85,6), según un informe realizado en febrero por la consultora Montamat & Asociados.
"El costo laboral representaba, en 2002, un 25 por ciento de la tarifa de un transportista; hoy, es más del 80", agrega otro ex funcionario de Energía. Desde el Gobierno corren a las compañías con los '90. "Ya ganaron mucho durante esa década, ahora es tiempo de devolver a la sociedad", les repiten a los accionistas, mientras el viceministro de Economía, Axel Kicillof pone el foco en los costos de las firmas. "Es ideología pura. Se construyó un Frankestein de las eléctricas y sus ganancias millonarias que no coincide con la realidad", describe escudado en el off un director de larga trayectoria en el sector. Como prueba cita un informe de Flacso de 2002 en el que se hacía una fuerte crítica sobre las privatizaciones y, al momento de describir la rentabilidad de las eléctricas, le daba que ya por entonces era la más baja de los servicios públicos. "Del ´95 al 2000 daba una media del 5% anual.
Vivimos diez años de ese capital hundido", agrega terminante. Los dueños de Edesur (el grupo italiano Enel controla Endesa, dueña de la mayoría accionaria de la distribuidora y Petrobras es el otro socio minoritario) y los de Edenor (Marcelo Mindlin y Pampa Energía) realizaron ya varios pedidos para actualizar las tarifas e inclusive avanzaron en movimientos para mejorar los números: en los últimos meses, Pampa se desprendió de Edesa (distribuidora eléctrica de Salta) y había hecho lo mismo con su porcentaje de Edesal (San Luis) y Edelar (La Rioja) para destinar recursos a financiar el déficit. En paralelo, Mindlin había enviado en abril una dura carta a Cammesa (ver recuadro paso a paso) en la que advertía por un eventual default de la firma que tiene pérdidas acumuladas en 2011 por $ 435,3 millones, según el balance anual presentado a la CNV. La inversión durante ese período fue de $ 430,6 millones, destinada a reparar fases deterioradas.
En Edesur, en tanto, dicen haber desembolsado unos $ 657 millones durante el último año. En el sector calculan que para acompañar el 35% de crecimiento de la demanda que se mantiene desde 2004, habría que invertir un promedio de entre US$ 170 y US$ 200 millones por año, cifra a la que hay que sumarle las refacciones y mejoras de la capacidad ya existente, consignan. "Desde el Gobierno suelen correr discursivamente a las distribuidoras con el argumento de que quienes juegan en más de un factor de la cadena tienen la posibilidad de compensar las pérdidas de un eslabón con los ingresos que se obtienen en otro", admite otro analista energético. Y agrega: "Basta con ver los números para comprobar que ese relato no coincide con los hechos". Los costos del sector se incrementaron un 900 por ciento entre 2002 y 2011 y sus precios subieron un 60%, concluyen.
Lo que viene
Mientras Julio De Vido anunció ayer que presentará una denuncia penal para que se "investigue" quién originó el gigantesco apagón, en la Justicia se encontrará con infinidad de reclamos ya encarados por los principales jugadores del sector energético (Ver recuadro la seguimos en..). Por otra parte, son infinitas las hipótesis que se barajan para el futuro del sector. "Un escenario es que el gobierno avance hacia una revocación del contrato, ejecutando una prenda sobre las acciones clase A para quedarse con los papeles o favorecer el ingreso de otro accionista", analiza un abogado especializado. El concurso de acreedores tampoco sería una solución de fondo ya que "congela el pasado pero al mes siguiente hay que seguir pagando sueldos y comprando energía a Cammesa", agregan. La deuda no es en la actualidad el problema, sino el flujo de ingresos. O como dicen desde Planificación, el hombre que bajó la palanca.