Por ALIETO GUADAGNI, EX SECRETARIO DE ENERGIA, DOCENTE INSTITUTO DI TELLA
A partir del 2002, Argentina inicia su recuperación económica, basada en los superávits fiscal y externo.
Ambos están desapareciendo por varios causas, siendo el retroceso energético una de ellas . Por eso, el gobierno que se iniciará el 10 de diciembre se enfrentará con otra realidad, ya que por primera vez desde hace más de un siglo la producción petrolera cae : hoy se produce 35% menos que en 1998 y 9% menos que el 2010; la producción actual es la misma que en 1992.
En gas la situación es similar: se produce 15% menos que en el 2004 y la producción de este año (que cae 4 por ciento) es igual a la del año 2000; la expansión económica impulsó la demanda energética y eso es positivo, el problema es que cayó la oferta.
La producción cae porque caen las reservas (en petróleo tenemos 22% menos que en 1999 y en gas, menos de la mitad que en el 2000). El abastecimiento del gas es preocupante, porque salvo Rusia somos la nación más dependiente del gas , que abastece la mitad de nuestro consumo energético. Desde 1990 a hoy el consumo de gas se ha expandido (con 2 millones de vehículos tenemos el mayor parque mundial a GNC), pero las reservas son un 37% menos de las que teníamos ese año. No se han publicado oficialmente aún las reservas del año 2010, pero YPF informa en su balance 2010 que sus reservas de gas cayeron 7% y las de petróleo, 6%. Recordemos que en el último trienio YPF distribuyó en efectivo entre sus accionistas el 144% de sus ganancias; las empresas petroleras que exploran distribuyen mucho menos (Petrobras 30%, Exxon 25%, BP 44%, Total 40%).
Se ha evaporado el esfuerzo exploratorio en busca de nuevas reservas: en los ochenta se hacían algo más de 100 pozos exploratorios por año, en los noventa 95 y el año pasado, apenas 26.
La exploración actual es la más baja que se recuerda, a pesar del alto precio del petróleo (300% mayor al vigente en los noventa); pero esta declinación no obedece a una cuestión geológica y por eso es remediable.
El nuevo gobierno heredará una política energética que no preservó nuestras reservas y alentó costosas importaciones de gas, reconociendo precios hasta 7 veces superiores al correspondiente a nuestra producción. Al mismo tiempo, no se advirtió que la empresa líder distribuía elevados dividendos para facilitar acuerdos entre los accionistas; distribuir exageradamente utilidades desfinanció la inversión.
Tampoco se prestó atención a que en los últimos años se otorgaron concesiones petroleras a quienes no tenían experiencia geológica ni vocación productiva , por eso no están respetando los compromisos de inversión en exploración asumidos para gozar de las concesiones. No olvidar que estas concesiones están reguladas por la Ley 17319, y los concesionarios asumen obligaciones de explorar e invertir.
El nuevo gobierno heredará una descapitalización en hidrocarburos , que ninguna contabilidad del PBI registra y es el agotamiento de las reservas ; baste decir que cubrir este faltante con importaciones nos costará más de 300.000 millones de dólares en el futuro. Para visualizar esta magnitud señalemos que equivale al doble del valor de toda nuestra tierra arable, o al 70% del PBI.
Es preocupante el debilitamiento de nuestra posición externa: en el 2006 el sector energético, con un superávit de 6.100 millones de dólares aportó la mitad del superávit comercial; el año pasado aportó apenas 1900 millones, pero este año, por primera vez en más de 20 años, ya estamos en rojo en más de 3000 millones. Con esta caída de reservas y producción, y asumiendo un crecimiento normal del consumo, el año próximo el déficit externo energético por costosas importaciones trepará a 7500 millones de dólares y en el 2013, a 12000 millones.
No olvidar que petróleo y gas son diferentes a la soja o al trigo, rubros donde la producción puede aumentar rápidamente si se hace el esfuerzo . Por el contrario, en hidrocarburos, para aumentar la producción es esencial ampliar la disponibilidad de reservas, por esto es necesario invertir más en exploración ahora y sin demoras, porque los plazos son largos.
Se acabaron más de dos décadas de energía abundante, exportada y barata y entramos en la triple tenaza de energía escasa, importada y cara.
La disponibilidad de energía a costos razonables es crucial para potenciar el crecimiento económico. Es mucho lo que habrá que hacer ya que es hora de desarrollar nuestro potencial, no sólo en tierra sino también en el Atlántico. El futuro no está en costosas importaciones sino en nuestro propio territorio.