Clarín
La crisis de las fuentes energéticas tradicionales, tanto por el declive de los recursos no renovables como por los efectos contaminantes que tienen, obliga a impulsar nuevas formas de producción de energía. Argentina está retrasada en este terreno, lo cual le impide aprovechar sus numerosos recursos naturales. Una estrategia adecuada en ese sentido permitiría, además, que en el país progresivamente se comenzara a reducir el déficit ya crónico que presenta este componente básico para la vida de la población y la expansión de la producción.
Pocos pasos se han dado para incrementar la capacidad de generación de energía convencional, y esto en repetidas oportunidades ha limitado la actividad industrial o se ha debido compensar con importaciones de elevado costo, como ha sido el caso del fuel oil de Venezuela. Han caído las reservas de petróleo y gas, así como las inversiones en exploración y explotación, y apenas se han dado pasos en materia de energía atómica e hidráulica. En este contexto, tampoco se han implementado medidas profundas para disponer de las energías limpias.
La energía eólica, por ejemplo, tiene un enorme potencial en el país, principalmente en la Patagonia, pero todavía es ínfima la generación de energía a través de los vientos, lejos no solo de los países europeos sino también de Brasil o Uruguay que ya han comenzado a apostar por esta forma renovable de producción de energía. Además, la clima de inseguridad político del país incrementa los costos y desalienta las inversiones necesarias. Es de esperar que emprendimientos en curso, como el localizado en La Rioja, contribuyan a sostener el desarrollo de esta forma de energía. En cambio, el biodiesel, fruto del reciclado de aceite de soja y girasol usado, ha comenzado a esbozar su potencia en el país. La energía solar, por su parte, apenas se explota en el país, al igual que la geotérmica, con la salvedad de una planta recién licitada en Neuquén. Por eso es necesario articular una política pública a largo plazo, que verdaderamente priorice la promoción de energías limpias y renovables.
Argentina dispone de condiciones naturales idóneas para extender el uso de energías limpias, como la eólica y la solar. Es necesario implementar políticas públicas que logren desarrollarlas.