Alternativas para mejorar la matriz energética
BAE
El análisis de José Esteves, Presidente de Geolog S.A.
El aumento sostenido que la economía nacional registró en los últimos años ha significado no sólo el desplazamiento de grandes volúmenes de capital e inversión, sino también una creciente demanda de energía que la haga funcionar.
La energía, claro está, es la propulsora de la industria, del transporte y del progreso; requiere una inversión intensiva y una permanente modernización.
En nuestro país, la energía hidrocarburífera representa aproximadamente el 85% de la matriz energética y ha sido desde siempre la principal fuente de abastecimiento, aunque hoy sus recursos no parecen poder seguirle el ritmo al aumento en producción y ventas del sector automotor, o llegar a satisfacer las necesidades cotidianas de zonas urbanas o fabriles.
En este sentido, el Gobierno nacional ha evidenciado su interés por el tema llevando adelante ambiciosos emprendimientos como Atucha II, fomentando la inversión y exploración permanente. Esta inquietud se relaciona también con la importación de petróleo y gas, muchas veces a precios no del todo competitivos para los agentes locales del sector.
Bajo este marco, las incipientes alternativas del tight gas y del shale gas se muestran como seductoras innovaciones para el mercado. Estas versiones de gas natural no convencional son extraídas de depósitos de arena de baja permeabilidad y porosidad que su vez requieren de una alta dosis de responsabilidad y cuidado con el medio ambiente.
Así, el tight gas y el shale gas asoman como una opción viable para complementarse a los hidrocarburos tradicionales, tanto por la coyuntura mencionada como por sus condiciones naturales, que posibilitan maximizar las ganancias para las empresas. Si bien el desarrollo de estos recursos aún es prematuro y extremadamente más costoso que el gas extraído en forma convencional, el panorama parece promisorio ya que la Argentina figura tercero detrás de China y los EE.UU. en cantidad de reservas, con 774 Tcf de reservas recuperables. Por lo tanto, hoy se presentan varias empresas de capitales nacionales y extranjeros que ya se encuentran invirtiendo en el desarrollo de este producto. Las oportunidades son grandes para el país.
La autosuficiencia energética es, sin dudas, un ingrediente esencial y básico para la soberanía de cualquier nación; significa autonomía y capacidad de proyectarse a largo plazo. El efectivo impulso de los nuevos recursos mencionados contribuirá a esta misión que nos involucra a todos.