El final de la heterodoxia
La Nación, Buenos Aires (www.lanacion.com)
Por Jorge Oviedo
La presidenta Cristina Kirchner volvió al que fue su discurso en los 90 y dijo que las devaluaciones conducen a la inflación. Terminó el discurso del tipo de cambio nominal alto y competitivo porque la inflación, parece, será la prioridad. Hasta ayer desde la Casa Rosada se negaba su existencia. La Argentina no tendrá sobresaltos económicos porque ha estado aislada del hoy turbulento mundo financiero, dijo la Presidenta. Pero, por las dudas y para tratar de frenar una eventual corrida, prometió no devaluar para reforzar la posición fiscal. No hay un déficit fiscal que haya que financiar con fondos del exterior. Pero la fortaleza se basa en el superávit comercial. Los precios en baja de las materias primas no son una buena noticia, ni tampoco el modo como se piensa afrontar la sequía financiera para el país.
Por un lado, los bienes exportables que generan la mayor parte de los ingresos de la balanza comercial han perdido valor de manera sostenida en los últimos meses. Están igualmente en niveles altos. Pero tanto a los exportadores como al Gobierno, que cobra impuestos por las ventas al exterior, les rinden menos. Y los costos han continuado en alza. Con precios declinantes quienes venden al extranjero no están apurados por adquirir las materias primas y sólo lo hacen cuando tienen que cumplir con un embarque.
Los países importadores de alimentos que anticipaban compras y empujaban los precios están comenzando a cambiar de actitud. ¿Cuándo el campo argentino comienza a presionar por una disminución de las retenciones? Es una cuestión de tiempo, aunque tal vez de un poco más de tiempo del que se pensaba hace poco.
Las mediciones privadas más serias muestran que el aumento de precios internos se modera. Si llegó a marcar dos por ciento mensual hace poco, ahora está más cerca del uno. "Es una buena noticia, aunque continúa alto", señaló un empresario. De un ritmo cercano al 30% anual, la inflación estaría descendiendo a alrededor del 20%.
El año próximo el Gobierno piensa pagar vencimientos con sobrantes de caja. "Serán menos obras públicas y más atrasos en los pagos. Para las empresas del sector es un desastre; habrá que ver cómo compatibilizan ese ajuste con las necesidades de la campaña electoral", dijo otro hombre de empresas. Todos esperan un crecimiento menor. La Presidenta prometió no devaluar para volver a crecer a tasas chinas.
