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LAPEÑA: HACIA LA DEPENDENCIA ENERGÉTICA
04/05/2009

“Sólo quedan reservas de petróleo y gas para siete años en la Argentina”

La República, San Luis
Jorge Lapeña, presidente del Instituto General Mosconi, es uno de los ex secretarios de energía que alertan sobre los problemas de abastecimiento que sufrirá el país. Estuvo en San Luis para brindar una conferencia en la Universidad de La Punta. Habló en exclusiva con El Diario de la República.

“Vamos a ser un país dependiente en materia energética”, advierte Jorge Lapeña, uno de los ocho ex secretarios de energía de la Argentina que acaban de elaborar un documento técnico que intranquiliza. Según los especialistas, se agranda la sombra de una crisis de abastecimiento.
¿Podría ser tan grave? “Quedan reservas de petróleo y gas para siete años, ocho como máximo”, asegura Lapeña, funcionario de Raúl Alfonsín entre 1986 y 1988, ex titular de YPF, especialista en asuntos de energía y presidente del Instituto General Mosconi.
Una de las claves es que no aparecen nuevos yacimientos. En el informe de los ex secretarios de energía se aportan cifras sobre el peligro en ciernes: los hidrocarburos (petróleo, gas) representan el 90% del total de la energía primaria que se consume en el país. Pero la producción de crudo cayó 25% desde 1998 y ese proceso no se revierte, pese a que entonces el valor del barril era de 12 dólares y el promedio del año pasado fue 94 dólares. Lo que termina por llevar al camino de la importación.
Pero si el futuro asoma oscuro, el pasado también. El martes pasado, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, una orden del decano Carlos Rosito desbarató la presentación del documento en el Salón del Consejo Directivo de esa sede. Explicó que su contenido tenía “connotaciones políticas”. La prohibición fue noticia en casi todos los diarios porteños.
Cuestión de agenda, dos días después Lapeña disertó en la Universidad de La Punta, en San Luis. En su paso por la Provincia, habló en exclusiva con El Diario de la República.

Les cerraron una puerta en la UBA ¿Qué fue lo que pasó?

Al final lo que pasó es que el hecho de no haber podido presentar el documento le dio una trascendencia mayor. Quizás iba a tener una difusión circunscripta a ámbitos más bien técnicos. Pero que esta prohibición no haya sido por una razón administrativa sino por su contenido generó una reacción inmediata en la sociedad que se interesó, entonces, por ese contenido. La pregunta que quedó flotando es por qué una universidad que tiene 200 años de tradición, que siempre ha sido un refugio de libre pensamiento, prohibió un acto para congelar un pensamiento crítico.

Ustedes ya le habían presentado el informe a la presidenta Cristina Kirchner

Fue lo primero que hicimos. Lo llevamos el 13 de marzo. Y ese es el otro tema: el gobierno tomó al documento como una crítica. El ministro Julio De Vido salió con los tapones de punta a cuestionar a los firmantes. Es decir a matar al mensajero, a buscar en el pasado de gestión de los firmantes. Todos hemos sido secretarios de energía y seguro hemos cometidos errores, pero la actitud fue matar al mensajero antes que discutir.

¿Qué tan mal vamos en materia energética y qué puede pasar en los próximos cinco años?

Vamos a decirlo de esta forma: en la Argentina la ecuación energética es que el 90% de lo que se consume es petróleo y gas. El resto son otras energías como la nuclear, la hidroeléctrica, la leña. Argentina en esta materia productiva está en la mayor caída de toda la historia, que tiene más de cien años. La producción petrolera cae a razón de 3% anual. Es 25% más baja que en 1998 .

¿Qué puede pasar con el gas natural?

La producción gasífera también viene en baja desde 2004. Esto es gravísimo porque es el hidrocarburo más importante. El 50% de todo lo que consumimos es gas y si tenemos un sistema de demanda creciente y una producción decreciente es fácil ver que la perdida de autoabastecimiento se hace inmediata. Importamos gas, importamos gasoil…

¿Ya somos un país dependiente en materia energética?

Somos dependientes, pero el problema es que uno podría decir: lo soy en un 10% . Pero vamos perdiendo el autoabastecimiento en un país que tiene recursos. Es una noticia lamentable. Uno se plantea qué posibilidad hay de que esto se revierta, porque no son productos renovables. Para aumentar la producción tenemos que descubrir nuevos yacimientos de gas y petróleo. Y en eso estamos mucho peor que cuando el sector era manejado por el Estado.

¿Qué soluciones proponen?

Nosotros vemos que este gobierno, que viene desde el 2003, manejó la situación con impericia. No hubo manos o mentes expertas que manejaran este sector para que volvieran las inversiones. Se manejó todo en estado de emergencia permanente, se congelaron las tarifas y no se cumplieron las leyes. Es un penta problema, como decimos en el documento. Técnico, económico, institucional, tarifario y político. Entonces los actores no le creen a quien dirige, no creen en el discurso de negación de la crisis. Esto es lo que hay que cambiar.

¿Debería volver al Estado la explotación petrolera?

Sería bueno que volviera al Estado. Yo propuse hace un año en el Congreso Nacional si no era conveniente usar parte de los U$S50 mil millones que teníamos de reserva en comprar una parte importante de YPF, que nos asegurara el control del paquete accionario mayoritario. Hoy cualquiera podría decir que no es una forma práctica, habida cuenta que la Argentina está perdiendo divisas. Pero hace una año no era así. Se dejó pasar esa oportunidad. Y en el documento planteamos la necesidad de eliminar Enarsa (la empresa estatal que creó el kirchnerismo para explorar nuevos yacimientos) porque es ineficiente o sirve para muy poco y está sospechada de corrupción. En su lugar deberíamos crear una agencia nacional de petróleo a imagen y semejanza de Brasil.

Pero este año puede ser diferente porque la crisis afecta la producción y habrá menos demanda energética

Esa es una buena referencia. Este año es una desgracia, porque se paró la velocidad del crecimiento que traíamos. Por lo tanto es posible que tengamos un invierno con menos problemas que el anterior. Si se siembran 65 millones de toneladas de granos en lugar de 100 millones, es posible que ahora haya menos protestas porque falta gasoil. Entonces tenemos dos actitudes: una es decir “qué suerte que tenemos esta desgracia” para que nadie se dé cuenta de los problemas que tenemos. Otra es decir “voy aprovechar este respiro que tengo por la crisis mundial y me decido a dar el paso en la dirección correcta”.

Usted fue funcionario de Alfonsín. Eran épocas distintas, pero si comparamos ¿no estamos mejor?

Estamos peor, sin dudas.

¿Qué pudo hacer usted por el país en materia energética durante su función?

Estamos hablando de historia, ya que es un período bastante lejano. Pero estoy muy satisfecho por lo que se hizo. Diría tres cosas importantes: primero, el plan energético 1986-2000. Fue el único y el último plan energético que hubo en la Argentina. Segundo, hicimos lo que Federico Storani llamó la revolución gasífera, porque construimos la más grande red de gasoductos que se recuerde en la Argentina. Tercero, hicimos y continuamos una tradición exitosa de construcción de obras hidroeléctricas.

Pero había problemas de electricidad

Hubo dificultades. Tuvimos apagones importantes al fin del período, que sin embargo no eran estructurales. Después desaparecieron, lo que quiere decir que eran más bien consecuencia de coyunturas que el sistema no pudo superar. Como todo individuo que tiene una enfermedad que después sana y todo sigue bien.


“Sólo quedan reservas de petróleo y gas para siete años en la Argentina”
La República, San Luis
Escrito por Marcelo Alcaraz
Jorge Lapeña, presidente del Instituto General Mosconi, es uno de los ex secretarios de energía que alertan sobre los problemas de abastecimiento que sufrirá el país. Estuvo en San Luis para brindar una conferencia en la Universidad de La Punta. Habló en exclusiva con El Diario de la República.

“Vamos a ser un país dependiente en materia energética”, advierte Jorge Lapeña, uno de los ocho ex secretarios de energía de la Argentina que acaban de elaborar un documento técnico que intranquiliza. Según los especialistas, se agranda la sombra de una crisis de abastecimiento.
¿Podría ser tan grave? “Quedan reservas de petróleo y gas para siete años, ocho como máximo”, asegura Lapeña, funcionario de Raúl Alfonsín entre 1986 y 1988, ex titular de YPF, especialista en asuntos de energía y presidente del Instituto General Mosconi.

Una de las claves es que no aparecen nuevos yacimientos. En el informe de los ex secretarios de energía se aportan cifras sobre el peligro en ciernes: los hidrocarburos (petróleo, gas) representan el 90% del total de la energía primaria que se consume en el país. Pero la producción de crudo cayó 25% desde 1998 y ese proceso no se revierte, pese a que entonces el valor del barril era de 12 dólares y el promedio del año pasado fue 94 dólares. Lo que termina por llevar al camino de la importación.

Pero si el futuro asoma oscuro, el pasado también. El martes pasado, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, una orden del decano Carlos Rosito desbarató la presentación del documento en el Salón del Consejo Directivo de esa sede. Explicó que su contenido tenía “connotaciones políticas”. La prohibición fue noticia en casi todos los diarios porteños.

Cuestión de agenda, dos días después Lapeña disertó en la Universidad de La Punta, en San Luis. En su paso por la Provincia, habló en exclusiva con El Diario de la República.

Les cerraron una puerta en la UBA ¿Qué fue lo que pasó?

Al final lo que pasó es que el hecho de no haber podido presentar el documento le dio una trascendencia mayor. Quizás iba a tener una difusión circunscripta a ámbitos más bien técnicos. Pero que esta prohibición no haya sido por una razón administrativa sino por su contenido generó una reacción inmediata en la sociedad que se interesó, entonces, por ese contenido. La pregunta que quedó flotando es por qué una universidad que tiene 200 años de tradición, que siempre ha sido un refugio de libre pensamiento, prohibió un acto para congelar un pensamiento crítico.

Ustedes ya le habían presentado el informe a la presidenta Cristina Kirchner

Fue lo primero que hicimos. Lo llevamos el 13 de marzo. Y ese es el otro tema: el gobierno tomó al documento como una crítica. El ministro Julio De Vido salió con los tapones de punta a cuestionar a los firmantes. Es decir a matar al mensajero, a buscar en el pasado de gestión de los firmantes. Todos hemos sido secretarios de energía y seguro hemos cometidos errores, pero la actitud fue matar al mensajero antes que discutir.

¿Qué tan mal vamos en materia energética y qué puede pasar en los próximos cinco años?

Vamos a decirlo de esta forma: en la Argentina la ecuación energética es que el 90% de lo que se consume es petróleo y gas. El resto son otras energías como la nuclear, la hidroeléctrica, la leña. Argentina en esta materia productiva está en la mayor caída de toda la historia, que tiene más de cien años. La producción petrolera cae a razón de 3% anual. Es 25% más baja que en 1998 .

¿Qué puede pasar con el gas natural?

La producción gasífera también viene en baja desde 2004. Esto es gravísimo porque es el hidrocarburo más importante. El 50% de todo lo que consumimos es gas y si tenemos un sistema de demanda creciente y una producción decreciente es fácil ver que la perdida de autoabastecimiento se hace inmediata. Importamos gas, importamos gasoil…

¿Ya somos un país dependiente en materia energética?

Somos dependientes, pero el problema es que uno podría decir: lo soy en un 10% . Pero vamos perdiendo el autoabastecimiento en un país que tiene recursos. Es una noticia lamentable. Uno se plantea qué posibilidad hay de que esto se revierta, porque no son productos renovables. Para aumentar la producción tenemos que descubrir nuevos yacimientos de gas y petróleo. Y en eso estamos mucho peor que cuando el sector era manejado por el Estado.

¿Qué soluciones proponen?

Nosotros vemos que este gobierno, que viene desde el 2003, manejó la situación con impericia. No hubo manos o mentes expertas que manejaran este sector para que volvieran las inversiones. Se manejó todo en estado de emergencia permanente, se congelaron las tarifas y no se cumplieron las leyes. Es un penta problema, como decimos en el documento. Técnico, económico, institucional, tarifario y político. Entonces los actores no le creen a quien dirige, no creen en el discurso de negación de la crisis. Esto es lo que hay que cambiar.

¿Debería volver al Estado la explotación petrolera?

Sería bueno que volviera al Estado. Yo propuse hace un año en el Congreso Nacional si no era conveniente usar parte de los U$S50 mil millones que teníamos de reserva en comprar una parte importante de YPF, que nos asegurara el control del paquete accionario mayoritario. Hoy cualquiera podría decir que no es una forma práctica, habida cuenta que la Argentina está perdiendo divisas. Pero hace una año no era así. Se dejó pasar esa oportunidad. Y en el documento planteamos la necesidad de eliminar Enarsa (la empresa estatal que creó el kirchnerismo para explorar nuevos yacimientos) porque es ineficiente o sirve para muy poco y está sospechada de corrupción. En su lugar deberíamos crear una agencia nacional de petróleo a imagen y semejanza de Brasil.

Pero este año puede ser diferente porque la crisis afecta la producción y habrá menos demanda energética

Esa es una buena referencia. Este año es una desgracia, porque se paró la velocidad del crecimiento que traíamos. Por lo tanto es posible que tengamos un invierno con menos problemas que el anterior. Si se siembran 65 millones de toneladas de granos en lugar de 100 millones, es posible que ahora haya menos protestas porque falta gasoil. Entonces tenemos dos actitudes: una es decir “qué suerte que tenemos esta desgracia” para que nadie se dé cuenta de los problemas que tenemos. Otra es decir “voy aprovechar este respiro que tengo por la crisis mundial y me decido a dar el paso en la dirección correcta”.

Usted fue funcionario de Alfonsín. Eran épocas distintas, pero si comparamos ¿no estamos mejor?

Estamos peor, sin dudas.

¿Qué pudo hacer usted por el país en materia energética durante su función?

Estamos hablando de historia, ya que es un período bastante lejano. Pero estoy muy satisfecho por lo que se hizo. Diría tres cosas importantes: primero, el plan energético 1986-2000. Fue el único y el último plan energético que hubo en la Argentina. Segundo, hicimos lo que Federico Storani llamó la revolución gasífera, porque construimos la más grande red de gasoductos que se recuerde en la Argentina. Tercero, hicimos y continuamos una tradición exitosa de construcción de obras hidroeléctricas.

Pero había problemas de electricidad
Hubo dificultades. Tuvimos apagones importantes al fin del período, que sin embargo no eran estructurales. Después desaparecieron, lo que quiere decir que eran más bien consecuencia de coyunturas que el sistema no pudo superar. Como todo individuo que tiene una enfermedad que después sana y todo sigue bien.

Crítico informe sobre energía (Edotorial)
Diario de Cuyo, San Juan
La presentación de un duro informe sobre la situación energética del país derivó en una fuerte polémica ya que su presentación fue suspendida en el ámbito previsto originalmente, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Pese a la cancelación, los ocho ex secretarios de Energía de la Nación que elaboraron el informe, lo presentaron en el Instituto General Mosconi. Daniel Montamat, Alieto Guadagni, Enrique Devoto, Julio César Aráoz, Jorge Lapeña, Emilio Apud, Roberto Echarte y Raúl Olocco, advirtieron, entre otros puntos, que hay "serios problemas estructurales sin soluciones a la vista" y pocas inversiones. La iniciativa de elaborar este informe nació en diciembre pasado, cuando varios ex secretarios del área se encontraron en un seminario del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI). Al ver que existían coincidencias en los diagnósticos, los analistas decidieron elaborar un trabajo conjunto y convocar a los 14 secretarios de Energía de la democracia. Algunos prefirieron no estar, pero ocho decidieron preparar el estudio.

Señala que se perforaron 103 pozos exploratorios en 1988; 75 en 1998 y sólo 54, el año pasado, según la Secretaría de Energía. En 1998 los precios promedio del barril de petróleo para los crudos de la canasta de la OPEP eran 12 dólares; muy inferiores al promedio de 94 dólares el barril del año último, lo que revela que la Argentina no aprovechó el período de precios altos de crudo para realizar inversiones exploratorias en su territorio. Se agrega, además, que el país se encamina a la pérdida de autoabastecimiento energético y se refiere después específicamente al sector eléctrico: "Ha demostrado tener serias dificultades para ampliar la oferta en nueva generación; el sector privado no cuenta en la situación actual con las condiciones mínimas para invertir; y el Estado, cuando lo hace -a través de Enarsa por ejemplo-, actúa en forma no planificada y recurriendo las más de las veces a costosas soluciones de urgencia".

Es de lamentar que un informe técnico, no político, preparado por especialistas en el tema y de signos dispares que analiza la situación actual y hace una propuesta a futuro, en vez de ser aceptado y estudiado, haya sido descalificado de entrada. Los gobernantes y quienes colaboran en la gestión ejecutiva debieran distinguirse por la escucha atenta de los planteos que la ciudadanía realiza en bien y por la grandeza del país.

El original del documento fue presentado a la Presidenta de la Nación con un pedido de audiencia que nunca fue respondido.

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