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Debate
(Opinión) CALVO: PRIVATIZACIÓN, RESPONSABILIDADES Y DÉFICIT ENERGÉTICO
09/08/2011

Privatización, responsabilidades y déficit energético

Patagónico
Por Carlos Calvo
La contemporaneidad del proceso de privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y el cambio de los entes de control desde el Estado nacional a las Provincias, justo cuando el Estado nacional había sido el organismo concedente de los actuales contratos de explotación de los yacimientos del país, es la causa principal de la realidad energética de la Argentina.

Y llegando a los casi 20 años del proceso implementado en la década del ‘90 es necesario que en forma inmediata se ponga dentro de la agenda política el análisis del mercado de petróleo y gas de la Argentina, a efectos de profundizar todas aquellas políticas con buenos resultados y plantear los ajustes de todo aquello que ha fracasado. Como así también, evaluar a cada uno de los actores que han sido concedentes en las distintas fases en la cual se separo el proceso de producción y refinación.

Recordemos cómo el proceso afectó a la región, de la casi hegemónica YPF nacional a hoy. La explotación de los campos productivos se concedió a operadores privados, incluido dentro de ellos la nueva YPF SA; los bienes y personal afectado a la prestación de servicios que se brindaban a las diferentes actividades de la empresa nacional fueron en su mayoría transferidos a sociedades “tipo cooperativas” conformadas por los mismos trabajadores, y los demás bienes de la compañía -clasificados según sea su capacidad de generar fondos- vendidos al mejor oferente en el mercado, y si requerían fondos, donados a los Estados municipales (Club Huergo, entre otros) y provinciales (Hospital YPF de Caleta Olivia, Hospital Alvear, entro otros).

Otros tipos de bienes, que también pertenecían a YPF Sociedad del Estado, utilizados para el transporte, almacenamiento y evacuación de los hidrocarburos quedaron en potestad del Estado nacional, ya que con la nueva reorganización de la industria del petróleo y gas, estos debían ser utilizados por todos los nuevos productores.

Del modelo previo y post a la privatización, sólo un sector no tuvo mayores transformaciones desde el punto de vista estructural, y es el de proveedores regionales de bienes y servicios a la industria, o los comúnmente denominados contratistas.

Ahora bien, ya con casi veinte años de historia, podemos tomar a cada sector de manera individual, y contar cómo le fue.

RESULTADOS

Desde principios de la década pasada alrededor de quince son las empresas que han sido concedentes de los contratos de explotación para la Cuenca del Golfo San Jorge, muchas de ellas con participación en las otras cuencas productivas del país. Si hacemos la evaluación desde el punto de vista de volumen de producción de bienes energéticos (petróleo, gas y electricidad), podemos decir que las empresas que actúan en la región han actuado con eficacia, ya que el volumen de estos se han incrementado de manera sostenida; si profundizamos el análisis y lo segregamos por compañía, nos damos cuenta que tenemos productores con muy buen resultado, otros que se han mantenido estables, y otros, que no son tantos, que han reducido su producción. Si el análisis lo hacemos desde el punto de vista de los resultados económicos de las empresas, hay algunos hechos que nos ilustran con claridad mayúscula la situación: uno de ellos es que la compra venta de las tenencias accionarias de las empresas que fueron beneficiarias con concesiones representó un volumen de alrededor de 70.000 millones de dólares en el periodo de análisis (algo así como el 75% de la deuda externa argentina); otro, es la rentabilidad, o sea la ganancia obtenida en la gran mayoría de ellas que, cuando lo comparamos con el patrimonio neto (o sea los fondos que los dueños de las empresas han aportado efectivamente como capital a las mismas) podemos decir, sin sonrojarnos, que son tasas muy difíciles de obtener en otro negocio. Resumiendo: tenemos algunas empresas que han hecho eficazmente su trabajo y que todas tienen importantes ganancias.

Otro de los sectores es el que se denominó regionalmente como “emprendimientos de trabajadores de ex ypefianos” que en realidad se trató en su gran mayoría de sociedades comerciales en donde una mayoría de los trabajadores que eran desafectados de YPF Sociedad del Estado, agrupados por tipo de trabajo o algún grado de afinidad, se convertían en accionistas o socios de sociedades anónimas o de responsabilidad limitada, directores o socios gerentes de los órganos de conducción de sus empresas -sin que haya existido un proceso responsable de formación y organización que le permitiese a estos principalmente entender que de un día para el otro habían dejado de ser trabajadores de una empresa pública con fuerte respaldo gremial en empresarios-trabajadores-, para ejecutar alguna prestación de servicios que mayoritariamente eran contratadas por YPF SA, empresa que a su vez le vendía a precios de mercado los activos necesarios para la realización del servicio y los vinculaba comercialmente con contratos que establecían condiciones y plazos que en el mejor de los casos duraban hasta cinco años.

El resultado de este sector ha sido traumático, la gran mayoría de esta sociedades que se conformaron han desaparecido no por la apetencia del mercado por lo preciado de su negocio, si no por los resultados económicos catastróficos que tuvieron, en primera instancia porque no tuvieron la formación para liderar sus empresas, pero también porque una vez que transcurrió la ejecución del primer contrato de servicios fueron puestos a competir en condiciones de mercado, y muchas veces, aun siendo más competitivos no considerados para la realización del trabajo, por su origen. Son muy pocos los que aun sobreviven, y sufren la realidad de todas las pequeñas y medianas empresas contratistas de la región, la agonía permanente.

UN DEBATE SUPERADOR

Los contratistas regionales de bienes y servicios para la industria son otro de los actores, que como dijéramos no fue parte de la reorganización, pero que ha sufrido los efectos por ser parte de la industria. Cuando analizamos el sector podemos decir que es el único que tiene características de plena competencia o competencia de mercado desde la oferta, tales como permanente compulsa de precios, inexistencia de barreras para participar del mismo, muchos oferentes (recordemos que aquí también han sido incluidos los “emprendimientos de trabajadores de ex ypefianos”), pero no así desde la demanda (operadoras de yacimientos), que como dijéramos no son más de quince, y que en muchos de los casos tienen posiciones oligopólicas casi monopólicas, en los procesos de selecciones de sus prestadores.

¿Cómo le fue al sector en el período de análisis? Como a todo partícipe de un mercado de competencia, con la existencia de ganadores y perdedores, y para el caso de los ganadores, con obtención de ganancias que significan rentabilidades de mercados equivalentes a las que se podría colocando los fondos a plazo fijo.

Por último, están las empresas concesionarias de la administración y operación de aquellos activos necesarios para el transporte, almacenamiento y despacho de los bienes energéticos, que quedaron en manos del Estado nacional, y que por medio de procesos de licitación han sido adjudicados a empresas privadas.

En la región una parte importante de dichas empresas son o de las mismas compañías o de los dueños de las operadoras de campos de petróleo y gas, o una vinculación societaria entre las empresas o los dueños. En principios este actor ha tenido resultado significativos desde lo económico, pero además se ha convertido en un eslabón importante de la cadena de control en la verificación de las cargas fiscales de las compañías operadoras de petróleo y gas.

Como vemos, la reestructuración de YPF Sociedad del Estado ha generado una industria totalmente distinta, con ganadores y perdedores, con buenas y malas empresas, y es este uno de los aspectos que la sociedad debe discutir rápidamente, y practicar los ajustes que sean superadores si quiere obtener una más equitativa distribución de la renta y en consecuencia una mayor inclusión social.

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