Alieto Aldo Guadagni. Miembro del Instituto Di Tella
El Cronista
El pasado 5 de junio YPF hizo publico su esperado Plan Estratégico, donde se expresan sus metas hacia el año 2017. La expectativa estaba bien justificada, ya que nuestro país registra una caída en la producción de gas del 14% desde el 2005 y del 36% en la producción de petróleo desde 1999. No solo preocupa esta acelerada caída en la producción sino también la fuerte caída en las reservas de hidrocarburos, ya que remplazarla con importaciones futuras significaría erogar nada menos que una suma equivalente al valor de 500 millones de vacunos.
En este escenario negativo mucho había gravitado la disminución del esfuerzo inversor de YPF, provocado por los acuerdos societarios de febrero del 2008 (expresamente aprobados por el gobierno nacional), que dieron lugar a las más gigantescas distribuciones de dividendos petroleros que se conozca. El gobierno nacional había siempre acompañado este proceso, a través del voto de su representante en el Directorio de YPF (acciones clase A), desde la aprobación de los dividendos correspondientes al 2007, pero el año pasado en un acto tardío de sensatez y responsabilidad voto en contra.
Este Plan Estratégico es sensato y realista; es sensato porque presenta estimaciones razonablemente fundadas desde el punto de vista de la técnica productiva de hidrocarburos, y establece metas que lucen alcanzables. En gas y petróleo estima una producción combinada para este año de 159 millones de barriles equivalentes de petróleo, es decir lo mismo que el año pasado. Para el año próximo supone un incremento del 3,1 por ciento y hacia el 2017 estima una cifra en el orden de 216 millones. Es decir se espera un incremento del 36% en seis años, o sea algo mas del 5% por año.
El plan también es sensato porque deja bien en claro que obtener estas metas productivas exigirá nada menos que una inversión anual en el orden de los u$s 7000 millones, que habrá que financiar con fondos fuera de la empresa ya que su generación de utilidades apenas llega a la quinta parte de esta magnitud. Para visualizar estos grandes requerimientos de inversión en el marco del sistema financiero argentino, señalemos que los mismos representan nada menos que 12% del total de préstamos bancarios en nuestro país. Desde ya que el fisco no podrá aportar nada, ya que esta ahora demandado por las provincias que tienen dificultades en sus principales obligaciones de pago, comenzando por el pago de los salarios y del próximo aguinaldo. Pero al mismo tiempo este Plan Estratégico es bien realista, ya que con toda crudeza nos aclara en su página 2 que “las estimaciones incluidas en este documento pueden o no ocurrir” ya que “en el futuro... volúmenes de producción y comercialización, reservas, gastos de capital e inversiones de YPF... podrían variar sustancialmente en comparación a aquellas contenidas expresa o implícitamente en dichas estimaciones...”
Además YPF nos deja en claro en este documento (pagina 2) que “YPF no se compromete a actualizar o revisar públicamente dichas estimaciones aun en el caso en que eventos o cambios futuros indiquen claramente que las proyecciones o las situaciones contenidas expresa o implícitamente en dichas estimaciones no se concretaran”. No olvidar que YPF es empresa que cotiza en Wall Street, por lo tanto es muy cuidadosa de lo que le expresa al organismo de control bursátil de los Estados Unidos (SEC).
Finalmente digamos que esta presentación de YPF es un paso positivo pero insuficiente, ya que hoy YPF ha dejado de ser una empresa fuertemente gravitante en el escenario petrolero y gasífero argentino, ya que apenas produce la tercera parte del petróleo y la cuarta parte del gas del país. Para recuperar el autoabastecimiento es importante además saber que harán las restantes empresas, que representan 2/3 del petróleo y ¥ del gas nacional. Claro que esto exige otra política que esta fuera de la visión y comprensión de las autoridades que hace ya 9 años, mes a mes, son testigos pasivos de la caída en la producción.