En todos estos años la política petrolera estuvo entrampada en el corto plazo. La gestión de las empresas, como consecuencia, privilegió la sobreexplotación de los yacimientos que estaban en producción y limitó al mínimo la inversión de mayor riesgo , aquella que repone reservas.
Así se fueron consumiendo los stocks de reservas probadas (las de gas natural se redujeron a la mitad), y de cada uno de los cerca de 10.000 pozos que extraen petróleo y los cerca de 1.000 que extraen gas la productividad fue declinando. Consumo del stock de reservas probadas, producción en baja, y menor productividad por pozo en yacimientos maduros: la fórmula para la pérdida del autoabastecimiento en una geología como la nuestra, ni pródiga en recursos de bajo costo, ni heredera de las reservas probadas que tienen las potencias petroleras.
Para poner el caballo delante del carro en la recuperación del autoabastecimiento hay que cambiar la política energética . Esto es, pasar de la intervención discrecional a reglas que den previsibilidad de largo plazo; reemplazar los planes contingentes por una planificación estratégica para los próximos 20 años, y asumir los costos políticos de una recomposición gradual de precios y tarifas a partir de los precios en boca de pozo del gas natural.
La política energética debe cambiar para la nueva YPF, que representa en promedio el 30% de la producción de petróleo y gas, y para todos los otros actores que producen el otro 70%. Si la política energética no cambia, si el petróleo y el gas siguen entrampados en el corto plazo, las empresas (sean estatales, privadas o mixtas) seguirán guiando su gestión con la lógica de poner más bombillas en el mismo mate y no recargar el termo (reponer reservas).
Se agotan los tiempos para dar señales contundentes de cambio de política energética. A su vez, el relato oficial que guió la épica expropiatoria de YPF plasmada en la ley 26741, retroalimenta expectativas cortoplacistas. Parte del apoyo popular que acompañó la medida asume que la nueva YPF va a revertir el problema energético de la noche a la mañana. La realidad es que en el corto plazo la nueva YPF sólo tiene posibilidades de poner algunas bombillas más en los mismos mates donde las ponía antes y exhibir magros logros en la reversión de la declinación productiva.
Pero a costa de profundizar la tendencia a perder más reservas y de seguir trabajando yacimientos maduros con productividad declinante. El resto de las empresas, aunque con menor presión social, pero bajo la amenaza que ahora operan en una actividad declarada de “utilidad pública”, pueden también sentirse forzadas a hacer más de lo mismo para cumplir con la fotografía de corto plazo. Para romper con la lógica de sobreexplotar lo que está en producción y empezar a recomponer el stock de reservas y la producción de petróleo y gas, la nueva política energética debe generar las condiciones para recuperar los niveles de inversión de las dos décadas anteriores, aumentar la tasa de recuperación en los yacimientos en operación (enhanced oil recovery), y permitir las cuantiosas inversiones que requiere el desarrollo de los recursos no convencionales.
Un plan petrolero con objetivos de corto, mediano y largo plazo destinado a las empresas que hoy operan en la Argentina y a otros potenciales inversores del mundo debería incluir los siguientes capítulos: 1) Plan de recuperación de reservas en los yacimientos en producción (inyección de fluidos habitualmente no presentes en el reservorio para aumentar la tasa de recuperación de reservas in situ). Resultados productivos a dos o tres años.
2) Recupero de áreas exploratorias en las provincias donde no se cumplieron los compromisos de inversión. Nuevas licitaciones que aseguren transparencia y presencia de actores que garanticen solvencia técnica y capacidad financiera . Resultados exploratorios/productivos a 5 años vista.
3) Plan exploratorio para la plataforma continental argentina . Mecanismos de previsibilidad tributaria y de distribución de la renta siguiendo experiencias comparadas. Resultados exploratorios/productivos a 10/12 años vista.
4) Convocatoria internacional para asociarse a YPF en el desarrollo de los yacimientos de petróleo y gas de esquistos (shale oil y shale gas). Resultados productivos a 5/6 años vista.
5) Plan exploratorio para las cuencas de alto riesgo on shore consensuado entre Nación y Provincias. Incentivos basados en experiencia comparada de la región. Resultados a 8/10 años vista.
No más bombillas en el mismo mate. Con otra política petrolera la Argentina puede volver a cargar el termo y recuperar el autoabastecimiento.