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Debate
(Opinión) LAPEÑA: \"ESCUDO CONTRA LA CORRUPTELA EN LAS OBRAS PÚBLICAS\"
14/10/2010

Escudo contra la corruptela en las obras públicas

Clarín

Por Jorge Lapeña, EX SECRETARIO DE ENERGIA DE LA NACION

Los argentinos estamos comprendiendo que algo tenemos que cambiar si queremos finalmente acceder a un objetivo trascendente: el logro de una república democrática de alta calidad . Se trabaja en acuerdos interpartidarios que aseguren gobernabilidad y que implican asumir reglas de juego institucionales respecto a los ejercicios de los roles del gobierno y de la oposición. Por otra parte, la oposición parlamentaria enhebra acuerdos de alta calidad institucional en el Parlamento que si bien no son programáticos buscan poner límites al Ejecutivo y llevar a primer plano la división de poderes y el cumplimiento de la ley.

Se habla en estos días también de la necesidad de acordar políticas de Estado que aseguren continuidad a pesar de los cambios de gobierno que la alternancia democrática impone. Vaya un ejemplo: nuestro país en sus albores fundacionales con la sanción de la Constitución de 1853/60 tuvo una exitosa política de Estado de la cual casi todos somos consecuencia directa: la inmigración. Una política que se cumplió hasta la última posguerra.

La educación, la salud pública, la política previsional, la energía, el medio ambiente requieren de políticas bien concebidas y con grandes acuerdos que aseguren una aplicación racional y perdurable de las mismas hasta alcanzar sus objetivos estratégicos.

Una política de Estado -a diferencia de la política de un gobierno- es patrimonio de la nación y expresa el pensamiento y la ética de un tiempo dado.

Sin embargo, cuando entramos en lo concreto, en lo que trasciende a lo discursivo no son muchos los ejemplos que se pueden exhibir de estos acuerdos.

Hace 18 meses ocho ex secretarios de Energía de los gobiernos democráticos precedentes al actual hemos propuesto a la sociedad una nueva mirada sobre gravísimos problemas de este sector y hemos alertado a las fuerzas políticas democráticas sobre la conveniencia de hacer acuerdos de largo plazo . Pero el ejemplo no prendió en otras áreas.

Un tema que hoy requiere acuerdos es el de la realización de las obras de infraestructura : qué obras hacer, qué autorizaciones se requieren, cómo realizar las obras. No es un secreto para nadie que este ámbito se presta a la corruptela y a la corrupción . Tampoco es un secreto que la obra pública es utilizada por la mala política como instrumento del clientelismo, de la demagogia y de la financiación espuria de la política. ¿Por qué no erradicar estas malas prácticas con un acuerdo que modifique este statu quo y que sancione moral y jurídicamente las malas prácticas? Para ello sería suficiente comprometerse con una política de Estado para la aplicación de buenas prácticas políticas y administrativas, que incluya la erradicación de la corrupción en la ejecución de la obra pública . Este compromiso debería tener como objeto instalar en nuestra cultura política la idea de que la ineficiencia en la gestión es inadmisible y que corrupción es siempre injustificable y corroe la confiabilidad de los ciudadanos en la ética pública de los funcionarios y políticos que es esencial en un Estado republicano. Los iniciadores deberían ser los partidos políticos, las instituciones representativas del empresariado, las universidades y ONGs y se debería expresar en el acuerdo explícito un conjunto reducido de proposiciones: 1) Cumplir las normas que faciliten el contralor ciudadano con relación a la gestión del Estado , propiciando la libre accesibilidad a la información, la publicidad de los actos de gobierno.

2) Planificar las inversiones del Estado y aprobar dichos planes en las instancias institucionales correspondientes según el caso. Utilización previa al lanzamiento de las obras de los mecanismos de información e intervención ciudadana previstos en la legislación.

3) Ejecutar sólo obras de infraestructura y servicios públicos que hayan sido desarrolladas conforme a buenas prácticas de la ingeniería, lo que implica proyectos completos con factibilidad técnica, económica, financiera y ambiental aprobados por las instancias institucionales pertinentes.

4) Desterrar la práctica política de lanzar obras cuya financiación permanezca indefinida por ser ésta la mayor causal de sobre costos, corruptelas y corrupción en grandes obras.

5) Desterrar la práctica política generalizada de anunciar y lanzar obras en condiciones de no certeza que tienen sólo una finalidad demagógica . El no cumplimiento -total o parcial- de las promesas electorales degrada a la política toda y fomenta el descreimiento de los ciudadanos en la dirigencia.

6) Desterrar de la práctica política la utilización de las obras públicas como mecanismo de promoción de personas y partidos : la inauguración y reinauguración de obras con fines demagógicos constituye una inmoralidad que perjudica y degrada a la política.

7) Generalizar la licitación pública como medio de compra del Estado restringiendo la compra directa a casos de probada urgencia.

8) Asegurar la designación y promoción de los funcionarios públicos sobre la base de la idoneidad, honestidad y confiabilidad .

9) Propiciar que en las universidades públicas y privadas incorporen a la currícula de las carreras materias que promuevan la sanción moral y la erradicación de las prácticas y procedimientos corruptos y la denuncia penal de dichos actos.

10) Propiciar la aplicación de la figura del “arrepentido”, para los delitos contra la administración pública previstos en el Código Penal.


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