Por Julián Guarino
La paciencia proviene de las palabras paz y ciencia y es la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Es, en su acepción más ignota, la habilidad para hacer cosas agobiantes o minuciosas, práctica que incluye hacer algo con lentitud para mejorarlo en el ejercicio. Si algo deberá tener el inversor argentino este año es paciencia, no la de la paz sino la de la ciencia, la del que asume la práctica de la misma como parte de un ejercicio integral, entendiendo que todas las variantes pueden resultar atractivas, pero sólo en su justo momento.
Asumiendo este supuesto, no hace falta desesperarse: siempre se está a tiempo para invertir. Los primeros días del año anticipan que será un período agitado para los inversores, ya que la fuerte crisis de sobreendeudamiento de una gran parte de las naciones europeas ha sido, hasta el momento, uno de los principales factores de incertidumbre en las bolsas del mundo. Por este motivo, en los próximos meses resultarán clave los acuerdos que los líderes del Viejo Continente puedan lograr para dar una vía de solución a este problema. Por otro lado, las elecciones en los Estados Unidos también serán un punto importante a considerar antes de volcarse al mercado, ya que eso sumará un grado adicional de riesgo. De todas formas, para aquél que busca sacar un rendimiento de su dinero, el escenario no es generoso. No por nada, Mark Mobius, el magnate del Fondo Templeton, se vino hasta la Argentina para raspar alguna suba de frontera por encima del promedio.
Las tasas de interés en Europa y Estados Unidos siguen en niveles mínimos para fomentar el crédito barato y la actividad económica. A nivel local, las tasas de interés de los plazos fijos están, por primera vez en mucho tiempo, por encima de la inflación del Indec y muy cerca de la inflación de las consultoras pero indudablemente eso obedece a que la percepción de riesgo por parte de los depositantes aumentó en la última parte de 2011, sumado a una mayor expectativa de devaluación.
Precisamente, la disyuntiva máxima que tiene el Gobierno sigue pivoteando en la dupla inflación-devaluación, todo un acertijo para el Banco Central. O se baja la inflación, o se controla la moneda (que es lo mismo que decir no utilizarla de ancla inflacionaria) a sabiendas que lo que viene será más inflación. Por el lado del mercado bursátil, cheques y fideicomisos asoman como alternativas con fuerte volatilidad y rendimientos aceptables, mientras que para aquellos dados al riesgo inversor como Mobius, la apuesta será el mercado de acciones, donde la evolución de algunos papeles ha dejado saldo negativo de más del 50% en 2011 aunque los balances dicen que eso nunca debería haber ocurrido.
Los bonos en dólares también han sacado a relucir su chapa de favorito pero es en el mercado inmobiliario donde está puesta la lupa. Para los inversores de porte, el 10% promedio de suba en 2011 sigue siendo un interrogante. ¿Qué pasará en 2012? El precio del metro cuadrado a estrenar tocó una evolución máxima del 24% en 2011, claramente la opción ganadora. El problema es que la brecha entre salarios y m2 es cada vez más grande y que la rentabilidad por el alquiler sigue perdiendo nivel. En la bolsa porteña los viejos socios que inquietan lujosos sillones igualmente viejos tienen una frase y la repiten como si se tratara de un mantra: la bolsa es siempre una gran sala de espera. Bienvenidos al club.