Por tamaño e historia, difícil de manejar

La experiencia de las últimas dos décadas muestra con suficiencia que no es sencillo manejar a Epec.

Por tamaño y facturación es una de las principales empresas –de todo tipo– que existe en la provincia, situación que adquiere mayor complejidad por tratarse de una compañía que por su carácter público navega entre los poderes político y sindical.

Durante distintos ciclos, los gobiernos se han servido de la formidable caja diaria de Epec para atender urgencias cotidianas del Estado y también han recostado en ella proyectos políticos de diferentes colores.

Tiene una enorme ventaja derivada del carácter monopólico: la demanda de su producto aumenta al menos un cinco por ciento por año llueva, truene o caiga piedra, por el simple crecimiento de la densidad poblacional.

Por esto, cada vez que se renueva el titular de la Casa de Gobierno reaparece la incertidumbre sobre qué ocurrirá con Epec. Esta vez la inquietud afloró en medio de una gestión de gobierno, impulsada por los baches económicos que produjo la decisión de construir la central de Pilar.

Dicen en torno de Schiaretti que éste se enteró por el Banco de Córdoba sobre el descalce financiero a partir de lo cual su confianza en Daniel Bonetto quedó mellada. “El presidente ya no está en condiciones de sugerirle nada al Gringo”, aseguran.

Octubre será un mes clave en la relación. Debería quedar emitido el título que recibirá la Anses por la plata que transfirió. Así se cerrará un ciclo.

La historia seguramente dirá que Bonetto fue el responsable de la enorme deuda. Pero también –cuando la central esté pagada, algún día ocurrirá– el directivo podrá sostener que bregó casi en soledad por esta usina clave.