El País
El acuerdo con Sinopec es una solución ingeniosa a su problema brasileño
FIONA MAHARG-BRAVO Repsol ha encontrado una solución ingeniosa para su problema brasileño. El grupo español de petróleo y gas andaba escaso de liquidez y necesitaba capital para financiar proyectos de exploración en esa región en rápido crecimiento. Pero los socios potenciales eran duros de pelar y pedir dinero a los inversores del mercado de valores parecía lento y arriesgado. Al final, Repsol ha cerrado un trato con la empresa china Sinopec que da justo en el clavo desde el punto de vista estratégico y financiero.
Sinopec va a invertir 7.100 millones de dólares en la filial brasileña de Repsol a cambio de una participación del 40% en la unidad empresarial. Desde el punto de vista financiero, ese parece un buen trato para Repsol. Los términos valoran la empresa en 18.000 millones de dólares, lo que supone 10.600 millones para los activos existentes. Eso está muy por encima de los 6.000 u 8.000 millones de dólares que los analistas habían apuntado y que podría haber sido una valoración de referencia si Repsol hubiese optado por vender una participación a través de una oferta pública inicial.
Y desde el punto de vista estratégico, Repsol se hace con un socio con dinero que comparte su interés de expansión. Los chinos están deseosos de explorar y producir tantos recursos como sea posible para enviarlos a su economía sedienta de petróleo. Por otra parte, Repsol no pierde control. La estructura de gobierno corporativo exacta de la empresa no está clara, y se espera que Sinopec desempeñe una función activa en la dirección. Pero el reparto económico en una proporción de 60 a 40 conlleva el control por parte de Repsol. Una relación más estrecha con los chinos también puede desembocar en nuevos acuerdos, como una participación en YPF, la empresa de Repsol en Argentina, donde el gigante energético chino CNOOC ya está presente.
Finalmente, el trato puede ayudar a Repsol a calmar a su principal accionista, la endeudada empresa de construcción Sacyr. Esto alivia la presión sobre los dividendos de Repsol, que Sacyr incluso pretendía que aumentasen. No es de extrañar que las acciones de Repsol hayan subido un 6% al conocerse la noticia, lo que ha añadido 1.400 millones a la capitalización bursátil de la empresa (todavía menor que el beneficio que supone el acuerdo en cuanto a las valoraciones actuales de los activos brasileños).
Respecto a Sinopec, está pagando una prima estratégica a cambio de ganar terreno en Brasil, un país rico en recursos. Planteado así, parecería que el precio ha sido excesivo. Pero hay especulación de que las reservas aproximadas de Repsol en Brasil podrían estar más cerca de los 2.000 millones de barriles que de los 1.200 millones anunciados. Si eso es así, la aventura brasileña de Sinopec empezará a parecer algo menos extravagante.