El análisis de Agustín M. Romero, Profesor de Política Exterior Argentina en la UBA y en la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad de Belgrano
Bajo el lema “Más allá de la seguridad, hacia la paz” nuestro país participó de la reunión organizada en Corea y a la cual asistieron 54 jefes de Estado y líderes de organizaciones multilaterales para debatir sobre las nuevas medidas para reforzar la seguridad nuclear. En ese marco hubo preocupación sobre la posibilidad de que organizaciones terroristas adquieran material nuclear lo cual es evaluado como una amenaza real y tangible. Ya no se preguntan los expertos si los grupos terroristas pueden adquirir esa capacidad nuclear. Ahora se cuestionan sólo cuándo será.
Por este motivo en la Cumbre de Seguridad Nuclear de 2010 en Washington los presidentes allí presentes, incluida Cristina Fernández, se comprometieron a aumentar la seguridad de los materiales nucleares y prevenir su tráfico ilícito con el objetivo de combatir el terrorismo nuclear.
Además de la preocupación de este tipo de terror, hubo países, incluida la Argentina, que plantearon la falta de compromisos de las potencias con el control y manejo de las armas nucleares. Es que desde 1963 hubo en América latina una búsqueda para convertirse en una zona libre de armas nucleares. Es por ello que se promovieron distintas reuniones de presidentes latinoamericanos para alcanzar ese objetivo. En 1967 los países de América Latina y el Caribe firman el Tratado de Tlatelolco y desde ese momento se han esforzado en garantizar una zona libre de armas nucleares. También podemos mencionar la renuncia de nuestro país y Brasil a las armas nucleares y el establecimiento en 1991 de un mecanismo bilateral y recíproco de inspección de sus respectivos programas nucleares con Brasil, a través de la constitución de la Agencia Brasileña-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) y la firma de distintos entendimientos en el área nuclear con el fin de crear medidas de confianza en ese issue tan sensible. De esta manera ambos países convirtieron a la región en una zona de paz ejemplo para el mundo.
Nuestro país participó de la Cumbre de Seúl con el compromiso de seguir luchando contra el terrorismo internacional, cualquiera que sea su manifestación y capacidades, pero denunciando las maniobras del Reino Unido de romper el objetivo de mantener la subregión desnuclearizada. Es que Londres ha desplegado un submarino nuclear en el Atlántico Sur no cumpliendo con los compromisos asumidos en 1969, cuando ratificó los protocolos del tratado de Tlatelolco. Esta situación causó una fuerte intranquilidad y fue motivo de tratamiento en cumbres en regiones latinoamericanas, en las cuales se hizo expresa mención a las acciones nucleares inglesas.
En Seúl se volvió a reforzar la fórmula de que los países tienen el derecho a poseer y desarrollar programas nucleares con fines pacíficos. En Corea sobrevolaba el caso opuesto de Irán por su sospechado programa nuclear y su apoyo a organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah.