Claudio Kramer, Gerente de CADIEEL, co-organizadora de BIEl Light + Building 2011
La Ley 26.190, que establece el régimen de fomento nacional para el uso de fuentes renovables para la generación de energía eléctrica, se propone lograr que en 2016, el 8% de la matriz energética de la Argentina sea verde. Actualmente el 80% proviene de hidrocarburos y el 20% de un mix entre fuentes hídricas, nuclear y un porcentaje mínimo de fuentes renovables. En ese marco, el Ejecutivo Nacional lanzó en 2009 el Programa Generación de Energías Renovables (GenRen) en busca de diversificar la matriz energética y llegar al 8% de energía generada a partir de fuentes renovables que requerirán enormes inversiones.
¿Es una meta posible? ¿Están dadas las condiciones para que ello suceda con el impulso no sólo del Estado sino del sector privado? Hay quienes opinan que se trata de un desafío difícil de alcanzar. Para otros, no. Pero tampoco es tan simple...
Lo básico, que es el recurso natural, está y en abundancia. La Argentina dispone de todos los recursos naturales necesarios para reconvertir parte de la matriz energética: tiene la mejor calidad de viento del mundo por la constancia, la capacidad y la intensidad, además de 2500 kilómetros de costa aprovechable y el norte del país con generación de energía termo–solar. Sólo con el aprovechamiento al 100% de alguna de estas fuentes se podría abastecer al país entero.
Recursos, voluntades y decisión. El segundo término está en todos. ¿Quién va a negarse a generar y usar energía “verde”? Y hay algunos decididos que ya están en marcha, como el gobierno nacional que a través de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner manifestó, claramente, no sólo su interés en el desarrollo tecnológico sino especialmente en que la infraestructura sea fabricada en el país. “Si tenemos acero, hierro, cemento, la capacidad en el software, ¿cómo no vamos a poder producir estos molinos aquí en Argentina?”, desafió la Presidente durante la inauguración del Parque Eólico de Rawson, que cuando funcione a pleno será el mayor de Sudamérica.
La industria nacional está preparada para desarrollar y fabricar la infraestructura y equipamiento para conectividad y transformación, requeridos para todos estos proyectos. Por ejemplo, los molinos de los parques eólicos podrían ser construidos en un 80 a 90% en base a nuestra industria nacional. Es preciso entonces tener una mirada integral que vislumbre y potencie todos los aspectos tecnológicos, productivos, económicos y financieros necesarios para la administración y el cumplimiento de las metas de participación futura en el mercado energético local e internacional.
Porque la senda de las energías reno
vables significa mucho más que el aspecto medioambiental (fundamental por cierto), implica un impulso fuerte para las economías regionales, mejoras en los niveles de empleo calificado y una oportunidad para la industria nacional de abastecer el proceso de crecimiento y fortalecer su salida al mundo.