IAPG ENCABEZADOPAN AMERICAN ENERGY (CABECERA
WEGTGN
SECCO ENCABEZADOALEPH ENERGY ENCABEZADO
KNIGHT PIÉSOLD ENCABEZADO
SACDE ENCABEZADOINFA ENCABEZADO
RUCAPANELMETSO CABECERA
Induser ENCABEZADOSAXUM ENGINEERED SOLUTIONS ENCABEZADO
GSB CABECERA ROTATIVOFERMA ENCABEZADO
METROGAS monoxidoMilicic ENCABEZADO
PIPE GROUP ENCABEZADGRUPO LEIVA
cgc encabezadoGenneia ENCABEZADO
EMERGENCIAS ENCABEZDOPWC ENCABEZADO ENER
WIRING ENCABEZADOWICHI TOLEDO ENCABEZADO
OLADE ENCABEZADOCRISTIAN COACH ENCABEZADOCINTER ENCABEZADO
NATURGY (GAS NATURAL FENOSA) encabezado
OMBU CONFECATSERVICIOS VIALES ENCABEZADO ENER
Mercados
CRISIS FINANCIERA: OPINAN SAMUELSON, SOROS, STIGLITZ, STEPHANOPOULOS, COHEN, MASKIN
22/09/2008


Eric Maskin: "La crisis global originada en Estados Unidos demuestra que el mercado necesita regulación"
La Nación, Buenos Aires (www.lanacion.com)

Por Martín Kanenguiser
El premio Nobel de Economía 2007 Eric Maskin sostuvo que esta crisis surgida en Estados Unidos, que puso en jaque a los inversores en todo el mundo, demuestra que los mercados financieros necesitan mayor regulación, aunque negó que sea una prueba de que el capitalismo ya no funcione.

En diálogo telefónico con LA NACION desde su oficina en la Universidad de Princeton en Estados Unidos, Maskin afirmó que "es prematuro" comparar esta crisis con la Depresión surgida del crack de 1929 y justificó la intervención del gobierno norteamericano para salvar algunos bancos por el efecto nocivo de una quiebra bancaria sobre el resto de la economía.
Maskin -que ganó el premio con Leonyd Hurwicz y Roger Myerson- aportó un elemento clave para el análisis de Hurwicz: la teoría de la implementación, que permite diseñar un mecanismo para que todos los resultados posibles sean óptimos, aunque sin perder la noción de las proporciones.

El prestigioso economista, crítico de dejar que "la mano invisible del mercado" conceptualizada por Adam Smith en el Siglo XVIII, guíe ahora a los mercados, estará a principios del mes próximo en Buenos Aires.

-¿Qué clase de crisis es ésta?
-No soy un pronosticador y quien quiera serlo en el medio de esta crisis pretenderá saber más de lo que sabe. Sí sabemos que lo que empezó como un problema en una parte del mercado inmobiliario, escaló hasta poner hasta en riesgo el sistema financiero y por eso vemos la intervención de la Reserva Federal y del Tesoro.

-¿Fue correcta esta intervención?
-Es difícil juzgarla todavía porque es muy reciente, pero las cosas que se hicieron en el último año parecen tener sentido.

-¿Demuestra esta crisis más que otras anteriores que la mano invisible del mercado no alcanza para que el sistema financiero funcione bien?
-No estoy seguro de que esta crisis muestre esa idea más que las anteriores. Creo que ya sabíamos de crisis previas, sobre todo en los mercados financieros, que la mano invisible del mercado, no alcanzaba. En todo caso, esto lo confirma y no sabemos si esta es peor que otras; no tenemos nada para decir que esto se parezca a la Gran Depresión de 1930.

-¿Entonces es prematuro compararla con esa crisis?
-Si. Además, creo que en ese momento se cometieron errores que ahora no se cometerán. En ese momento se subieron las tasas en un momento incorrecto. Ben Bernanke es un gran estudioso de ese período y sabe lo dañino que fue ese error.

-¿No fue un error también crear instrumentos financieros de alto riesgo que se vendieron entre inversores no sofisticados?
-Claramente parece haber un problema con gente comprando instrumentos que no conocía demasiado. Una leccion que nos deja esta crisis no es prohibir su venta, sino insistir en brindar mayor transparencia respecto de los riesgos que se toman.

-¿La economía norteamericana está en una recesión?
-Hablé en estos días con un miembro del Comité asesor económico de la presidencia (NBR) y tengo la impresión por lo que me dijo de que estamos en una recesión genuina. No se sabe cuánto durará, pero ya es una recesión.

-¿Los gobiernos deberían tener más herramientas que mover las tasas de interés o brindar liquidez para combatir la crisis?
-Hay mas instrumentos de los que se dan a conocer habitualmente, pero de hecho hacen más. Por ejemplo, es muy importante el manejo del nivel de encajes de los bancos por parte de los bancos centrales.

-¿Aún así se requiere una mayor regulación de los mercados?
-Si porque esta crisis pone en duda la transparencia de los mercados financieros. Y hubiera sido útil tener regulaciones respecto de las hipotecas subprime, para que no generaran el problema que provocaron. Más regulaciones permitirán protegernos de un problema parecido a este, aunque por supuesto siempre una crisis es diferente a la anterior, por lo cual no quiere decir que puedan frenar otras crisis en el futuro.

-Hay miembros de la Reserva Federal que creían que a mayor intervención, mayor distorsión en la economía...
-Hay un equilibrio que debe cuidarse. Los mercados financieros tienen una gran externalidad: si yo estoy dando un crédito y dejo de hacerlo, las consecuencias no serán sólo para el que deja de recibir el dinero, sino que puede crearle dificultades a otros sectores de la economía, lo cual podría justificar los rescates realizados en el último año. Pero por otro lado, estos rescates crean un problema de "riesgo moral" que debe ser tomado en cuenta (para que los inversores no crean que siempre serán rescatados). Por supuesto que esto genera distorsiones, pero los mercados financieros nunca pueden funcionar solos.

-¿Esta es una crisis terminal del capitalismo, como señalan sus críticos?
-No. No creo que esto demuestre que el capitalismo como cualquier otro sistema no funciona siempre a la perfección.

-¿El gobierno de Estados Unidos no está haciendo todo lo contrario de lo que dijo siempre a los países emergentes al rescatar a las entidades del sistema financiero?
-No estoy a favor de decir una cosa y otra; los gobiernos deben ser honestos en lo que dicen, pero si hay una emergencia, hay que hacer lo que uno crea conveniente. Solo porque uno no anticipó un problema, eso no justifica que un rescate no se haga.

-¿Cuál es la línea que justifica intervenir en casos como el de Bear Stearns y no en el de Lehman Brothers?
-Hay que saber mas sobre esos casos particulares antes de juzgarlos. Obviamente alguna línea debe ser trazada. De acuerdo a lo que leí en los diarios, los inversores de Lehman supieron durante mucho tiempo que estaban en problemas y pudieron optar por salir de la empresa antes de que colapsara, por lo cual no era tan importante actuar como en el caso de Bear Stearns, donde la gente fue tomada por sorpresa.

-¿Cree justo culpar al ex presidente de la Fed Alan Greenspan por esta burbuja, cuando antes se lo endiosó?
- Así como creía que su reputación era demasiado alta antes, ahora es injustamente baja. De todos modos él tiene parte de la culpa porque podría haber aplicado alguna regulación que evitara esta crisis.

-¿Y qué opina del rol de las agencias calificadoras de crédito?
-También hubo una falla en este caso, en parte porque no hubo incentivos suficientes para que hicieran bien su trabajo. Por lo tanto, tal vez sea positivo cambiar el sistema para que las agencias sean evaluadas de acuerdo a su rigurosidad. Sin incentivos, la gente no hace bien sus tareas.

-¿Cuáles son los cambios clave que se necesitan en la economía de EE.UU.?
-Habrá cambios clave sólo si gana Obama. Un problema clave son los déficit gemelos que tiene el país, porque no son sustentables. La otra cuestión es la alta dependencia del petróleo, que es mala por razones comerciales, geopolíticas y ambientales.

 

 
Paul A. Samuelson: "El capitalismo puro no alcanza"
iEco, Buenos Aires

www.ieco.com

No se puede contar con que los mercados por sí solos curen sus males, sostiene Samuelson. "Las subas y bajas de las tasas de interés aplicadas por la Fed para capear los vientos pueden decididamente acotar la volatilidad de la actividad real macro. 

PREMIO NOBEL DE ECONOMIA 1970

La humanidad es más avestruz que sabia lechuza. Hoy, tanto en la macroeconomía como en la geopolítica, los optimistas muy pronto piensan que ya se vienen los días mejores.

Pero la historia nos muestra que muchos éxitos temporarios se convirtieron en derrotas (tiempo atrás los EE.UU. y sus aliados "derrotaron" a los talibanes en Afganistán pero, como el ave fénix, una y otra vez resurgen. Y más atrás, en Vietnam, los presidentes Eisenhower, Nixon, Kennedy, Johnson y Nixon aprendieron graves lecciones.) Un patrón de ese tipo –éxitos transitorios seguidos de terribles derrotas– puede estar dándose con los derrumbes financieros mundiales de los años 2007-2008.

La Reserva Federal de los EE.UU. y otros bancos centrales se vieron obligados a actuar para dar fluidez al crédito. No lo hicieron para proteger de pérdidas a los bancos hipotecarios imprudentes ni para impedir que pierdan sus casas los tomadores de créditos imprudentes. Lo que ocurrió es que, recordando lo grave que fue el desplome de la economía mundialdurante la Gran Depresión de 1929-1939, los modernos actuaron rápido esta vez para resguardarse de los vientos adversos de la recesión.

Y cuando en 1998 el fondo de riesgo Long Term Capital Management recibió una ayuda orquestada por la Reserva Federal, la motivación fue mantener viva la prosperidad de la economía real de los años 1995-2000.

Los seguidores de quienes eran presidente y secretario del Tesoro de los Estados Unidos en 1929 –Herbert Hoover y Andrew Mellon– son contrarios a todo este tipo de rescates estatales alegando que alientan el "riesgo moral" – es decir, el aumento de inversiones de riesgo ante la perspectiva de obtener rescates no justificados.

Lecciones durables La mayoría de mis colegas de la macroeconomía son demasiado jóvenes para recordar la Gran Depresión. Por entonces estudiante en la conservadora Universidad de Chicago, yo la sentí intensamente dentro y fuera del aula. En ese tiempo aprendí algunas lecciones durables.

1. El capitalismo puro no puede evitar algunos ciclos económicos. Ni se puede contar con que los mercados, librados a sí mismos, curen sus problemas.

2. Los aumentos y reducciones de las tasas de interés de corto plazo hechas por la Fed como para "ir capeando el viento" pueden decididamente acotar la volatilidad de la actividad real macro. No es simple razonamiento académico. Desde 1989, los EE.UU. y el mundo hemos disfrutado algo así como una "Gran moderación", una morigeración de los altibajos de los ciclos económicos.

3. Sin embargo, en tiempos de conmoción profunda–1929-1933 ó 2007-2008–las modificaciones de la tasa meta de interés de corto plazo del banco central se tornan cada vez más impotentes. Las tasas a casi cero sólo alientan la acumulación y no el gasto de dinero.

4. Por último, en tiempos de graves shocks de oferta –como ahora y en los 70–cuando los precios del petróleo de la OPEP se cuadruplican de la mañana a la noche, mientras hay dificultades en el mundo con las cosechas y con los metales, y los precios de las materias primas se empinan en una burbuja, la economía sufre la maligna "estanflación": aumento de desempleo junto con inflación generalizada.

Lamentablemente, el mismo optimismo y pesimismo zigzagueante es endémico en la batalla entre las paridades del dólar estadounidense y las del euro el yen o el won. Hace un mes, la leve mejora de las exportaciones de los Estados Unidos, reactivó el nivel del dólar frente al euro y otras grandes monedas. Impresionante, tal vez, para especuladores rápidos con el gatillo; pero lo que se ve en el gráfico de largo plazo de los déficits de la balanza de pagos estadounidense sólo son oscilaciones dentro de una crónica tendencia alcista. Si esto le causa pesadillas a Warren Buffett, puede que las masas de norteamericanos que gastan más de la cuenta también tomen nota.

Si se nos hubiera dicho a los economistas en el 2007 lo mala que sería "la tormenta perfecta" de los mercados financieros que se concretó en el 2008, creo que racionalmente habríamos pronosticado una recesión mucho peor en los Estados Unidos y el mundo de la que hemos tenido hasta ahora. Eso es en alguna medida alentador.

¿Pero cuánto durará? No contenga la respiración. Temo que todavía debemos esperar debilidades macroeconómicas y que probablemente persistirán a lo largo del 2009. En el momento en que escribo esto (miércoles 16), llegan las noticias sobre la quiebra de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de los Estados Unidos.

Tengo que aprobar la decisión de no acudir en su rescate como se hizo con Bear Sterns. Cuando nadie vino al rescate de Merrill Lynch, la empresa minorista de brokers más grande de los Estados Unidos, el Bank of America la absorbió.

El anterior presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, admitió públicamente que esta "tormenta perfecta" de Wall Street es algo terrible que sucede "una vez en un siglo". Resulta extraño, entonces, que el comité monetario de la Reserva Federal no haya bajado algo su tasa de interés el martes.

Aun cuando esto sea sólo un pecado venial y no mortal, me parece que el gobernador Ben Bernanke no tuvo en cuenta que, sobre todo, la razón de ser de los bancos centrales es ser el prestamista de último recurso cuando una sociedad de mercado democrática es golpeada por graves calamidades. Espero que se demuestre que Bernanke tuvo razón y que soy yo el que se equivoca.


El mundo abandonó a EE.UU. a su suerte
La Nación, Buenos Aires (www.lanacion.com)

Por Roger Cohen
Del International Herald Tribune

- Esta semana, los líderes del mundo convergen en una golpeada Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, y el consejo que les doy es: "Piensen en Damien Hirst".

No es que espere que reflexionen sobre los gigantescos tanques con tiburones muertos, cebras y cerditos del artista inglés en el momento en que la economía estadounidense se nacionaliza a un costo de 700.000 millones de dólares (2000 dólares por cada persona del país) como consecuencia de un gigantesco sistema piramidal vinculado con las hipotecas.

Sucede que el mercado alcista de Hirst, en medio de la semana más convulsionada de los mercados financieros desde 1929, dice algo importante sobre la economía global y sobre la declinación de Estados Unidos. En el caso de que usted no se haya enterado, Hirst vendió 223 obras la semana pasada por un poco más de 200 millones de dólares, muy por encima de la estimación hecha por Sotheby s antes de la subasta.

Oliver Barker, el subastador, dijo que los principales compradores fueron los rusos. Sotheby s llevó un avance de la venta a Nueva Delhi, donde recibió una serie de ofertas presubasta. Jose Mugrabi, un galerista de Nueva York, le dijo a mi colega Carol Vogel que Hirst es el "artista global" que puede desafiar a las "economías locales".

Donde dice "economías locales", léase "economía estadounidense". Sí, amigos, el dinero está en otra parte. Los asiáticos ahorraron en vez de gastar. Sus consumidores están en mejor forma. Sus bancos están en mejor forma.

La China Investment Corp. (CIC), un fondo soberano de inversión, está sentada sobre 200.000 millones (y una participación del 9,9 por ciento en Morgan Stanley), mientras que el Banco Central de China maneja 1,8 billones en reservas.

¿Y qué hemos escuchado de los nuevos centros de riqueza y poder -China, la India, Brasil, Rusia, los estados del Golfo- sobre la agonía financiera de Estados Unidos durante la semana pasada?

Nada de nada. Cero. Bueno, no del todo. Cuando le preguntaron por la crisis, Luiz Inacio Lula da Silva, el presidente de Brasil, respondió: "¿Qué crisis? Vayan a preguntarle a Bush".

Gracias, Lula. Brasil está sentado sobre 208.000 millones de dólares de reservas propias, así que Lula probablemente diga que su indiferencia se justifica. Pero yo no lo creo.

¿Recuerdan la última crisis financiera de 1998? Con la economía rusa en caída libre, los funcionarios de Moscú vinieron corriendo al Tesoro de Estados Unidos para asegurarse el vital respaldo estadounidense para conseguir 17.000 millones en nuevos préstamos del FMI. Eso enderezó las cosas.
Riqueza y responsabilidad

El mundo ha cambiado en la última década. Se ha producido una importante transferencia de la riqueza fuera de Estados Unidos, un viraje que la mayoría de los estadounidenses aún no ha entendido. Pero no ha habido una transferencia de responsabilidad acorde. Las nuevas potencias galopan libremente como si aún fuera el siglo de Estados Unidos.

No lo es. Imaginen si Hu Jintao, el presidente chino, hubiera declarado la semana pasada: "China tiene profundo interés en la estabilidad de la economía estadounidense y del dólar. Estamos dispuestos a contribuir para que se produzca el esencial retorno de la confianza a los mercados financieros. Las conversaciones con el Tesoro de Estados Unidos están en marcha". O si tal vez los países BRIC (Brasil, Rusia, la India y China) hubieran hecho pública una declaración conjunta similar.

Seamos claros: éste es un problema estadounidense forjado por el genio estadounidense para los instrumentos financieros novedosos en una época en la que el mantra ha sido que el gobierno es mudo y que los mercados son inteligentes y los riesgos no existen. La responsabilidad de repararlo es primordialmente de Estados Unidos.

Pero los activos tóxicos respaldados por las hipotecas fueron impulsados también por bancos extranjeros. Y la decisión de poner 85.000 millones de dinero de los contribuyentes en el salvataje de AIG, el gigante de los seguros, se produjo después de que ministros de finanzas de varios países le pidieron a Henry Paulson, el secretario del Tesoro, que salvara a una empresa global.

El diputado Barney Frank, demócrata por Massachusetts y presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, me dijo: "Paulson dijo que recibía llamadas de ministros de finanzas de todo el mundo que le pedían que salvara a AIG. Bueno, debería haberle pedido a ellos que contribuyeran".

Frank tiene razón. "No creo que el Banco Central Europeo deba tener la libertad de gastar el dinero de la Reserva Federal sin poner nada", agregó.

Ya sé, uno cosecha lo que siembra. Nadie se muere por ayudar a la administración Bush. Los bancos centrales del mundo inyectaron miles de millones en una acción concertada destinada a estabilizar los mercados, pero Estados Unidos ha estado esencialmente solo. Ahora los bancos extranjeros con filiales en Estados Unidos querrán una tajada del salvataje de 700.000 millones. Eso no tiene sentido mientras la carga de este rescate no empiece a ser reflejo de la existencia de un mundo globalizado.

Le pregunté a Frank por qué Paulson y Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, no habían conseguido más apoyo extranjero. "Creo que se trata de un tema de orgullo perverso", me dijo. "No pedimos ayuda. Somos la figura paterna, grande y fuerte. Pero seamos realistas: ya no somos la potencia mundial dominante."

Ha llegado la hora de un traspaso de responsabilidad. Llamémoslo la prueba Hirst de la realidad. Si él puede vender ovejas en formol con cuernos de oro mientras Lehman va a la quiebra, tal vez ha llegado el momento en que todo el mundo ayude un poco cuando los estadounidenses están siendo esquilados.
Traducción: Mirta Rosenberg

 
Alan Greenspan: “Aún no hemos visto el final de toda esta historia”
Perfil, Buenos Aires (www.perfil.com.ar)

El legendario ex jefe de la Reserva Federal de los Estados Unidos (equivalente a nuestro Banco Central) muestra suma cautela a la hora de evaluar hasta dónde llegará el derrotero del terremoto financiero y económico que sacude, con espasmos hacia abajo y hacia arriba, al mundo. Greenspan, fiel a su pensamiento liberal, toma cierta distancia de los multimillonarios salvatajes, con el argumento de que hipotecan las posibilidades del despegue. Además, el financista George Soros y el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz también analizan lo que pasó y lo que puede pasar.

Por George Stephanopoulos*

—¿Debería el gobierno haber avanzado un paso más y ayudado a Lehman Brothers de la misma manera que lo hizo con Bear Stearns?
—Trataron de hacerlo de una forma diferente y la razón es obvia, a partir de lo que se vio como efecto del salvataje de Bear Stearns. Cuando Bear Stearns se desplomó, marcó una línea debajo de cuyo nivel de firma implicaba que nada que fuera mayor que esa firma sería capaz de obtener la asistencia federal. Ahora, si usted generaliza eso, queda muy en claro que ésa es una situación insostenible en los mercados financieros y en los mercados para ahorros e inversiones...

—El gobierno no puede poner un piso en ninguna de estas firmas.

—Claro, como no pueden hacer eso, lo que intentaron respecto de Lehman es tratar de encontrar un camino en el que no haya dinero del gobierno involucrado en este particular conjunto de negociaciones.

—No lograron hacerlo...

—No pudieron. Tuvieron que tomar una decisión clave, la liquidación. Esas son decisiones muy difíciles de tomar.

—¿Qué hubiera recomendado usted?

—No conozco en profundidad lo que estaba ocurriendo. Tendría que disponer de una información muy detallada sobre lo que consta en los balances de las firmas involucradas y qué repercusiones habría con cada solución en particular.

—Pero la pregunta es: ¿dónde traza usted la línea? A lo largo de su carrera, usted fue un defensor del libre mercado, pero en el último año hemos visto cómo el gobierno avanzaba en la ayuda de Bear Stearns, asumió Fannie Mae y Freddie Mac y encaró un salvataje sin antecedentes. Así que tengo dos preguntas: ¿dónde traza usted la línea? Y, quizás aún más importante: ¿cuánto puede empeorar esta situación?

—Antes que nada, convengamos en que este tipo de episodios sucede sólo una vez cada cincuenta años. Quizás, hasta sólo una vez en un siglo.

—¿Es la peor crisis que usted vio en toda su carrera?

—Oh, por supuesto, por mucho, es la peor crisis que he visto... No caben dudas de que se convirtió en lo más crítico que jamás vi. Y todavía no pudo ser resuelto y tampoco vimos el final de esta historia. De hecho, continuará actuando como una fuerza corrosiva sobre la economía americana hasta tanto los precios inmobiliarios en los Estados Unidos vuelvan a estabilizarse. Eso inducirá a una serie de medidas en todo el mundo que equilibrarán el sistema.

—¿Y usted cree que podremos ver un final a comienzos del próximo año?

—Eso espero. Yo siempre argumenté que no es necesario eliminar el exceso de viviendas en venta en el mercado para conseguir que los precios se estabilicen. Pero sí es necesario lograr una velocidad adecuada para liquidarlas de forma tal que se reestabilice la estructura del mercado. Y cuando eso suceda, la equidad volverá una vez más al mercado inmobiliario de los Estados Unidos.

—Con todo lo que hemos visto durante esta última semana, Lehman, AIG, la Mutual de Washington, Merryl Lynch... ¿Vamos a ver caer más de estas grandes instituciones financieras?

—Yo creo que sí, lo vamos a ver. Pero eso no debe ser necesariamente una preocupación. Todo depende en cómo sea manejado llegado el momento y cómo se realizan las liquidaciones. Y, por supuesto, no debemos tratar de proteger cada una de las instituciones. El orden natural del mercado financiero tiene ganadores y perdedores.

—Aun así, pareciera que ante cada caso que surgió en los últimos tiempos, el gobierno ha dicho que era necesario salir a su rescate.

—Eso es, básicamente, porque nunca vimos el grado de interconexión a escala mundial como el que tuvo lugar durante la última década. Por eso, todo esto es muy diferente a lo que experimentamos en años anteriores, cuando estábamos más distanciados a nivel mundial. A lo que apunto es a lo siguiente: cuando tuvo lugar el default de Rusia, se sintió un efecto contagio. Pero no fue del nivel global como el que actualmente existe, en gran parte porque los efectos de la globalización, que tan benéficos han sido para todo el mundo y que permitieron a cientos de millones de personas salir de la pobreza, todavía necesitan sobrellevar algunas correciones y eso es lo que estamos atestiguando.

—Conozco algunos analistas en Wall Street que siguen preocupados porque se produzca un cataclismo aún más terrible. Y una de las ideas que andan dando vueltas es que el poder de las operaciones al descubierto es realmente pernicioso, por lo que hubo quienes sugirieron que el gobierno debería tomar cartas en el asunto y suspender las ventas al descubierto en estas instituciones financieras hasta que se estabilice el mercado. ¿Usted piensa que es una buena idea?

—Es una pésima idea, porque lo que las ventas al descubierto le suman al sistema es una mirada mucho más realista sobre los valores. Porque, tengan presente, este tipo de operaciones, por su propia naturaleza, no son aquellas relacionadas con inversiones en una firma en particular. Si sólo se tienen inversores de firmas particulares en el mercado, se registrarán mucho más distorsiones que, a largo plazo, terminarán creando problemas mucho mayores que en el caso de permitir las ventas al descubierto. Esto, en cambio, mejora la liquidez del sistema, permite que se realicen correciones y que los precios puedan ser fijados porque es sólo en ese momento, cuando los precios se transparentan, que el mercado se estabiliza.

—Por lo que usted dice, ésa no sería una buena idea. Usted sugiere que salvar a Lehman Brothers podría haber sido necesario, aunque no dispone aún de la información necesaria para elaborar una opinión al respecto. ¿Cómo asimila que, al mismo tiempo que ocurren estas caídas, la industria automotriz salió a decir públicamente que necesita un préstamo de 25 mil millones de dólares de Washington para cumplir con los mandatos emanados desde la Casa Blanca. ¿Le parece una buena idea?

—No se me ocurre una lista mayor que la de aquellos que necesitan y ansían obtener ese tipo de ayuda del gobierno. Pero cuanto más se utilicen los fondos públicos para los salvatajes, cuanto más se use el dinero que forma parte de las reservas federales, más agotamos nuestros escasos ahorros y más minamos el crecimiento de la economía. En el último de los casos, si se aplica esta receta en gran escala, se corre el riesgo de estancar la economía. Y un estancamiento económico es un escenario muy peligroso para los demócratas, en caso de que ganaran.

—Para intentar explicar esto de un modo sencillo, imagino a un trabajador mecánico de Michigan o a un ejecutivo automotriz de Detroit diciendo: “Espere un momento, usted dice que está bien involucrarse y salvar a Bear Stearns. Todo este tipo de instituciones financieras siempre consigue toda la ayuda que necesitan cuando están en problemas. Pero a nosotros no nos toca nada...”.

—Creo que la explicación más simple es que hay un tipo de instituciones que son fundamentales para el funcionamiento correcto de los fondos y las transacciones en una economía que, en algunas contadas oportunidades, y esta sin duda es una de ellas, es preferible evitar que sean liquidadas de modo sumamente perjudicial, porque eso significa salvaguardar el sistema económico en su conjunto. Esto no significa que todos esos trabajadores mecánicos de los que usted habla sean menos necesarios para el funcionamiento de la economía, como todos los trabajadores. Pero se trata de un tipo de salvataje diferente. Esto no se trata de asistencia financiera, se trata de estabilizar el mercado.

—En otra entrevista que le hice en diciembre pasado, usted dijo que las chances de caer en una recesión eran del 50 por ciento. Hasta ahora eso no ha ocurrido. No vimos recesión este año. Yo sé que usted piensa que el mercado inmobiliario dará un vuelco en algún momento del próximo año. ¿Cuáles son las chances ciertas de que los Estados Unidos escapen a una recesión antes del próximo año?

—Bueno, yo creo que es poco probable. Lo increíble es lo bien que se ha desenvuelto la economía no financiera. Y el motivo, como dije muchas veces, es que atravesamos un período de tasas de intereses a largo plazo muy bajas, lo que permitió al sector corporativo y de negocios tomar responsabilidades a corto plazo y financiar pasivos a largo plazo a intereses bajos, lo que significaba que no necesitaban acudir al mercado por dinero todo el tiempo. El resultado es que pese a darse una grave crisis crediticia, sus consecuencias no afectaron los préstamos del sector no financiero, porque no necesitaban grandes sumas.Lo que básicamente ocurrió aquí es una situación donde la restricción crediticia está empezando a afectar los ingresos de estas compañías y estamos viendo a la economía de los Estados Unidos flaquear a la par de la del resto del mundo. Y hoy día, los Estados Unidos están actuando mejor que el resto del mundo.

—¿Entonces las chances de escapar a una recesión son mayores al 50 por ciento hoy?

—No, creo que son menores al 50 por ciento. No puedo creer que sea posible una crisis de esas que sólo ocurren una vez en el siglo sin ver un impacto significativo en la economía real a nivel mundial. Y eso es lo que creo que está ocurriendo en este momento. Aún así, hay algunos elementos positivos, como las bajas en el precio del petróleo, en el precio de los alimentos y en el nivel de inflación que, al menos en el corto plazo, serán suficientes para equilibrar esta situación. Estaría realmente encantado de ver que algo así ocurra. Pero no apostaría a eso.

 

 
Joseph Stiglitz: “Este es el final del fundamentalismo de mercado”
Perfil, Buenos Aires

www.perfil.com.ar

Tradicional crítico del funcionamiento del sistema financiero global, Stiglitz presume de no sentirse sorprendido del estallido. Hace expresa su coincidencia con Barack Obama respecto al estado desesperante de la economía norteamericana y carga contra John McCain. El gurú internacional de los Kirchner considera, además, que se abre ahora una gran oportunidad para hacer reformas que abran la puerta a una globalización más sostenible y sustentable.

Por Nathan Gardels

—Barack Obama dijo que ésta es la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión. John McCain, por su parte, dice que la economía está amenazada, pero fundamentalmente fuerte. ¿Quién tiene razón?
—Obama tiene una posición más cercana al mercado. Sí, EE.UU. tiene gente talentosa, grandes universidades y un sector de alta tecnología que es muy bueno. Pero los mercados financieros jugaron un rol muy importante, equivalente al 30% de las ganancias de las empresas en los últimos años. Los que hacen funcionar los mercados financieros cosecharon esos beneficios con el argumento de que estaban ayudando a manejar y controlar el riesgo y asignando el capital de modo eficiente, motivo por el cual dijeron que ellos “merecían” esos grandes réditos. El tiempo demostró que esto no era cierto. Manejaron todo mal. Ahora la situación se les dio vuelta y les pega directamente, y el resto de la economía pagará a medida que las ruedas del comercio empezarán a moverse con mayor lentitud a causa del aplastamiento del crédito. Ninguna economía moderna puede funcionar bien sin un sector financiero vibrante. Por eso, el diagnóstico que hace Obama sobre que nuestro sector financiero está en una situación desesperada es correcto. Y si está en esta situación desesperada, eso significa que nuestra economía también está en un situación de ese tipo, desesperada. Incluso si no estuviésemos mirando la agitación financiera, ya solamente al nivel doméstico, local, en la deuda nacional y federal tenemos un problema de grandes magnitudes. Estamos ahogándonos. Si nos fijamos en la desigualdad, que es la más grande desde la Gran Depresión de 1930, ahí vemos un problema de grandes dimensiones. Si miramos los salarios estancados, también ahí encontramos un gran problema. La mayor parte del crecimiento económico que hemos tenido en los últimos cinco años estuvo basado en la burbuja inmobiliaria, que ahora reventó. Y los frutos de ese crecimiento económico no fueron suficientemente distribuidos. En pocas palabras, los fundamentos no están fuertes.

—¿Cuál debería haber sido la política de respuesta al estallido de Wall Street?

—Claramente, lo que necesitamos es no sólo una nueva instancia de regulación, sino un rediseño de todo el sistema regulador. Durante su renuncia como jefe de la Reserva Federal en la que creció esta burbuja inmobiliaria e hipotecaria, Alan Greenspan tuvo todos los instrumentos a su disposición para frenar la crisis, pero falló. Después de todo, Greenspan fue elegido por Ronald Reagan debido a sus actitudes antirregulatorias. Paul Volcker, el anterior jefe de la Reserva Federal, conocido por su habilidad para mantener la inflación bajo control, fue despedido porque el gobierno de Reagan no creía que él fuese un desregulador adecuado. Por lo tanto, nuestro país ha sufrido las consecuencias de haber elegido como jefe regulador de la economía a alguien que no creía en la regulación. Entonces, antes que nada, para corregir el problema necesitamos líderes políticos y hacedores de políticas públicas que crean en la regulación. Más allá de eso, todos necesitamos poner en marcha un sistema nuevo que pueda sobrellevar la expansión de las financias y los instrumentos financieros que estén más allá de los bancos tradicionales. Por ejemplo, necesitamos regular los incentivos. Los bonos tienen que ser pagados en formato plurianual en lugar de en un año, que es un incentivo para la especulación o para el juego. Las opciones de compra de acciones incentivan los cálculos y las estimaciones deshonestos y deben ser frenadas. En pocas palabras, estamos construyendo incentivos para conductas deshonestas dentro del sistema y eso es lo que tenemos que frenar. También necesitamos “speed bumps”. Históricamente, cada crisis financiera estuvo asociada con una muy rápida expansión de tipos muy particulares de activos, desde los tulipanes (de Holanda, por el crecimiento de un país ligado sólo a un producto) hasta hipotecas. Si uno desalienta eso, es posible evitar que las burbujas queden fuera de control. El mundo no va a desaparecer si nosotros expandiéramos las hipotecas a un 10% por año en lugar de un 25%. Conocemos tan bien el patrón que deberíamos ser capaces de hacer algo para restringirlo. Después de todo, necesitamos una comisión financiera segura, del mismo modo que tenemos una para los consumidores de mercaderías. Los financistas estuvieron inventando productos que no estaban dirigidos a controlar el riesgo, sino a crear más riesgo. Por supuesto, creo firmemente en una mayor transparencia. Incluso, en términos de estándares reguladores, estos productos eran transparentes en un sentido técnico. Eran tan complejos que nadie podía entenderlos. Si cada cláusula o disposición en este tipo de contratos se hiciese pública, no habría incluido ninguna información útil sobre el riesgo para las personas mortales. Demasiada información no es información. En este sentido, aquellos llamados a convocatorias para una mayor apertura como la solución al problema no entendieron la información. Si usted está comprando un producto, usted quiere conocer sus riesgos, así de simple. Ese es el tema.

—Los títulos respaldados en hipotecas que están detrás de esta crisis se expandieron en todo el mundo quedando en manos de bancos o fondos soberanos en China, Japón, Europa y el Golfo. ¿Qué impacto tendrá la crisis sobre ellos?

—Eso es verdad. Las pérdidas de las instituciones financieras europeas por las hipotecas sub-prime (de baja calidad) fueron mayores que en los Estados Unidos. El hecho de que EE.UU. haya diversificado los títulos respaldados en hipotecas a tenedores de bonos en todo el mundo, gracias a la globalización de los mercados, hizo que en realidad se haya suavizado el impacto sobre los EE.UU. mismos. Si no hubiésemos expandido el riesgo a lo largo y a lo ancho de todo el mundo, el bajón económico norteamericano hubiese sido mucho peor. Algo que recién ahora se está entendiendo como consecuencia de esta crisis es que la información hace que la globalización sea asimétrica. En Europa, por ejemplo, se logró entender un poco más que los títulos de EE.UU. no son en definitiva recursos. Si el valor de la casa se vuelve menos que el valor del título, usted puede devolverle la llave al banco y simplemente irse. En Europa la casa es colateral, pero el prestador queda enganchado por el monto que prestó, no importa cuánto. Este es un peligro de la globalización: el conocimiento es local porque usted conoce mucho más sobre su propia sociedad que lo que los otros conocen.

—Entonces, ¿cuál es el impacto final del estallido en esta globalización guiada por el mercado?

—La agenda de la globalización ha estado muy estrechamente vinculada con los fundamentalistas de mercado, la ideología del libre mercado y la liberalización financiera. En esta crisis estamos viendo cómo quiebran y piden el socorro del Gobierno las instituciones más orientadas hacia el mercado y las economías más promercado. Todos en el mundo dirán ahora que éste es el final del fundamentalismo de mercado. En este sentido, la caída de Wall Street es para el fundamentalismo de mercado lo mismo que fue la caída del Muro de Berlín para el comunismo. Esto le dice al mundo que este tipo de organización económica demuestra que no es para nada sostenible. Al final, todos dicen que el modelo no funciona. Este momento es un indicio de que las proclamas de la liberalización del mercado financiero eran falsas. La hipocresía entre el modo en que el Tesoro de los EE.UU., el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial gestionaron la crisis asiática en 1997 y la forma en que esto fue manejado, no hizo más que destacar esta reacción intelectual. Ahora los asiáticos dicen: “Esperen un minuto. Ustedes nos dijeron que los imitásemos en Estados Unidos. Ustedes son el modelo. Si hubiésemos seguido su ejemplo, nosotros estaríamos hoy en el mismo lío. Deberían estar en condiciones de enfrentarlo. Nosotros no podemos”.

 

 
VITO TANZI:“Es inevitable que caigan las commodities”
Crítica, Buenos Aires

www.criticadigital.com.ar

MÍTICO EX FUNCIONARIO DEL FMI, Y LOS EFECTOS DEL TEMBLOR

El economista italiano Vito Tanzi, mítico referente sobre impuestos del FMI durante 25 años y antiguo jefe de los enviados del ente a Buenos Aires, asegura que la crisis mundial golpeará a la Argentina porque caerán los precios de los granos y cereales que exporta. Invitado al país por la Universidad de Córdoba, criticó a George W. Bush por “socializar las pérdidas” de los bancos. Pero en línea con la ortodoxia, en una entrevista con Crítica de la Argentina, también opinó que para frenar la inflación, el Gobierno debe “ajustar mucho más”.

–¿Cree que funcionará el salvataje de Bush?

–Puede funcionar en el corto plazo, pero no creo que sea definitivo. Las crisis financieras de este tamaño no terminan rápidamente.

–¿Qué opina del plan?

–No sé si estoy de acuerdo. No me gusta cuando se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.

–¿Había otra alternativa?

–Ése es el problema. Cuando hay un incendio, a veces hay que llamar a los bomberos aunque rompan toda la casa. Por ahora nadie sabe cuándo va a terminar esto. Pero lo seguro es que cuando se supere la crisis, Estados Unidos va a tener un problema serio de inflación. Están emitiendo una cantidad de dinero inimaginable para asistir a los bancos.

–¿Cómo puede golpear a la Argentina?

–El impacto se va a dar a través de la economía real, por vía de los precios de las commodities. Para mí es inevitable que caigan, aunque es difícil decir cuánto porque China e India van a seguir creciendo y demandando alimentos.

–¿Qué habría que hacer para frenar la inflación?

–El gasto público subió mucho. Un buen inicio es controlarlo.

–Pero el superávit fiscal es récord. ¿No alcanzó con el ajuste de la devaluación?

–Acá hay superávit, pero sólo antes del pago de intereses. Y además se basa en impuestos excepcionales. Hay que ajustar mucho más.

–El Fondo recomendó eso mismo durante toda la década pasada y la crisis de 2001 llegó igual. ¿No debería hacerse una autocrítica?

–Yo dejé el Fondo en 2000 para dedicarme a lo académico. Pero reconozco que hoy tiene problemas de legitimidad. Y también perdió a sus mejores técnicos cuando tuvo que ajustarse.

El efecto Tanzi en la Argentina

El efecto Olivera-Tanzi, llamado así por el italiano y por el célebre economista argentino Julio H. G. Olivera (que lo descubrieron por separado), postula que en momentos de alta inflación, el fisco pierde porque recauda plata que se desvaloriza antes de ser gastada.

Pero, según Vito Tanzi, eso ocurre recién “cuando la inflación llega al 10 o 20% mensual”. Con niveles como el nuestro, “la inflación hace subir la recaudación por lo que aportan los impuestos al consumo”. El caso paradigmático es el del IVA.

 
George Soros: “Todavía estamos dentro de la tormenta y me temo que no atravesamos lo peor”
Perfil, Buenos Aires (www.perfil.com.ar)
Para el archifamoso financista, los vaivenes no terminaron. También, al igual que Greenspan, es muy cauteloso respecto a si los salvatajes han sido convenientes. Opina que la especulación forma parte de la realidad de los mercados y que eso no necesariamente se traduce en una burbuja. Soros expresa su convencimiento de que la ingeniería financiera que vendrá será menos redituable, en comparación con los últimos veinticinco años.
Por Kirsty Wark
—¿Hasta dónde llegará esta crisis?
—La crisis está lejos de terminar. Me temo que aún no hemos atravesado lo peor. De alguna forma, todavía estamos dentro de la tormenta, en lugar de estar saliendo de ella. Precisamente ahora estamos pasando por un momento muy precario, porque la quiebra de Lehman Brothers arrastró al mercado financiero hacia una agitación pronunciada.

—¿Qué piensa que ocurrirá? ¿Más bancos quebrarán?

—Seguramente más bancos caerán, aunque no necesariamente de la misma talla y magnitud que Lehman Brothers. Pero en este momento, también grandes compañías internacionales de seguros, de corporaciones mundiales, están bajo presión. El tema es estar preparados y la pregunta es cuándo sucederá. En el caso británico, el mercado financiero es un sector importante de su economía. Por eso Inglaterra está siendo más golpeada por esta crisis financiera.

—¿Usted piensa que tanto la aseguradora American International Group (AIG) como Lehman debieron ser rescatadas?

—Todo depende de si el sistema financiero sobreviva o no. Si el sistema financiero logra sobrevivir, entonces haberlos dejado quebrar habrá sido la opción correcta. Si, en cambio, tenemos un estallido, entonces es obvio que ésa no era la mejor opción. Pero una cosa queda clara: no hay que dejar que el sistema colapse como lo hizo en 1930. No hay que poner en riesgo el dinero de los contribuyentes. Pero si es necesario, estoy seguro de que no van a dudar en hacerlo. Creo que la forma en que (el secretario estadounidense del Tesoro Henry) Paulson está manejando la situación es bastante similar a la forma en que los banqueros gestionaron aquel período.

—¿Qué responsabilidad cree que tuvo en todo esto la especulación?

—La especulación es una parte del mercado. Y así funcionan los mercados abiertos, según cuán extensos sean los límites de lo que les está permitido. Ahora, respecto de los efectos que puede causar la especulación, no siempre son beneficiosos. Por ejemplo, en el caso del petróleo estoy convencido de que la especulación exageró el crecimiento del precio de este recurso, como también ahora podría exagerar la declinación.

—¿Qué tipo de regulación debería aplicarse ahora?

—Bueno, ahora estamos en una crisis, midiendo el sistema, más allá del final que tenga todo esto. El tiempo lo dirá. Es muy común sentir compasión por la gente que pierde su trabajo, pero no sucede lo mismo con los bancos que quiebran.

—¿Este es el resultado de diez años de expansión financiera?

—Creo que el sistema financiero se sobrepasó. La ingeniería financiera creció demasiado y se extendió hacia todos los recursos del mundo. Ahora se está hundiendo, pero pienso que cuando sea nuevamente regulada será menos redituable que lo que ha sido en los últimos veinticinco años.

Vuelva a HOME

;