Es verdad que no hay mal que por bien no venga. Por ejemplo, desde hace años cae sin pausa nuestra producción de hidrocarburos , caída que refleja la fuerte reducción en las reservas motivada por el escaso nivel exploratorio, característica de la política energética vigente. Se exploró mucho menos en los últimos tiempos que en los ochenta y en los noventa, a pesar de que el petróleo en esos años lejanos tenía un bajo precio internacional, en el orden de apenas la quinta parte del actual.
Durante los últimos 20 años vivimos una etapa de energía abundante y exportada; ahora ya cambió drásticamente el escenario como resultado del enfoque con el cual las autoridades implementaron la política energética, y ya entramos en una nueva etapa de energía escasa e importada . Entre el 2006 y el 2011 la balanza comercial anual energética se deterioró en casi 10.000 millones de dólares, lo cual es grave. Esto impactará directamente en un alza de los costos que deberemos afrontar en el futuro, ya que los combustibles y el gas importado tienen costos por encima de los actuales precios internos . En el caso del gas, la diferencia entre costos y precios es tan grande que puede llegar en algunos importantes casos a nada menos que una proporción de 20 a 1.
El desafío que enfrentamos ahora es recuperar el autoabastecimiento energético , lo cual significa, en primer lugar, paralizar la caída en la producción y al mismo tiempo, con más inversiones en exploración, expandir la producción y el horizonte de nuestras reservas de hidrocarburos, cuya descapitalización en los últimos años supera los 300.000 millones de dólares. Pero el autoabastecimiento no se logra solamente expandiendo la oferta de hidrocarburos , que debido a sus emisiones de dióxido de carbono son poco amigables con el cambio climático , sino también encarando una reforma de la matriz de consumo energético que actualmente depende en nada menos que un 84 por ciento del gas y del petróleo.
Esto requiere expandir la oferta de otras energías que no utilicen combustibles fósiles.
En esta categoría encontramos la hidroelectricidad, la energía nuclear y las típicamente renovables como la eólica, solar y mareomotriz. Pero no se trata únicamente de producir más energía que no emita dióxido de carbono y por lo tanto no agrave el proceso de calentamiento global que hoy enfrenta todo el planeta. También es necesario aplicar las técnicas de conservación y eficiencia energética . En este sentido señalemos que son numerosas las políticas sectoriales que deberían ser simultáneamente implementadas para recuperar el autoabastecimiento energético. Las principales son las siguientes: política de transporte interurbano de cargas y personas que priorice el ferrocarril, modernización del transporte público en los grandes centros urbanos, nuevos códigos de edificación que estimulen la conservación energética, equipos y procesos industriales con mayor eficiencia energética y desarrollo automotor que optimice la utilización de los combustibles.
Por todo esto se puede pensar que, como dice el antiguo refrán, estamos enfrentando una gran oportunidad, ya que estas iniciativas fortalecen nuestro autoabastecimiento, por menor consumo de las energías tradicionales, pero al mismo tiempo significan un estimulo al crecimiento de las energías limpias , lo cual seria una gran contribución a la meta mundial que apunta a evitar que la temperatura global trepe más de 2 grados centígrados, comparado con el nivel de los años previos a la Revolución Industrial.
Este año vence el Protocolo de Kyoto y a fines de año se realizará en Doha la reunión de Naciones Unidas para definir los nuevos compromisos de reducción de emisiones hacia el futuro. En las tres últimas reuniones mundiales (Copenhague 2009, Cancún 2010 y Durban 2011) nuestro aporte para reducir las emisiones de C02 fue enunciativo, sin metas concretas basadas en una política ambiental responsable ; ahora nosotros estamos en condiciones de implementar una nueva política energética y ambiental que contribuya a preservar el planeta. Ha sido grave haber perdido en los últimos años el autoabastecimiento, pero ahora tenemos la oportunidad de apuntar a otro escenario con conservación y eficiencia energética, y un pujante desarrollo de fuentes renovables y no contaminantes.