La crítica situación financiera que deben afrontar las administraciones subnacionales, algunas al borde del default salarial, nos coloca ante la necesidad de abordar una discusión de fondo sobre nuestro federalismo fiscal . Hemos experimentado particularmente durante la última década una fuerte concentración de recursos en manos del poder central , que ha desfinanciado a las provincias y sus municipios, subvirtiendo nuestro sistema federal.
Debemos replantear la relación fiscal entre las diferentes jurisdicciones. Los recursos están. El problema no es cuánto se recauda, pues de hecho se recauda como nunca, sino cómo se distribuye lo recaudado , si el recurso llega efectivamente a quienes tienen la responsabilidad primaria de gasto y deben dar respuesta inmediata a las demandas de la ciudadanía.
Un caso emblemático se da con la Provincia de Buenos Aires, la jurisdicción en proporción más relegada en el reparto de recursos federales .
En efecto, del total recaudado por la Nación durante 2011, cerca del 40% en la propia PBA, el conjunto de las provincias recibió de manera directa y automática alrededor del 25%, de lo cual la PBA recibió tan sólo el 20%. Es decir, números redondos, por cada $8 de recaudación nacional generada en la PBA, ha vuelto directamente a ella ¡sólo $1! Mas allá de las consideraciones que puedan formularse respecto de la calidad de la gestión del gobernador Scioli, resulta innegable el retaceo de recursos federales que legítimamente corresponden a la Provincia .
Necesitamos por tanto establecer urgentemente una mayor correspondencia entre quien es titular del recurso y quien tiene la responsabilidad de gasto. De esta forma se materializa el auténtico federalismo.
Caso contrario resulta un concepto abstracto, un postulado constitucional anacrónico, vacío de todo contenido .
Sin lugar a dudas lograremos así mejores condiciones de gobernabilidad para nuestras provincias, contribuyendo en definitiva a brindar más y mejores soluciones al conjunto de los argentinos.