En las últimas semanas, diferentes grupos y dirigentes han expresado su apoyo respecto de la idea de promover una reforma constitucional.
Por un lado, los motiva la idea de habilitar a la Presidenta a postularse para un nuevo mandato presidencial ; por otro, aparece la idea de nacionalizar los recursos naturales.
Desde nuestra articulación como Estado, las provincias decidieron organizarse con una forma representativa, republicana y federal. Delegaron poderes y atribuciones al Estado Nacional, pero se reservaron todo el poder no delegado.
En 1994, se reconocieron, al modificar la Constitución, verdades históricas, que trascendían una cuestión coyuntural. Una de ellas fue la aceptación expresa del dominio originario de los recursos naturales.
¿Qué clase de federalismo puede existir sin recursos ni las atribuciones que a ellos se refieren?
En palabras de la entonces convencional constituyente y defensora a ultranza del federalismo Cristina Fernández de Kirchner: “¿Cómo no va a haber provincias inviables si nos están federalizando los gastos y centralizando los recursos?” Los propulsores de esta reforma o desconocen la forma de pensar de su líder político o nuestra Presidenta en estos años ha cambiando radicalmente de opinión.
Un ejemplo es el modo de operar de la Presidenta respecto de los recursos mineros . Ella manifestó públicamente que la minería “es una importante fuente de recursos para el país”. Mendoza tiene una clara postura en este tema, al igual que otras provincias.
¿Pretenderán reformar la Constitución para ignorar las decisiones de aquéllos que son los titulares del dominio sobre esos recursos?
Con un fuerte espíritu nacional pero con una clara organización federal, entendemos que la titularidad sobre los recursos es provincial y creemos que la administración debe ser conjunta. Separar dominio y jurisdicción, teniendo claro que los afectados directos, para bien o para mal, son los que viven cerca de esos recursos, carece de sentido.