El Cronista
Eduardo Luis Fracchia Director Área Economía IAE - Universidad Austral
La inflación es de los principales enemigos de esta administración ya que afecta el núcleo mismo de la estrategia de los Kirchner que es la distribución del ingreso. La pobreza sube por la inflación y el modelo deja de incluir a gente marginada como lo hiciera con eficacia entre 2003 y 2006. Actualmente la pobreza superaría el 32% con lo que se ha revertido el ciclo de descenso desde 57 a 24%. Está estudiado para nuestro país la influencia perversa de la inflación en la base de la pirámide. Los efectos son tres veces más perjudiciales, en el análisis del economista Sosa Escudero, para los pobres que para el segmento ABC1.
Una primer cuestión que no es menor se relaciona con el problema de la medida correcta del fenómeno. El Gobierno se tentó a comienzos del 2007 a no incorporar precios estacionales como el turismo y después se fue enredando en esta lógica dañina de negación de la realidad. En el medio mucho capital humano perdido de alta calidad en la elaboración de las estadísticas, mayor incertidumbre de los agentes para tomar decisiones, aumento de la inflación por el mayor peso de las expectativas adversas y otros efectos secundarios. Urge definir esta cuestión en la situación ideal volviendo a la situación de normalidad anterior a la intervención. Lo espero para el próximo Gobierno.
Los actuales son niveles de inflación todavía manejables como los que tuvieron España o Chile en los 80 pero dada nuestra historia, 14 ceros agregamos en nuestros billetes à entre 1950 y 1990, sería muy conveniente procurar llegar a un dígito antes de 2012. Los niveles preocupantes son superiores al 30% porque entonces se puede acelerar la escalada de la inflación con la carrera salarios-precios que tan bien conocemos.
Tomó el problema tal relevancia ya que estamos descuidando varios frentes sensibles a una mayor inflación que son el empuje de los salarios, el descontrol del gasto público, la política monetaria expansiva y la falta de apreciación del peso en una economía en expansión donde la oferta no acompaña al mismo ritmo a la demanda agregada.
La solución es una política de naturaleza integral que procure atacar los frentes mencionados de modo gradual. En definitiva supondría una desaceleración deseable de la demanda para que pueda así ceder la presión inflacionaria.
Hay niveles razonables de inflación como se dan en la mayoría de los países del mundo, sólo en un grupo selecto restante la inflación supera el nivel de 10 % (Ucrania, Kazajstán, Venezuela, etc.). La inflación argentina es estructural y tenderá a perpetuarse si no se atacan las variables mencionadas. Actúa a favor de poder controlar la inflación el hecho de que no tenemos déficit fiscal que era una variable sino la principal, asociada al descontrol monetario.
El Gobierno lo subestima al problema porque no lo ha visto todavía plasmado en votos pero cada vez queda menos margen. Si en 2011 ante una inflación del 25% anual sufriera una profundización en la pérdida de popularidad la administración K expresada en las urnas se tomará más conciencia de haber subestimado el problema. Va en la tónica de esta gestión ignorar problemas como ocurre con la energía o con las tarifas públicas. Los mensajeros de problemas se identifican muchas veces como enemigos.
La gestión K2 se juega en parte en este tema ligado directamente al de la pobreza. La inflación fue en buena medida quien destruyó el proyecto alfonsinista, Menem la pudo contener pero se disparó el desempleo y la corrupción. La estabilidad tiene un valor enorme para la sociedad. Se impone una cuota de madurez para atacar este tema con coherencia sin recurrir a los controles de precios que son medidas absurdas para llevar adelante objetivos de estabilización. Ojalá llegue esta cuota de madurez a la gestión porque el escenario internacional es francamente bueno y hay muchas variables como Reservas, exportaciones, y crecimiento en niveles récord para nuestra historia económica que tenemos que aprovechar antes que la tendencia pegue la vuelta.