Tomás Bulat Periodista. Economista

¿Tiene súper? -No, sólo tengo de la especial. Esa la traen mañana.

Al día siguiente al mediodía:

-¿Tiene súper?. -Sí, pero sólo puedo venderle 100 pesos. Me trajeron a la mañana pero sólo medio camión. La semana que viene se normaliza. -¿Sabe de alguna otra estación que tenga más?. -Y no sé, ...pruebe

Este dialogo es ficticio, pero cualquier semejanza con la realidad, no es simple coincidencia. Es un dialogo que ocurrió y que seguramente va a volver a ocurrir. Lo que sucede es que el crecimiento de la economía argentina comienza a quedarse sin combustible.

Durante el primer trimestre del año la escena descripta anteriormente se vivió en muchos lugares. Muchos lo atribuyeron a la buena noticia que era el incremento turístico y la fortaleza del crecimiento económico.

Cada año en Argentina se venden cerca de 500.000 autos nuevos y por lo tanto, el consumo del líquido vital que lo moviliza, la nafta, ha ido creciendo. El cuadro muestra el crecimiento del consumo de nafta de más de 96 octanos, en miles de metros cúbicos y sus tasas de crecimiento anual.

Claramente, el consumo de nafta más que se duplicó desde el año 2004 hasta el 2009, pasando de 2,5 a 5,4 millones de m3. No sólo eso, aún en un año de recesión como el 2009, el consumo subió un 4,7%.

No hay datos todavía del crecimiento de la demanda de 2010, pero creció fuertemente.

Analizando el informe de capacidad ociosa del Indec de marzo del 2010, se muestra que la capacidad de refinación está trabajando al 92,5% del potencial, el porcentaje más alto de toda la industria argentina y claramente insostenible, ya que implica funcionar a toda capacidad, todo el tiempo.

Demanda creciendo, y uso al máximo de la oferta, implica que cuando haya un pequeño incremento, volveremos a tener inconvenientes. Y eso normalmente sucede a partir del mes de julio.

Cuando se miran las series de consumo de nafta, se observa que el segundo trimestre (abril, mayo y junio) es normalmente el de más bajo consumo en el año, mientras que el tercero y el cuarto crecen de manera importante. Por lo que es seguro que, a medida que se vendan más autos, la capacidad de abastecer al mercado llegará al límite y las colas y restricciones volverán a aparecer.

El problema del sector se resuelve si se invierten grandes cantidades de fondos en capacidad de refinamiento. YPF está invirtiendo casi u$s 700 millones en incrementar su capacidad de refinación, pero tardará 2 años en ponerse a pleno. De todas maneras, este incremento le alcanzaría para abastecer el crecimiento de su “propio” mercado, pero bajo ninguna circunstancia de “todo” el mercado.

El mercado Argentino necesita que todas las empresas, cuyo negocio es refinar, léase Shell, Esso, Petrobras y ahora Oil Combustibles, inviertan. Si estas 4 empresas no lo hacen, YPF debería incrementar aún más sus inversiones teniendo, como consecuencia no deseable, una mayor concentración de la oferta.

El crecimiento económico necesita combustible y ese combustible se llama inversión. Los volúmenes que se manejan en energía son enormes y están fuera de la escala de las empresas argentinas y de nuestro sistema financiero.

Para tomar como referencia, una nueva refinería, como la que por ejemplo quiere instalar Panamá, cuesta u$s 8.000 millones. Otra que se licita en Brasil para Petrobras, u$s 20.000 millones. Esto es para que el lector tenga una idea de las magnitudes que hablamos.

Por lo tanto lo que se requiere es que entren jugadores con enorme capacidad de inversión, y estos son sólo multinacionales. Pero, para que ello suceda, vender combustible tiene que ser un negocio en Argentina y debe ser estable y rentable. Un incremento de precios, como viene sucediendo, y alineación con nuestro vecinos en sus precios de venta son imprescindibles e inevitables, para generar un horizonte de inversión.

Tampoco se le puede ni debe dar toda la responsabilidad de esto a una sola empresa. Reglas claras, abrirse a inversiones internacionales es el camino a seguir para que los argentinos tengamos el combustible suficiente que necesita nuestro crecimiento.