Cada vez que la presidenta del Banco Central habla o toma una medida, el titular de YPF, Miguel Galuccio, se debe acordar de su familia .
Mercedes Marcó del Pont comenzó a adherir en los últimos tiempos a una suerte de filosofía del aguante barrabrava en materia financiera que no parece encaminada a mostrar resultados satisfactorios.
Decía la titular del Central al abrir un congreso de economistas heterodoxos: “Este Gobierno desafía el saber convencional. Estamos preparados para que nos sigan criticando y que me califiquen como la peor presidenta de un Banco Central, que el FMI nos amenace con metáforas y que las calificadoras de riesgo bajen las notas de los bonos y las perspectivas de los bancos. No les gusta que Argentina haga algo diferente. Pero vamos a seguir haciendo más cosas, tenemos facultades que vamos a ejercer”.
El desafío resulta interesante pero habría que evaluar cuáles serían los costos que implica .
Una muestra del “uso de las facultades” probablemente haya sido la decisión del Central de no venderle a Chaco US$ 263.651 ( sí, una cifra mínima para un país o provincia ) para poder cancelar un bono en dólares.
Un resultado es conocido. La provincia pagó en pesos y abrió dudas sobre la posibilidad de que otros seis bonos provinciales con cláusula dólar pudiesen tomar el mismo camino.
Marcó del Pont, una convencida de la pesificación y que adhiere a la idea de que la gente ahorra en dólares por una cuestión “cultural”y no porque tenga miedo a ser estafada, a que le cambien las reglas o que, en realidad, la Argentina sea una economía bimonetaria que transa en pesos y ahorra en divisas, no debe estar muy inquieta por la caída de 4% o 5% en los precios de los bonos. Sabe que los mercados podrían darle esa respuesta.
Distinto es el caso de Galuccio, que intenta salir a buscar fondos en forma intensiva para la petrolera y todos estos movimientos le juegan en contra .
El “chasco” del Central-Capitanich (así bromean los operadores) se tradujo en un aumento de entre un punto y medio y dos del costo del crédito para el país.
Títulos públicos como el Boden 2015 o el Bonar 2017 bajaron fuerte de precio y la tasa de interés que pagan pasó en un caso del 9,5% a 11% anual y, en el otro, de 10,5% a 12,5% anual. En otras palabras, el crédito al país le sale más caro .
A modo de comparación, hoy la tasa de interés para la Argentina ronda el 11% mientras que Brasil paga 3,2% anual. Es una enorme diferencia a la hora en que Galuccio y Petrobras salen al mercado a la búsqueda de capitales en el intento de aumentar la producción . Uno tiene el mundo; el otro, los pesos de los jubilados que maneja la ANSeS.
La decisión del Central de no venderle poco más de 200 mil dólares a Chaco para que pueda pagar un bono (y la de Capitanich de tampoco sacarlos del tesoro provincial) demuestra que el proceso de pesificación que encaró el Gobierno sigue su camino .
Sin embargo ayer, y como era esperable, el Central debió sacar un comunicado para ratificar que los bonos en dólares serán pagados en dólares .
Es curioso como un gobierno que hizo una bandera del desendeudamiento, tiene uno de los niveles más bajos de deuda en relación a su PBI del mundo y cumplió pagando los servicios de los bonos genera, por otra parte, una considerable desconfianza financiera .
Desde ya que haber manipulado los índices del INDEC para moderar el coeficiente CER y pagar menos renta por los bonos fue una jugada que, evidentemente, sigue generando costos .
También paga con la caída de depósitos en dólares en los bancos desde el comienzo del cepo cambiario.
Hoy quedan en el sistema poco más de US$ 8.000 millones de los casi US$ 15.000 millones que había en octubre y que alimentaban y alimentan el financiamiento de operaciones de comercio exterior.
El cuidado de las divisas también podría estar indicando que el Central, a pesar de haber comprado unos US$ 8.000 millones en lo que va del año, prevé adquirir pocas divisas hasta que lleguen los esperados dólares de la soja, recién en marzo o abril.
Hay pronósticos que sostienen que los US$ 45.100 millones se transformarán en no más de US$ 43.000 a fin de año .
Las reservas siguen siendo más que suficientes para controlar el mercado cambiario para un Gobierno que, como todos y en forma casi inexorable y más aún antes de las elecciones, se enamora del dólar barato .
Pero en este caso, el esquema de un dólar barato para retribuir las exportaciones y hacerle ganar atractivo a las importaciones se dosifica con el cepo cambiario.
Probablemente, en los próximos meses el grifo de dólares se irá abriendo para pagar importaciones y los empresarios sueñan con que les autoricen el giro de algunas utilidades al exterior.
Esa dosificación, a contar por la decisión que se tomó con el Chaco, sería a cuentagotas .
Un cálculo de la consultora Quantum sostiene que el año que viene y por el cepo cambiario habría un ahorro en la demanda de dólares equivalente a 17.377 millones , más que todo el superávit del comercio exterior de un año.
La cifra es impactante y si bien hay que considerar que sólo por la importación de energía se irían unos US$ 12.000 millones, se nota que dólares no faltan , pero que al país, con la táctica actual, le cuesta mucho capturarlos .
De eso debe saber bastante Galuccio que intenta poner un imán donde otros no paran de tomar decisiones refractarias .