ARGENTINA BICENTENARIA. HORACIO DIEZ: "MANIQUEISMO Y PROGRESO"
Especial para Enernews/ Mining Press
Recuerdo que en tiempos del secundario o la universidad, el humo de las chimeneas era símbolo de trabajo y progreso. La industria, el transporte y los servicios precisaban del movimiento para generar empleo y ello era uno de los indicadores del progreso de una nación.
El mundo cambió, como lo ha hecho siempre pero creo que hoy hemos entrado en un peligroso maniqueísmo de modelos y paradigmas, una inconducente lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, supuestamente entre los dueños del bien y del mal. Es probable que la nueva generación de medios digitales nos haya transformados en responsables y corresponsales de nuestra propia información y opinión sobre las cosas, con capacidades impensadas para diseminarlas.
Pero se ha perdido la voluntad de debatir con método y rigor los extremos destructivos de las posiciones maniqueas.
Es cierto, está en juego un mejor futuro para el planeta pero ello no es incompatible con el trabajo, el progreso y por sobre todo la dignidad de generaciones y comunidades a las cuales se las puede condenar a seguir atrasadas y dependientes de favores políticos o la caridad a control remoto. Se hace necesario articular urgentes mecanismos de diálogo serio, fundamentado y no fundamentalista, desde todas las partes.
No es fácil pero no se puede declamar democracia sin practicarla, sin dialogar en serio y con actitud seria.
La moderna minería no escapa a este desafío de los tiempos presentes y futuros; se hace imprescindible gestar un encuentro serio de legisladores y científicos, de economistas y gobernantes, de personas que entiendan y justifiquen lo que hablan sobre beneficios, daño, regalías, responsabilidad y otras cuestiones mayores.
Estos encuentros y tareas para esclarecer se hacen imperativos para evitar dialéctica malintencionada, verdades a medias o efectismos. Educar al soberano, para movernos hacia una Argentina más y mejor productora, no es hablar al otro sino la capacidad de cada uno para hacer introspectiva, antes de dictaminar perspectivas y para ello hay un sólo “método”, término que bien se define como “procedimiento que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y enseñarla”.
No se puede seguir en una cuestión de adjetivos calificativos o gritos e inventos, se precisa ciencia, análisis, datos y por sobre todo, la búsqueda de ese demorado equilibrio entre el impacto que hay en todo lo que hacemos y la dignidad de personas que no dejamos progresar. Terminemos con los monólogos del “yo lo sé todo” y “vos no haces nada bien” que conspiran contra una nación productora, lo que hoy no es poco ni puede esperar.
El ejemplo del corte en el puente de Gualeguaychú habla a las claras de los peligros para el progreso; la negación del método, de las pruebas de no contaminación y de los estrados mundiales resultan en una posición inaceptable: todos pierden, todos perdemos.