Por Christopher Walker DIRECTOR DE ESTUDIOS, FREEDOM HOUSE
Facebook, Twitter y otros medios sociales han revolucionado el panorama de la prensa global, contribuido a derrocar dictadores en Túnez y Egipto y fomentado protestas en Bahrein y Siria. Pero hay otra revolución que se va conformando de manera simultánea en las viejas instituciones de medios, una que podría quebrar el dominio que los medios de noticias estatales ejercen sobre las sociedades que no son libres .
Los dictadores tienen motivos para hacer una prioridad del control de los medios noticiosos. En la mayor parte de los estados autoritarios, los medios de noticias estatales, en especial la televisión, contribuyen a la perpetuación de los gobernantes en el poder al crear una realidad paralela para la población y privar a la oposición de un público más amplio. Antes de la revolución de este año, los medios tunecinos se encontraban siempre entre los más asfixiantes del mundo según la evaluación anual de la libertad de prensa de Freedom House. En Egipto, la televisión estatal proporcionó un constante respaldo al presidente Hosni Mubarak al emitir material de video viejo de una plaza Tahrir vacía en lugar de transmitir imágenes de los millones de personas que protestaban en el lugar.
Los gobiernos autocráticos no reparan en esfuerzos para asegurarse de que sus medios estatales proporcionen al público una invariable dieta de información y noticias favorables al régimen.
Si bien una creciente cantidad de espectadores se ha volcado a Al Jazeera y otros canales privados, importantes sectores de la población de Egipto siguen dependiendo de los medios de noticias estatales. Un estudio de 2007 determinó que el 72% de los egipcios tenía la televisión estatal como principal fuente de noticias políticas.
Por otra parte, el Estado sigue teniendo el 99% de los diarios y los puestos de venta. En los últimos años, los diarios independientes han hecho importantes avances, pero los medios noticiosos oficiales siguen eclipsándolos. Los medios estatales siguen siendo hegemónicos, si bien los reformistas se esfuerzan por cambiar las cosas. Las revoluciones se producen cuando suficientes personas deciden ignorar las advertencias de los medios estatales, salen a la calle y se suman a otros manifestantes, como pasó en la plaza Tahrir. Pero en los lugares donde están muy arraigados, los medios noticiosos estatales crean un obstáculo casi irremontable para la sociedad civil y los grupos políticos opositores al impedirles comunicarse con un público masivo.
Si bien los medios sociales han sido una herramienta crítica para la creación de aperturas políticas, los grupos opositores necesitan medios nacionales para lograr reformas institucionales perdurables en sociedades que han sido objeto de una represión y una manipulación extraordinarias.