(Opinión) ARTANA-MOSKOVITS (FIEL): LAS POLÍTICAS PÚBLICAS PROVINCIALES HACEN LA DIFERENCIA
Las políticas públicas provinciales hacen la diferencia
El Cronista
Daniel Artana. Economista Jefe de FIEL / Cynthia Moskovits. Economista Senior de FIEL No es novedad que las provincias argentinas son fuertemente heterogéneas. Cabe preguntarse si esta realidad se debe simplemente a que poseen distinta dotación de recursos o, más allá de lo que la naturaleza o la geografía han provisto, hay espacio para que las políticas públicas generen cambios, mejorando la calidad de vida de los habitantes en cada jurisdicción. Según un reciente estudio realizado por FIEL, que da cuenta de estas marcadas diferencias en el grado de desarrollo, no es cierto que a provincias grandes y ricas siempre les vaya mejor que a otras que han salido menos beneficiadas en la rueda de la fortuna. Por el contrario, jurisdicciones con similares dotaciones de recursos obtienen resultados distintos, que suelen ser consecuencia de la aplicación de diferentes políticas económicas y sociales de un distinto grado de eficiencia.
El trabajo abordó el análisis desde dos perspectivas. Por un lado, combinando indicadores homogéneos entre provincias para distintas áreas: actividad económica, infraestructura, gestión pública y desempeño fiscal, clima de negocios e instituciones, condiciones de vida, salud y educación, obteniendo resultados para cada una de ellas. Por otro, se realizó un estudio de la envolvente del gasto público, técnica de uso generalizado internacionalmente, que permite evaluar la eficiencia de las políticas públicas comparando los recursos utilizados para llevarlas adelante con los resultados obtenidos, y se complementó esta aproximación con una mirada de la sostenibilidad fiscal en el largo plazo, porque no sólo es necesario saber si las políticas logran buenos resultados, sino también si podrán continuarse en el tiempo.
La combinación de indicadores muestra que la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y San Luis sobresalen por sobre el resto. En infraestructura, fisco y salud la CABA se ubica primera, segunda en educación y tercera en pobreza (es la tercera menos pobre). Dadas sus características particulares, no sorprende encontrar estos resultados. Si excluimos a las jurisdicciones más desarrolladas, San Luis surge como la provincia más homogénea, con buenos indicadores en casi todas las áreas. Pero además, no sólo es destacable su buena ubicación en una foto reciente, sino también su evolución: trabajos anteriores de FIEL concluyen que esta provincia pasó de contar con un ambiente de negocios “medianamente favorable” a mediados de los 90 a uno “favorable” ya hacia fines de aquella década.
Además, San Luis sobresale en su dotación de infraestructura -sintetizada por la red vial provincial en términos de la superficie de la jurisdicción, el gasto en investigación y desarrollo, la presencia de cloacas y provisión de agua por red en los hogares y las conexiones de banda ancha en términos de su población-, y en su buen manejo fiscal. Estos resultados se ven acompañados por una buena calidad institucional, que incluye transparencia de las cuentas públicas, alta estabilidad en materia tributaria y baja tasa de delitos. A su vez, la provincia logró muy importantes mejoras en cuestiones de educación -resultados en las pruebas nacionales, cobertura y tasas de repitencia y abandono- y salud -esperanza de vida al nacer, tasa de mortalidad neonatal y materna y porcentaje de nacidos vivos de madres menores de 15 años-, aunque no ocurrió lo mismo en materia de pobreza.
Algo más alejadas, Mendoza y Córdoba y, un escalón más abajo, Chubut, Tierra del Fuego y La Pampa, por motivos muy variados, también logran resultados positivos. La primera, por ejemplo, en salud y pobreza, y no tiene malas marcas en casi ninguna de las áreas. Córdoba, en tanto, destaca por su política fiscal, su sistema de salud e infraestructura, además de mostrar fuertes reducciones en pobreza y desigualdad. Sin embargo, es una de las provincias con las más altas tasas de delitos, y los numerosos cambios tributarios van en desmedro de su ambiente de negocios.
Por su parte, el análisis de envolvente del gasto refuerza las conclusiones extraídas de los indicadores. En casi todos los escenarios considerados, San Luis muestra un nivel de eficiencia que casi duplica al de la mayoría de las provincias del Noroeste, el Noreste y la Patagonia y resulta parecido a los de las provincias más ricas -CABA, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba-. También La Pampa y Mendoza están en la frontera de eficiencia cuando se analiza el gasto corriente, aunque no ocurre lo mismo en la aplicación del gasto de capital. Comparando la eficiencia con la de jurisdicciones de similares características (incluso aquellas que gozan de algún régimen de promoción nacional), San Luis obtiene mejores resultados en casi todos los aspectos analizados, en particular en materia de infraestructura.
Finalmente, los análisis de sostenibilidad para los próximos quince años, realizados bajo el supuesto de que cada jurisdicción mantiene sus políticas fiscales actuales y no hay cambios en materia de coparticipación federal, indican que la mayoría de las provincias deberían realizar ajustes del gasto y/o alguna reforma impositiva; en caso contrario, incurrirían permanentemente en déficit fiscales. Sólo un tercio de las veinticuatro provincias podrían lograr superávit primario o equilibrio sostenido: CABA, Córdoba, Santa Fe, Santa Cruz, La Pampa, Santiago del Estero y San Luis.
En síntesis, todo parece indicar que la heterogeneidad y distintos niveles de desarrollo y calidad de vida en las provincias argentinas no son un sino del destino; sin duda, inciden en forma significativa las políticas llevadas a cabo por las administraciones provinciales.