Por Julián Obiglio Diputado Nacional, PRO
Está claro que la sinceridad y transparencia nunca fueron el fuerte del Gobierno Nacional. Desde sus inicios nos han mostrado que no se puede creer en sus estadísticas y en sus cálculos económicos. Pero, por contradictorio que parezca, hay momentos en los que la falta de sinceridad, lejos de esconder la verdad, echa luz sobre las sombras.
La estrategia de sincerar los precios y ajustar el gasto quedó claramente expuesta en la quita de subsidios para los servicios públicos dispuesta el 2 de noviembre de 2011, cuando decidieron, a través de dos resoluciones conjuntas del Ministerio de Planificación y el Ministerio de Economía, readecuar los subsidios económicos que se venían otorgando para la provisión de diferentes servicios públicos.
Ahora bien, ¿de qué cantidad de dinero estamos hablando cuando nos referimos a los subsidios? Veamos:
El gasto en subsidios previsto en la ley del presupuesto para 2012 (aprobada en diciembre de 2011), alcanza un total de $ 75.273 millones. El 55% de aquel monto son subsidios a la energía ($41.735 millones), un 25% están destinados al área de transporte ($19.000 millones) y el 20% restante (casi $15.000 millones) a empresas estatales y los sectores agroalimentario, rural, forestal e industrial.
La evolución de los subsidios económicos ha tenido un crecimiento “explosivo” en los últimos años: según consultoras privadas, entre 2005 y 2010, subieron desde los $5.235 millones hasta los $50.000 millones, es decir, del 1% al 3,4% del PBI, estimando para el presente año que se alcance el 4%.
La relación entre los subsidios económicos y el gasto primario entre 2005 y 2011, ha crecido desde el 7 al 18%, evidenciando un peso cada vez mayor en la estructura de erogaciones de la administración nacional.
Los anuncios de recortes son parte del ajuste de gastos que el Gobierno debe asumir frente al dispendio populista de los últimos años. El total de recortes anunciados alcanzaría los 6.000 millones de pesos, equivalentes al 8% del total de subsidios presupuestados para 2012, aunque para el gobierno la expectativa de máxima es llegar a una cancelación de subsidios cercanos a los 20.000 millones de pesos.
El ajuste, que intenta ocultarse bajo el relato de la sintonía fina, nos muestra la cara más dura de la realidad: problemas económicos, cambiarios y financieros cada día más cercanos, con una población sin capacidad de ahorro, y una gran franja social empobrecida y dependiente por completo de la ayuda estatal.
El Gobierno de Cristina Kirchner le huye a la verdad. Palabras cargadas de emoción y nacionalismo no lograrán esconder de la mesa familiar las consecuencias del ajuste y de la quita de subsidios. La búsqueda de culpables y la negación de los problemas no son buenos consejeros. Todavía estamos a tiempo de evitar la caída. Nunca es tarde para descubrir que la libertad y el respeto de la ley son la base del progreso.