Francisco Ruiz Guiñazú, Abogado. Estudio Garrido Abogados
Una inminente licitación en Mendoza que pondrá a disposición 14 áreas para investigación geotérmica, colocó a la energía geotérmica en primer plano. Es algo simple: el calor interno de la Tierra. Constituye una fuente de energía renovable y limpia que en Argentina y en muchos otros países del mundo se utiliza en una gran variedad de aplicaciones económicas: generación de electricidad, calefacción, agua caliente, producción orgánica, etc.
La conversión energética del flujo calórico continuo que emana de la Tierra, fue estimada por el Energy and Geosciencies Institute de la Universidad de Utah en 42 millones de megawatts de potencia y se espera que continúe así por billones de años, lo que asegura una fuente de energía inagotable. Para poder funcionar, el proceso de aprovechamiento de la energía geotérmica necesita de agua, calor y permeabilidad.
El vapor o el agua termal a altas temperaturas puede aflorar a la superficie en forma de manifestaciones termales o “geysers” o puede encontrarse atrapado en la profundidad en rocas porosas o permeables bajo una capa de roca impermeable. El agua caliente o el vapor pueden fluir naturalmente, por bombeo o por impulsos de flujos de agua y de vapor.
En el caso de la producción eléctrica, el vapor obtenido por perforación, pasa directamente a través de una turbina, para mover un generador que produce electricidad. El vapor condensado y el fluido remanente geotérmico se vuelven a inyectar en la roca caliente para hacer más vapor. Este tipo de energía limpia tiene innumerables ventajas. Es, por ejemplo, una fuente que evitaría la dependencia energética del exterior, los residuos que produce son mínimos y el impacto ambiental es incomparablemente menor que los originados por el petróleo y el carbón y tiene muy poca contaminación acústica.
Además, a diferencia de otras energías renovables, es constante. Se genera electricidad “geotérmica” en más de 20 países. Islandia cubre el 17% de sus necesidades y se utiliza en EE.UU., Canadá, Italia, Francia, Nueva Zelanda, México, Nicaragua, Costa Rica, Rusia, Filipinas, Indonesia y Japón. En Argentina, las zonas más aptas para su uso en la producción de electricidad se encuentran en las provincias de San Juan, Salta, Jujuy y Neuquén.
Hay diversos proyectos en marcha como la licitación del año pasado en Copahue o el proyecto e inversión por partes iguales de Estudio Garrido Abogados y Estrella Minerales en la zona de Tuzgle-Tocomar.
El potencial argentino es grande también para el resto de las aplicaciones económicas y porque la tecnología en el nivel mundial avanza día a día permitiendo el aprovechamiento de zonas con un gradiente de temperatura menor.
Lamentablemente el marco regulatorio es complejo, pues actualmente no existe una ley de geotermia y hay que acudir al Código de Minería y a los Códigos de Aguas provinciales.
Pero existe en preparación un proyecto de ley, elaborado por Estudio Garrido Abogados junto con legisladores nacionales, que trata de resolver este vacío. Es de esperar que Argentina levante la bandera de las energías renovables y modifique la matriz energética. El potencial, y no sólo en geotermia, es enorme.