Hugo Nicolás Lanci - Ex Senador Provincial U.C.R.
YPF y la verdad histórica
Los Andes
En una nota de opinión publicada en Los Andes en su edición del 07/06/2012, el escritor Roberto Azaretto formula algunas consideraciones que consideramos necesario analizar, en homenaje a la verdad histórica.
No es cierto que el presidente Yrigoyen no estuvo de acuerdo con el General Mosconi, el ilustre titular de YPF. En completa coincidencia con Mosconi, el caudillo radical decidió, en 1930, tomar el control del mercado de los combustibles líquidos después de un discurso muy virulento de Mosconi, quien dijo que la producción debía quedar dentro del país.
Se concretó entonces la idea de un golpe de Estado: Uriburu, el jefe del golpe del 6 de setiembre de 1930, tenía en su gabinete ocho ministros que eran a su vez directores de multinacionales del petróleo.
A partir de ese momento se sucedieron los directores de YPF, en tanto que las multinacionales ya no recibieron interferencias desde el gobierno.
El presidente Alvear, por pedido de Mosconi, había anulado 73 mil concesiones petroleras porque el país estaba copado por los representantes de la Esso, la Shell, Texaco y la Anglo Persian.
Tras las anulaciones, Mosconi pidió a Alvear la construcción de una refinería, la que -a pesar del rechazo de los conservadores que desde el Senado se opusieron- se construyó en Ensenada, inaugurándose en 1925: todavía hoy es la mayor del país y una de las más grandes de Sudamérica.
Para poder construirla Alvear y su ministro de agricultura, Tomás Le Bretón, contaron con un gesto altamente patriótico de Carlos Madariaga, director de YPF, quien garantizó con su fortuna personal el empréstito que se tramitó para su construcción.
Una vez en plena producción YPF, con los impuestos agregados al combustible, posibilitó la construcción de la red vial nacional, escuelas, hospitales, etc.
Es inexacto y además agraviante para la memoria de Marcelo de Alvear afirmar que fue el presidente fraudulento Agustín P. Justo quien más hizo por la YPF estatal. Justo había sido ministro de Alvear pero luego lo traicionó y llegó a la presidencia mediante el fraude más escandaloso de la historia argentina ejecutado por el gobierno surgido del golpe setembrino, que encarceló y desterró a Alvear, además de vetar su candidatura a presidente en 1932, convirtiéndolo así en el primer proscripto de la democracia argentina.
También es de estricta justicia recordar que el presidente Arturo Illia, prolijamente omitido en la nota en cuestión, creó el impuesto a los crudos procesados el que, agregado a los anteriores, permitía hacer obras, caminos, exploraciones y desarrollos atómicos: eso era la renta petrolera.
YPF sufrió luego los avatares de una privatización escandalosa, correctamente señalada en el artículo que comentamos. La presidencia de Menem marcó un quiebre irreversible en la historia de YPF. La política petrolera dejó de ser una cuestión de Estado y se convirtió en una cuestión de mercado. Se produjo una sangría de empleados y el desmantelamiento de estaciones de servicio, que terminó con el despido de 50.000 trabajadores. Repsol tomó el control de la empresa, al cabo de seis años recuperó la inversión y dejó de invertir.
Se llevaron todas las ganancias, concretando exportaciones pero sin invertir un peso en exploración y descubrimientos. Por ello, entre el vaciamiento financiero que hizo Repsol y las exportaciones de gas y petróleo, se llegó a una crisis brutal, que hoy significa declinación en la producción de gas y petróleo, reservas en límites miserables, ninguna represa significativa en construcción y ausencia de planes exploratorios.
YPF debe ser la empresa que administre la explotación petrolera, que es un bien de todos los argentinos. Ojalá el actual gobierno tenga la madurez necesaria para recuperar y desarrollar la mejor historia de YPF, a la que siempre debimos haber honrado.